28 febrero, 2008

¿Hay una transicion en Cuba?

por Orlando Fondevila

Revuelo mediático. Convulsión neuronal de los gurús de la cubanología. Y también, cómo no, cierta dosis de morbo. Fidel Castro ha anunciado que no continuará oficialmente ejerciendo los más altos cargos –todos- del poder en Cuba. Lo de "oficialmente" es importante, porque su pesada y mortificante sombra continuará obstaculizando –mientras respire -la llegada de la luz de la libertad para los cubanos.

Lo siento, pero soy un aguafiestas. No pertenezco al bando de los ingenuos o ilusos que piensan que a partir de ahora todo va a cambiar en Cuba. Al menos no en lo inmediato. Es verdad que el pueblo cubano mayoritariamente desea que termine por fin la pesadilla que ha vivido por medio siglo y de la cual tiene ya absoluta conciencia. Es verdad que la situación política, económica y social del país es literalmente desastrosa. Pero también es verdad que la maquinaria del poder totalitario en Cuba sigue siendo poderosa. Y esa maquinaria cuenta con el gran daño antropológico, ético, que le ha producido con perversa eficacia a la nación. Y cuenta, pese a que muchos no lo quieran ver, con grandes apoyos y complicidades.

Fidel Castro y los segundones de su más cercano círculo de poder han diseñado una estrategia para salvar su poder totalitario. Han aprovechado los 20 meses de ausencia del dictador para ajustar los mecanismos de la sucesión. Han vendido convenientemente la idea de que Raúl Castro y otros "reformistas" dentro del régimen se encuentran preparados para hacer cambios. Incluso el propio vice- dictador vitalicio y ahora presunto sucesor hereditario ha hablado de la necesidad de reformas, aunque siempre refiriéndose a ellas de manera genérica, sin precisar cuáles. Han filtrado sagazmente la especie de que Raúl Castro y sus "reformistas" –fabulosos pragmáticos- son unos entusiastas del modelo chino. Aunque, eso sí, han sido claros, nunca renunciarán al poder totalitario y todo se hará para "perfeccionar" el socialismo. ¿Perfeccionar el infierno?

Sí, habrán reformas tipo modelo chino, pero en versión descafeinada, en versión castro- raulista. Sólo entreabrir la mano, porque saben que de abrirla plenamente se les acaba el invento. Lavado de cara sin jabón. Para ello cuentan con la ayuda del delirante manirroto venezolano, en el que sin embargo no confían del todo. Asimismo trabajan para conseguir la anuencia europea -¡ah, las inversiones! ¡qué vengan todos los que quieran invertir! España en primer lugar, el aval de Zapatero es indispensable. Mucho "diálogo crítico", alguna que otra declaración retórica y el regalito de algunos presos deportados a la Madre Patria. ¡Y que ganen los demócratas en Estados Unidos! ¡Y que se levante el embargo!

¿Liberar a los presos políticos sin destierro? ¿Permitir que los cubanos se asocien libremente en Partidos Políticos, Sindicatos, etc? ¿Cambio en las leyes represivas? ¿Elecciones libres? ¿LIBERTAD? De eso, ni hablar, eso no es para los cubanos.

Claro, que como dicen en Cuba, una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero. El juego ha comenzado. La dinámica que se abre conducirá a la postre a la libertad. Porque el atractivo y la fuerza de la libertad no podrán ser sofocados.

Fidel Castro está terminando. Su régimen terminará también. Pero no sin lucha.

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