26 febrero, 2008

Rajoy vence a Zapatero

Sin duda éste ha sido un buen debate. Lo ha sido porque ha reflejado las capacidades de cada uno de cara a la responsabilidad de gobierno. Y puede decirse con toda propiedad del dirigente del Partido Popular porque no es un neófito gobernando. Ya lo ha hecho y, como opositor a Zapatero, también demuestra más hechuras y más decencia

En España también están en juego los valores de Occidente

Brillante Rajoy. Todo un presidente. Con escaso margen de error, el primer debate televisivo entre el dirigente de la oposición de centro-derecha española y el socialista Zapatero, en el gobierno, lo ha ganado Mariano Rajoy.

El presidente socialista español estuvo más tenso en las formas, menos firme en el tono y más vulnerable en el fondo. Sus acuerdos con la banda terrorista ETA, su frivolidad en política exterior y su apelación constante a los subsidios estuvieron por debajo del discurso de su contrincante.

Y mientras Zapatero intentaba que las cifras económicas de los dos primeros años de legislatura le justificasen los efectos negativos de su gestión, Rajoy desgranaba con una sonrisa y con seriedad la propuesta del Partido Popular.

Presentó éste comparativas de gestión en vivienda en comunidades gobernadas por el PP y en las gobernadas por el PSOE, muy favorables en favor de aquellas. Precios, paro, desaceleración, déficit exterior y otros parámetros, en cifras oficiales, son un voto en contra del actual gobernante.

La política seguida en cuanto a ETA fue uno de los aspectos centrales del debate. En la deriva incoherente del gobierno socialista, que pactaba ya con ETA cuando, aún en la oposición, firmaba un pacto con el PP, Rajoy concretó la dualidad del presidente: ¿A qué Zapatero hay que creer?. Fulminante afirmación. El resumen que Rajoy hizo de la situación es, también claro.

En un medio televisivo es más creíble el mapa de la situación que deja a Zapatero sólo con el beneficio de las buenas intenciones en el diálogo con los terroristas que el que le coloca como reductor de una violencia que ya había sido lograda por los gobiernos de Aznar.

En política exterior no hay que dejar de la lado el impacto sufrido por el presidente cuando con claridad y fuerza moral Rajoy colocó a zapatero junto con Chávez y Fidel. Él, con Sarkozy y Ángela Merkel. Una vez dicho eso y tal y como lo dijo, la respuesta de Zapatero recordando su discusión con el gorila rojo en Santiago de Chile sonó a lamento.


Sin duda éste ha sido un buen debate. Lo ha sido porque ha reflejado las capacidades de cada uno de cara a la responsabilidad de gobierno. Y puede decirse con toda propiedad del dirigente del Partido Popular porque no es un neófito gobernando. Ya lo ha hecho y, como opositor a Zapatero, también demuestra más hechuras y más decencia.

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