¿Cómo es posible que un aliado de las FARC haya llegado a la Presidencia de Venezuela? Chávez es el verdadero sustituto de Raúl Reyes En un comunicado fechado el 2 de marzo, el Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC nombró a alias Joaquín Gómez como sucesor de Raúl Reyes. Sin embargo, Gómez no tiene ni el liderazgo, ni la experiencia política, ni las relaciones internacionales, requeridas para cumplir adecuadamente con el cargo. El único hombre capaz de sustituir eficientemente a Reyes y reconstruir la capacidad operativa de las FARC es Hugo Chávez. | ||
Por Alejandro Peña Esclusa | ||
Desde que murió Reyes, Chávez –y no Gómez– se ha convertido en el principal vocero de los intereses de las FARC, pero con un agravante: está usando el poder del Estado venezolano para ponerlo al servicio de esa organización criminal. Dado que Chávez goza de inmunidad y, además, controla las instituciones del Estado, se puede dar el lujo de actuar criminalmente sin que ello conlleve ningún tipo de sanciones. Esta ventaja le permite ser cien veces más eficaz que Joaquín Gómez. Surge la interrogante: ¿Cómo es posible que un aliado de las FARC haya llegado a la Presidencia de Venezuela? La respuesta es ésta: Los miembros del Foro de Sao Paulo [1] –organización a la cual pertenecen Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y las FARC– detectaron hace años una vulnerabilidad en el sistema democrático, que aprovecharon para obtener lo que no habían logrado con el uso de las armas. La democracia permite la inscripción de todo tipo de candidatos, sin importar sus tendencias políticas o, incluso, su pasado delictivo (Chávez lideró nada menos que un golpe de Estado). Basta que el sistema de valores se deteriore y los partidos tradicionales fracasen –como de hecho ha ocurrido– para que cualquier criminal o socio de criminales, envestido de una candidatura, lance una campaña plagada de falsas promesas y entonces llegue al poder. Una vez en la Presidencia, los miembros del Foro de Sao Paulo destruyen el sistema democrático desde dentro, utilizando para ello las propias instituciones del Estado (en el caso venezolano, se usó la figura de una Asamblea Constituyente). De esta forma, secuestran los Poderes Públicos, destruyen los mecanismos de control, reprimen a los medios de comunicación y persiguen a la disidencia. En otras palabras: la democracia es fuerte si se le ataca desde fuera, ya sea a través de un movimiento subversivo (FARC), golpe de Estado (Chávez), o invasión extranjera (Ché Guevara); pero es débil y vulnerable cuando se le ataca desde dentro. Se asemeja a un virus de inmunodeficiencia, que destruye la capacidad de defensa de la democracia y –además– se prolifera rápidamente, sin encontrar antídoto. Urge encontrar una solución a este grave problema, que sin duda constituye la peor amenaza que jamás haya tenido la democracia en nuestra región. |
07 marzo, 2008
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