Creciendo al límite
Argentina y México enfrentan el dilema del crecimiento versus escasez energética.
Argentina y México enfrentan el dilema del crecimiento versus escasez energética.
El crecimiento económico y el abastecimiento energético no siempre van de la mano. Basta con analizar la escasez de combustible en Argentina y los problemas de financiamiento para explorar crudo de la petrolera estatal Pemex, en México, para comprobarlo. Pero ¿qué están haciendo los gobiernos de Cristina Fernández y Felipe Calderón para paliar los efectos de la crisis energética en sus países?
En Argentina, el plan de acción que será dado a conocer en los próximos días, ha sido denominado “Halcón” y contempla medidas como el castigo a industrias y particulares por no disminuir su consumo, restricciones a la iluminación de calles y edificios públicos; y una limitación de oferta de gas natural comprimido (GNC) para autos por un período de dos o tres meses.
A ellas se suman el aumento del precio del gas exportado a Chile, la ejecución de nuevas obras de infraestructura como la ampliación del gasoducto que transporta gas desde Tierra del Fuego y cortar el suministro de gas y electricidad a la industria.
La mayoría de estas medidas ya fue implementada durante la administración del ex presidente, Néstor Kirchner, razón por la que, según el analista de la consultora argentina Prefinex, Nicolás Bridger, no aseguraría el abastecimiento energético argentino. El problema de fondo, según Bridger, radica en que “Argentina no produce el gas suficiente para su consumo” y en que pese a los programas de ahorro de energía, como el que viene aplicándose desde diciembre último, “la gente sigue consumiendo igual que siempre porque los precios de los energéticos se mantienen mientras los demás bienes ya han aumentado sus precios en 100%”.
"Creemos que la medida fundamental sería aumentar las tarifas de consumo a los clientes residenciales”, dice Bridger de Prefinex. “La gente más humilde no tiene acceso a la red y tiene que comprar gas en garrafas (cilindros)”, explica. “Ese gas es cuatro veces más caro que el gas en redes, que es precisamente el que consume la gente más adinerada”, agrega Bridger. ¿Conclusión? “La solución racional sería que la escasez relativa de los energéticos se traduzca en precios más altos”, responde Bridger. Mientras eso no ocurra, el país andino “seguirá enfrentando inviernos con racionamiento energético”, advierte el analista de Prefinex.
El caso de México muestar similar complejidad y el plan apunta a resolver dos puntos clave: la falta de eficiencia en el funcionamiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la falta de recursos financieros con que cuenta la petrolera estatal Pemex para refinar petróleo.
Pero la iniciativa de reforma energética encabezada por el senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Francisco Labastida, no tomará forma hasta antes de abril, cuando hayan concluido las discusiones entre los senadores del Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Verde Ecologista (PVEM).
Antes de que eso ocurra, el 20% del gas natural que consumen los mexicanos seguirá siendo importado y se prevé que llegue a 40% porque el país “no cuenta con la energía suficiente para sostener una tasa de crecimiento”, dijo este lunes el diputado del PAN, Alfonso Othón Bello Pérez, en declaraciones publicadas por la agencia de noticias Notimex y el diario mexicano El Economista.
Ante esta realidad, el gran punto de conflicto es, por ahora, la intención de privatizar la estatal Pemex por parte de la derecha política. Sin embargo, el propio diputado Bello niega esta posibilidad y asegura que lo que su partido quiere es “permitir que la estatal pueda hacer alianzas con empresas privadas por la cuestión tecnológica”.
Mientras esta estrategia no se ponga en práctica, lo más probable es que Pemex siga importando crudo para reemplazar el porcentaje de reservas que no tiene capacidad para refinar. Además, según estimaciones oficiales, las reservas petroleras de México se agotarán en un período de 10 años y la estatal tampoco cuenta con la tecnología suficiente para hacer trabajos de exploración en aguas profundas.
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