por Richard W. Rahn
Richard W. Rahn es Director general del Center for Economic Growth y académico asociado de Cato Institute.
Todavía estamos a tiempo de evitar una recesión. Una recesión se define como dos trimestres seguidos con crecimiento económico negativo. Abajo indico lo que hay que hacer, pero primero es importante reconocer que la reciente debilidad en la economía de Estados Unidos se debe a una serie de errores cometidos por la Reserva Federal (banco central), la Security and Exchange Commission (SEC), la administración Bush y el Congreso. Muchos gobernantes y políticos todavía insisten que otros tienen la culpa y pretenden que quitarle a unos para dárselo a otros (lo llaman “paquete de estímulo”) va a revivir milagrosamente a la economía.
Lo gastado por la administración Bush ha resultado en más costos que beneficios para la economía y a pesar de que no puede dar marcha atrás, sí podría mejorar la situación de inmediato con un mandato presidencial.
Como lo ha indicado Jeffrey LeMunyon, el gobierno podría bajar ahora mismo el precio del petróleo vendiendo contratos de venta de petróleo a corto plazo en el mercado de futuros y, al mismo tiempo, comprando contratos a futuro. La razón es que los precios a corto plazo son más altos que a largo plazo porque especuladores apuestan a deficiencias de la oferta.
La razón por la cual el gobierno puede hacerlo sin riesgos es por la Reserva Estratégica de Petróleo y si tuviera que entregar petróleo, lo recuperaría en unos meses, razón por la cual no peligra la seguridad nacional. Y los montos que se venderían de esas reservas serían pequeños porque apenas se sepa lo que está haciendo el gobierno, muchos especuladores venderían sus contratos de corto plazo, impulsando la caída del precio del petróleo.
Los tribunales han determinado que el gobierno puede definir, para el impuesto sobre la renta, términos como “costo” e “ingreso”, de manera que a la simple variación de precios de los activos causada por la inflación no se le aplicarían impuestos de ganancias de capital.
Indexar las ganancias de capital por inflación, como muchos buenos economistas lo recomiendan desde hace mucho tiempo, también contribuiría a restaurar el valor de los fondos de pensiones. No se ha hecho por temor a las críticas de parte del Partido Demócrata. Pero, ¿quién puede temer defender el no cargar impuestos creados exclusivamente por el fantasma inflacionario?
El Congreso debería anunciar de inmediato, antes de que comiencen las siembras de primavera, que anulará lo promulgado sobre el etanol, lo cual ha aumentado el precio de los alimentos no solamente en este país sino en todo el mundo, incluyendo a gente que ya estaba pasando hambre. Además, se ha comprobado que el etanol y otros biocombustibles hacen más daño al ambiente que los derivados de fósiles.
Segundo, se han evidenciado errores en los modelos climáticos y no se confronta un calentamiento desbocado. Tercero, el hemisferio norte ha sufrido un frío invernal récord y hay indicaciones que el planeta no se está calentando. De hecho, el récord que se tiene de calentamiento ocurrió en los años 30, por lo que sería una irresponsabilidad mantener los mandatos sobre el etanol.
La SEC le ha impuesto a las empresas cotizadas en la Bolsa de Valores una cantidad de regulaciones costosas e innecesarias. Su eliminación le aportaría un auge a los mercados financieros y evitaría que se prefiera operar en mercados extranjeros.
La gran pregunta es si los líderes políticos tienen el coraje de admitir sus errores con respecto a tantas leyes y regulaciones que causan malestar y penurias sin lograr ninguna ventaja.
Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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