19 marzo, 2008

Escribiendo discursos para Obama

Larry Elder

El cambio nunca es fácil. El cambio es difícil. Algunos cambios son más difíciles que otros. Y el cambio fácil nunca es tan fácil como el cambio difícil, aunque sólo sea porque el cambio difícil es difícil

Muchas gracias. Es estupendo estar aquí.

Ya saben, la definición de locura es hacer siempre lo mismo y esperar en cada ocasión un resultado diferente, así que hagamos las cosas de manera diferente y esperemos un resultado distinto. Y si no hacemos las cosas de manera diferente, bueno, los resultados que tendremos, bueno, serán los resultados que merecemos. Gracias.

Nos merecemos algo mejor. Y eso, damas y caballeros, es el motivo de que me presente a la presidencia de los Estados Unidos de América. Si lo que desea es lo mismo pero obtenido de modo distinto, entonces va a obtener los mismos resultados, sólo que logrados de modo diferente.

Sin embargo, si usted desea lograr algo con un estilo diferente, pero no de la misma manera, si desea lo mismo pero de una manera nueva al tiempo que se asegura de que los resultados nuevos son mucho más novedosos que los resultados antiguos que hemos obtenido a la antigua usanza, entonces estoy seguro de que estará de acuerdo conmigo en que nosotros, damas y caballeros, tenemos que trabajar por un estilo diferente, lograr resultados de una manera diferente a la que solíamos para lograr los resultados de manera distinta. Gracias.

El cambio nunca es fácil. El cambio es difícil. Algunos cambios son más difíciles que otros. Y el cambio fácil nunca es tan fácil como el cambio difícil, aunque sólo sea porque el cambio difícil es difícil. Cambiar de lo fácil a lo difícil es más difícil que cambiar de lo difícil a lo fácil.

Pero damas y caballeros, si buscan un cambio fácil realizado de una manera difícil, entonces ese cambio difícil no será fácil, aunque sólo sea porque el cambio es difícil, y el cambio más difícil es mucho más difícil cuando es difícil que cuando lo logras con facilidad. Esto ocurre sobre todo si utiliza la misma manera de cambiar los resultados que en última instancia redunda en un cambio realizado de forma difícil. Y éste es el motivo de que proponga el cambio difícil con un enfoque diferente que podría garantizar un cambio diferente al que hemos tenido en el pasado con el mismo enfoque, sólo que con diferentes resultados, con un cambio más fácil que el cambio difícil que teníamos cuando el cambio era, de hecho, fácil. Muchas gracias.

Debemos tener esperanza. Esperanza es lo que debemos tener. Si usted no tiene esperanzas, entonces carecerá de ellas más de lo que carecería si, de hecho, tuviera esperanzas. Sin esperanza, solamente hay desesperación. Si usted sufre desesperación, entonces aquellos que carecen de esperanza nunca tendrán esperanzas porque aquellos que las tienen, las tienen, y aquellos que no, no.

Y ese es el motivo de que pretenda confiar en que podamos tener más esperanza, de manera que aquellos sin esperanza puedan obtenerla de aquellos que la tienen. De manera que los esperanzados tienen que compartir la esperanza con los desesperados, y así reducir la desesperanza al tiempo que animan al esperanzado. Y yo ciertamente espero que todos estemos de acuerdo en que la esperanza por sí sola sin esperanza por aquellos sin esperanza es, en la práctica, la receta de la desesperación. Gracias.

No les invito a fiarse de mi palabra, sino a fiarse de sus propias aspiraciones, y las aspiraciones no son nada sin inspiraciones. Y con la inspiración viene la transpiración. De manera que les invito a aspirar y a transpirar de manera que puedan inspirar. Y sin su inspiración, acompañada de las aspiraciones de aquellos que transpiran, esa transpiración creará más inspiración de la que todos nosotros podemos aspirar. Y aquellos que inspiran más, transpiran y transpirarán más, aunque sólo sea porque sus aspiraciones crean las mayores inspiraciones. Y es un falso dilema pensar que uno puede tener inspiración sin transpiración.

En conclusión, si no soporta el calor, es mejor que salga de la cocina a menos que esté haciendo palomitas. Hasta que vea cómo el maíz se transforma en esos ojitos blancos, pero, por Dios, ¡no dispare! Sólo tengo una vida que entregar a mi país, y ciertamente lo lamento. No tenemos nada que temer, aparte del propio miedo, especialmente cuando el miedo nos tiene miedo. No pregunte qué puede hacer usted por su país, sino lo que su país puede hacer por usted. ¡Sí, se puede! Páseme el guacamole. ¿Lo quiere sin pepinillos, sin lechuga? No nos molestan los pedidos especiales.

De manera que para resumir, en conclusión, per se, por decirlo así, por otra parte, sino por la otra, déjenme decir esto: ¡no a las drogas!

¡Gracias, que Dios les bendiga, que Dios bendiga América!

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