24 marzo, 2008

Jesús Huerta de Soto: liberalismo científico frente a liberalismo utópico.

El liberalismo tradicional es una utopía irrealizable que se basa en doctrinas falsas. El capitalismo libertario, de propiedad privada o anarquía de propiedad privada es la única opción compatible con la naturaleza humana.

¿Por qué es teóricamente imposible?

Acepta de entrada la semilla de su propia destrucción. Y trata de limitarlo, intenta conseguir un gobierno limitado. Eso es, como dijo Anthony de Jasay hablar de una puta virgen, o de nieve caliente, yo (JHS) prefiero decir quer es tan contradictorio como hablar de mercado perfecto de la teoría neoclásica.

El estado es el monopolio de la violencia, lo que, mezclado con la naturaleza humana (virtudes y defectos) es una mezcla explosiva.

Los liberales utópicos o clásicos han fracasado en su programa, no hay ni ha habido un estado mínimo respetuoso con la propiedad privada y los contratos. Tenemos un bagage de ciencia económica como para poder concluir con un margen de seguridad bastante rotundo que, desde un punto de vista científico(ética aparte), el estado como agencia monopolista de la violencia no es necesario; el estatismo es teórica y científicamente y es imposible limitar el poder del gobierno una vez que exista.

A) no es necesario: por la concepción dinámica del mercado. El enfoque basado en el paradigma del equilibrio es errado. A partir de una situación artificialmente estática se analiza la economía. Desde ahí se consideran los bienes público como la única justificación de una agencia monopolista de la violencia. Ejemplos: faros, defensa…

Pero la ciencia económica debe estudiar el proceso dinámico de cooperación social de los seres humanos, que somos empresarios en nuestro fuero interno. Esa fuerza interna de cada cual es el objeto de investigación real y desde esa perspectiva dinámica el problema de los bienes públicos cae por su propio peso. Los medios son la innovación jurídica, empresarial, tecnológica… el ejemplo: los derechos de propiedad en el oeste americano (marcar el ganado, vigilantes armados, alambre de espino). No se declaró bien público ni se asignaron los derechos de propiedad. Hoy televisión por cable, navegación marítima, faros (Coase).

B) Ese mismo proceso creativo se plasma también en el mantenimiento del orden público. El derecho es la plasmación evolutiva de la naturaleza del ser humano. Se plasma por escrito desde hace relativamente poco (Justiniano). El derecho es evolutivo y lo perfeccionan los jurisconsultos, o especialistas privados, de ahí que su opinión se vea respaldada por su prestigio. Luego, no requiere de la existencia del estado. El Estado destruye el derecho en cuanto se mete a instigar. La defensa del derecho tampoco garantiza nada: el estado está sometido a un problema de ignorancia (tª de la imposibilidad del socialismo extendida). La idea de Mises se extiende a cualquier ámbito en el que actúe el estado, no sólo al cálculo económico en una economía socialista). Incluyendo el ámbito del dinero, el descubrimiento creativo del derecho, la impartición de justicia, orden público y derecho de propiedad.

C) Imposibilidad del estatismo: por razón del volumen de información o conocimiento que ello requiere; por la naturaleza de la información de la que se habla, que no se puede moldear para lograr objetivos, porque el conocimiento del que hablamos es subjetivo y tácito, relevante para los protagonistas empresariales, no articulable (que se puede tratar y almacenar); es una información que no está dada (a diferencia del modelo de equilibrio general), el ser humano es mutable y creativo de manera permanente, el conocimiento necesario para tomar la decisión hoy es el de mañana, que no está hoy, y el que usa el estado es arqueológico; y cuarto, el estado se plasma en el ejercicio de la violencia que es sistemático incluso si nos hemos acostumbrado a ella y no la percibimos. Este ejercicio bloquea la creación de información que necesita el gobernante para gobernar, para planificar. Se corrompe el concepto de justicia (se justifica la más grave de las injusticias: el uso arbitrario de la violencia para arrebatar la propiedad para darle a otros) y el concepto de ley (mandato).

D) Una vez que existe es imposible limitarlo: es lo más sencillo de demostrar. Solamente hay que mirar por la ventana. Como dijo Groucho Marx sobre la acción política: la mayor parte de los problemas son aparentes, las soluciones son las peores, irracionales y los medios son de otros.

El resultado es la infantilización de la sociedad que crea un efecto perturbador: es el opio del pueblo. Es el ídolo moderno que acaba con la libertad y la responsabilidad de las personas y con la capacidad de comportarse moralmente. Por eso es necesario una revolución moral: la anarco-capitalista.


Alternativa: la superación del dogma ingenuo a través del anarco-capitalismo.


Es el único sistema posible compatible con la naturaleza humana y con la ética (ciencia y ética son las dos caras de la misma moneda). Por eso es una revolución moral, en defensa de la libertad.

Objetivo. Sustituir el liberalismo utópico por el científico. Es una revolución individual, de cada cual. Haremos las mismas cosas, o algunas diferentes, pero cuando se actúa coherentemente, de acuerdo con la naturaleza humana, se adquiere una fuerza no prevista.

Esta revolución moral anarco-capitalista se vive en el mundo real y habrá que seguir con la vida de cada cual, en una sociedad con estado, pero en el ámbito intelectual no se hacen concesiones, es una guerra sin prisioneros: a vida o muerte.


* Por supuesto, Jesús Huerta de Soto no es responsable de mis errores al tomar mis notas. No fui capaz de tomar más notas cuando llegó el tueno de preguntas. Pero sí compartiré la mía. Cuando explicó que los comunistas tratan de negar el pan y la sal a los anarco-comunistas porque les afean su estatismo y su dependencia del poder, le pregunté si, en su opinión, era la misma razón que explica que cuando alguien liberal-clásica (o utópica), como yo, por ejemplo, o como él antes del años 2000, se redefine como anarco-capitalista, las críticas provienen en especial de otros liberales clásicos, minarquistas o utópicos.

Su respuesta fue que sí, efectivamente, y que al ver que su defensa del Estado mínimo se frustra por el círculo vicioso liberalismo clásico/social-democracia y al ver que tú has salido y ellos no se atreven, o no están preparados o convencidos de ello, sienten un malestar que les lleva a desplegar una crítica más furibunda y airada que la de los socialistas.

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