22 marzo, 2008

La crisis entre políticos ahoga a la izquierda de México

El Partido de la Revolución Democrática (PRD), el mayor de la izquierda de México, está sumido en una crisis insondable, de consecuencias impredecibles, que podría desembocar en un cisma a la espera del resultado final de la elección de la nueva dirigencia nacional.

Cinco días después de que unos 6.7 millones de militantes fueran llamados a las urnas y en medio del recuento oficial de votos, el coordinador del proceso electoral, Arturo Núñez, ha reconocido que es ''una vergüenza'' el comportamiento irregular de quienes han quemado y robado urnas donde habrían ganado sus rivales.

El pasado 16 de marzo, alrededor de 1.2 millones de afiliados acudieron a votar en un proceso en el que contendían cinco aspirantes, pero donde se dirimía si el PRD iba a continuar con la estrategia de las protestas o con una actitud más constructiva, mediante el diálogo y haciendo política dentro de las instituciones.

Alejandro Encinas, un líder cercano al ex aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador, representa a la primera corriente, que diversos analistas llaman ''populista'', mientras que Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, propugna una de corte ``socialdemócrata''.

Los comicios internos se celebraron en medio de una tensión, que derivó en un conflicto cargado de descalificaciones, robo de urnas, actos de violencia del cual el PRD no sabe cómo salir.

Por sus características, la situación evoca a los fraudes electorales que antaño protagonizó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), enfermo de corrupción y expulsado de la Presidencia en el 2000.

Para Roger Bartra, analista político y profundo conocedor de la izquierda mexicana, la crudeza de la presente crisis es consecuencia de una ''acumulación de problemas'' derivados del comportamiento del partido tras las últimas eleciones presidenciales.

''Lo que ha exacerbado el asunto es la actitud de López Obrador tras la elección [presidencial del 2 de julio] del 2006'', dijo Bartra, al recordar la victoria del conservador Felipe Calderón, actual presidente, ante Obrador por un estrecho margen de diferencia de 233,381 votos de los 41 millones que fueron emitidos.

Entonces el candidato izquierdista a la presidencia llevó sus protestas a la calle en una campaña de resistencia civil que aún perdura, aunque con menos apoyos.

Según el experto Bartra, el resultado electoral y la crisis subsiguiente generaron ''unas tensiones brutales que en aquel momento no eran tan visibles'', pero que ahora afloraron.

Acusó a los ''populistas'' de conducirse ''con un profundo resentimiento contra todo'' y de negarse a abrirse a otras formas de hacer política fuera de la confrontación.

Por su parte, el periodista Ezra Shabot señala en un artículo de opinión publicado en el diario Reforma que lo que ha sucedido con el PRD es que perdió su capacidad de interlocucion, porque López Obrador y sus partidarios han convertido al partido en una ''fuerza de choque, únicamente interesada en golpear sistemáticamente'' al gobierno para tratar de derrotarlo.

Fundado en 1988 por Cuauhtémoc Cárdenas para contraponerse al poder omnímodo del PRI, la formación logró en el 2006 sus mejores resultados electorales.

Aquel año su lema fue ''Por el rescate de México'' (1988), luego apeló a la igualdad entre los mexicanos (''Democracia ya, patria para todos'', 1994), más tarde se presentó como alternativa de poder (''Con México a la victoria'', 2000) y finalmente, con López Obrador, reconoció su principal apoyo en las clases populares (''Por el bien de todos, primero los pobres'', 2006).

Actualmente, el PRD gobierna a 22.4 de los 105 millones de mexicanos, y 300 municipios de los más de 2,400 que tiene México, según datos oficiales.

En la Cámara de los Diputados, el partido del Sol Azteca es la segunda fuerza política con 127 de los 500 escaños, solo superado por Acción Nacional (PAN), con 206. En el Senado cae a la tercera posición con 26 curules, por detrás del PAN y del PRI, con 52 y 33 escaños, respectivamente, de los 128 que tiene la cámara Alta.

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