24 marzo, 2008

La masacre del Tibet

Por Alberto Müller
PayoLibre


La masacre de los gobernantes chinos sobre los monjes tibetanos que protestaron pacíficamente en la ciudad sureña de Lhasa la semana pasada, que dejó un saldo de 99 monjes budistas muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos, no debe quedar sin una condena enérgica del mundo civilizado y un reclamo al gobierno chino para que establezca relaciones pacíficas con el pueblo tibetano.

El Dalai Lama ha sido categórico al declarar que su lucha está comprometida de forma pública, constante e inequívoca con la vía de la no violencia.

En 1989 el Dalai Lama fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su incansable labor en favor de los derechos humanos, la liberación del Tibet por medios pacíficos y la defensa de la pureza ambiental.

Cuando el Dalai Lama tuvo que escapar a la India en 1959 con 80 mil de sus seguidores por la invasión china al territorio del Tibet, no demoró en reclamar ante el foro de las Naciones Unidas el derecho de autodeterminación del pueblo tibetano y el respeto irrestricto a los derechos humanos.

"Si la gente que ama la libertad en todo el mundo no protesta contra la opresión de China en el Tíbet, hemos perdido toda nuestra autoridad moral para hablar de derechos humanos en cualquier otro lugar del mundo", dijo la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, tras una reunión cordial con el Dalai Lama en la ciudad india de Dharamshala, donde vive el líder tibetano.

Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, hizo un llamamiento a las autoridades chinas a guardar compostura en relación con las protestas en el Tibet e instó a todos los involucrados a evitar la confrontación y la violencia.

Hans Gert Pottering, presidente del Parlamento Europeo, ha amenazado a China con un posible boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín por la sangrienta represión contra la población tibetana e instó a su gobierno a negociar con el Dalai Lama.

El gobierno de Pekín debe negociar de inmediato con el Dalai Lama y si no hay señales de acercamiento, el Comité Olímpico debe considerar como legítimas las medidas de boicot, añadió Pöttering.

El presidente del Parlamento anunció que el próximo miércoles se abordará la situación en el Tíbet en la cámara europea y dijo que aconsejará a los países de la Unión Europea que se pronuncien con una sola voz por la defensa de los derechos humanos.

El gobierno alemán ha emplazado a los gobernantes chinos a dar cuentas de lo que ha sucedido en Tíbet. Según el ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Berlín, Franz Walter Steinmeier, China debe ser más abierta con la opinión pública, sobre todo con vistas a los Juegos Olímpicos.

El senador John McCain, candidato a la presidencia de los Estados Unidos, después de reunirse con el presidente francés Nicolás Sarkozy, manifestó que la represión china es incorrecta, aunque se mostró confiado de que China busque una solución pacífica al conflicto.

Sin embargo, a pesar de las voces de protestas que se han alzado en el mundo libre cuando apenas faltan cinco meses para la inauguración de los Juegos Olímpicos en Beijing, un editorial del diario oficial del Partido Comunista señaló que China debe reprimir con firmeza la conspiración y aplastar las manifestaciones de los monjes tibetanos separatistas.

En tanto, un informe del diario "The Times" identificó a los principales responsables de la represión china en el Tíbet: uno de ellos es Wang Lequan, quien encabeza el Partido Comunista en Xinjiang, una región también afectada por sentimientos separatistas y que ha asumido la dirección policial en el Tíbet; el otro es Zhang Qingli, secretario del Partido Comunista en el Tíbet, quien fue quien llamó al Dalai Lama, un lobo vestido de monje, y que ha encabezado campañas contra la cultura y la religión tibetana propiciando la llegada masiva de colonos chinos al área; y por último, Li Dezhu, un teórico del partido que ha defendido la importancia de la seguridad cultural para China.

Los dirigentes chinos deberían saber con absoluta claridad que las intenciones del Dalai Lama y sus monjes tibetanos son absolutamente pacíficas; que la Unión Europea en su próxima reunión, con el apoyo de muchos países del mundo libre, incluyendo los Estados Unidos, van a apoyar decisivamente la lucha de los monjes tibetanos; y que los Juegos Olímpicos en Pekín podrían ser pospuestos, cancelados o dañados en forma irreparable, si China no respeta los derechos humanos del pueblo tibetano.

Ante la masacre del Tibet el silencio podría ser un síntoma de complicidad. Exijamos respeto irrestricto de los gobernantes chinos a la pluralidad de creencias. Mirar al mundo desde una sola óptica es caer en los mismos errores criminales del estalinismo, del nazismo y de las dictaduras nacionales que imperaron durante el siglo XX.

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