Las presiones inflacionarias en el mundo empeoran la deteriorada salud del dólar
El aumento de las presiones inflacionarias alrededor del mundo eleva la tensión que enfrenta el dólar en momentos en que los bancos centrales de China a Chile optan por apreciar sus monedas como una herramienta para combatir la inflación.
El yuan ya se ha fortalecido casi un 3% frente al dólar en lo que va del año, con lo que se encamina a duplicar la apreciación del año pasado. La semana pasada, Vietnam relajó los estrictos controles sobre su moneda, el dong, permitiendo una apreciación más acelerada contra el dólar.
Estos cambios subrayan un giro más profundo que podría incrementar la presión bajo la que se encuentra el dólar. Desde que la moneda estadounidense empezó su declive en 2002, una buena parte de su debilidad se ha sentido contra monedas de flotación libre en mercados desarrollados, como el euro y el dólar canadiense.
Ahora puede haber llegado el turno de las monedas en algunos mercados emergentes, especialmente en Asia y Medio Oriente, de fortalecerse contra el dólar. El alza de la inflación está acelerando el cambio, dicen los estrategas cambiarios. Una moneda más robusta abarata las importaciones, lo que ayuda a paliar el impacto de la escalada de precios.
En el pasado, las economías emergentes habían sido especialmente reticentes a permitir que sus monedas se fortalecieran frente al dólar por temor a reducir la competitividad de sus exportaciones. Pero en el último año, a medida que los inversionistas han acudido en tropel a estos países, las presiones al alza sobre sus monedas han crecido, elevando los costos de las medidas del gobierno para mantener a la baja sus divisas.
Lawrence Goodman, estratega de divisas para Bank of America, dice que la inflación está cada vez más allá de las metas de los bancos centrales en los mercados emergentes. Hace un año, en un grupo de 24 grandes países en desarrollo, tres cuartas partes alcanzaban o mejoraban sus objetivos de inflación. Ahora esa cifra apenas llega a una quinta parte.
Ante el aumento de la inflación, China empezó el año pasado a permitir que el yuan se fortaleciera a un ritmo más rápido versus el dólar. El presidente del banco central chino señaló recientemente que una moneda más fuerte "ayuda a controlar la inflación" (que en enero era de 7,1%, una máxima de 11 años) pero añadió que no era la prioridad del gobierno combatir el alza de precios.
Por su parte, Vietnam flexibilizó sus controles sobre su moneda después de que la inflación llegara a 15,7% en febrero, su punto más alto en 12 años. Como parte de varias medidas destinadas a controlar las presiones de precios, el banco central amplió la banda cambiaria del dong vietnamita frente al dólar.
"No hay ahora muchas monedas en la región (Asia) que no me gusten", opina Edwin Gutiérrez, un gestor de bonos en mercados emergentes de Aberdeen Asset Managers en Londres.
Gutiérrez relata que en los últimos dos trimestres ha llevado a cabo provechosas apuestas a que el yuan chino se fortalecería. Piensa que un futuro similar le espera al ringgit de Malasia, al dólar de Singapur, al peso de Filipinas, a la rupia de Indonesia y al baht de Tailandia.
Sin embargo, no todos los países del mundo emergente están enfrentando estos problemas desde el mismo punto de partida.
Países como Hungría, Turquía y Sudáfrica (los cuales tienen grandes déficit) podrían ver cómo sus monedas se debilitan a medida que esos vacíos se vuelven más difíciles de financiar.
Pero permitir el fortalecimiento de la moneda local no es una panacea para combatir la inflación. Algunas divisas se han fortalecido bastante contra el dólar, pero las presiones inflacionarias no han cedido. En Chile, por ejemplo, la inflación alcanzó su nivel más alto en 12 años y el peso está en su mayor nivel en una década frente al dólar. Los exportadores se han quejado de que sus productos han perdido competitividad y algunos esperan que el gobierno intervenga para atenuar el fortalecimiento del peso.
El dilema de la inflación presenta el panorama más negro en países que relacionan sus monedas directamente al dólar estadounidense, tales como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Como consecuencia, ahora luchan con precios más altos para los alimentos, los materiales de construcción e incluso la mano de obra.
Los precios al por mayor para las válvulas de latón que se utilizan para las tuberías de agua en los edificios, por ejemplo, casi se han duplicado en el último año, dice K.P. Marakar, gerente de Al Karama Building Materials, un negocio que provee materiales de construcción en Dubai. Para muchos trabajadores inmigrantes en el Golfo, el declive del dólar es especialmente doloroso. La inflación local se lleva una parte mayor de sus sueldos en costos de comida. El dinero que les queda a los trabajadores para mandar de regreso a sus familias en el extranjero vale cada vez menos.
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