Los bancos e inversionistas se preparan para una agudización de la contracción del crédito
Los bancos están haciendo preparativos para una profundización y prolongación de las turbulencias financieras, un cambio de ánimo que podría magnificar el impacto de la crisis en los mercados y las economías.
Hace apenas un mes, los altos ejecutivos de la banca e inversionistas de Estados Unidos y Europa aún tenían esperanzas de que la crisis pudiera llegar a su punto final este año. Pero ahora se está formando otro punto de vista. A medida que los problemas se contagian a nuevos tipos de valores, las consecuencias pueden extenderse hasta entrado 2009. Las próximas cuatro semanas resultarán fundamentales para definir esta nueva perspectiva, puesto que los mayores bancos y casas de corretaje del mundo se disponen a anunciar cuánto perdieron en el primer trimestre a causa de inversiones fallidas y qué pronostican para los próximos meses.
"Se puede pintar un cuadro bastante negro", dice Robert Leitao, director de fusiones y adquisiciones para el banco de inversión londinense N.M. Roth-schild & Sons. Leitao cree que podrían pasar "años, en vez de meses, antes de que se recupere el equilibrio".
Los escenarios pesimistas de los bancos pueden convertirse en una profecía autocumplida, como quedó de manifiesto en la crisis que golpeó a la casa de valores Bear Stearns la semana pasada. La economía mundial y los mercados financieros dependen mucho de la disponibilidad de los bancos a prestarse entre ellos y a clientes en épocas de crisis. Tales créditos aceitan el motor de la economía, desde las operaciones básicas de una empresa a las compras apalancadas y el funcionamiento de los fondos de cobertura, que se endeudan para hacer apuestas sobre la dirección de los bonos, tasas de interés y complejos instrumentos derivados. La crisis se agrava a medida que los bancos reducen estos préstamos, ejecutan despidos y se desprenden de activos.
El banco suizo UBS AG, uno de los más golpeados, reducirá su balance (la cantidad de préstamos, valores y otros activos en su poder), en cerca de 520.000 millones de francos suizos, unos US$520.500 millones, para fines de este año y ha evaluado medidas como la venta de valores hipotecarios por miles de millones de dólares. La corredora estadounidense Lehman Brothers Holdings Inc. anunció una nueva ronda de despidos, siguiendo los pasos de Bear Stearns, Morgan Stanley y Merrill Lynch & Co. La semana pasada, el costo de financiamiento de los bancos alcanzó una nueva máxima.
Panorama negro
El ánimo pesimista de los bancos ayuda a explicar la razón por la cual, pese a su empeño, los bancos centrales no han cumplido su objetivo de restaurar la liquidez, es decir, destrabar el flujo de crédito entre los bancos y a través de los mercados. "¿Por qué tengo que proveer liquidez a uno de mis competidores si desconozco si seguirá habiendo liquidez en el mercado?", pregunta Alessandro Profumo, presidente ejecutivo del banco italiano UniCredit Group, uno de los mayores de Europa. "Tengo que cuidar a mi compañía", asevera.
Una y otra vez, las esperanzas de los bancos y los inversionistas de que aparezca la luz al final del túnel han sido prematuras.
Cuando se desató la crisis crediticia, con la implosión de dos fondos de cobertura de Bear Stearns en junio del año pasado, los banqueros pensaron que los mercados se estabilizarían en los últimos tres meses del año. A inicios de 2008, se pensó que la crisis quedaría zanjada tras el anuncio de los resultados del cuarto trimestre de los bancos, ya que los auditores los obligarían a divulgar su exposición a los préstamos respaldados por créditos hipotecarios de alto riesgo.
Ahora, mientras los bancos se preparan para reportar sus resultados del primer trimestre, todas las miradas estarán concentradas en el contagio de la crisis hipotecaria a otros valores.
Mañana, por ejemplo, Lehman y Goldman Sachs Group Inc. anunciarían rebajas contables sobre una amplia gama de valores, desde los préstamos facilitados para realizar adquisiciones, conocidos como créditos apalancados, a valores respaldados por hipotecas de mejor calidad que las de alto riesgo o subprime.
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