Los españoles le entregan a Zapatero un segundo mandato
El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, logró este domingo la reelección después que los votantes desestimaron los temores de una desaceleración económica, la inmigración y el resurgimiento de los extremistas vascos.
Los resultados fueron un fuerte aval a la gestión de Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)que incluyó reformas como la legalización del matrimonio entre homosexuales, impensable en el pasado en este país de abrumadora mayoría católica.
Zapatero también retiró las fuerzas españolas de Irak y lanzó una campaña para cederle más poder a las regiones autónomas del país.
"Los españoles han hablado con claridad y han decidido abrir una nueva etapa, una nueva etapa sin crispación, una etapa que excluya la confrontación, que busque el acuerdo en los asuntos de Estado'', expresó Zapatero ante una multitud de cientos de simpatizantes que acudieron al frente de la sede del Partido Socialista en Madrid.
"Gobernaré profundizando en las cosas que hemos hecho bien y corrigiendo los errores, gobernaré este nuevo tiempo con diálogo social y con diálogo político y no ahorraré esfuerzos para lograr siempre el apoyo social y político más amplio posible y para asegurar la colaboración entre todas las administraciones'', sostuvo.
Con el 97 por ciento de los votos escrutados, el Partido Socialista tenía el 43.7 por ciento de los votos, mientras que el Partido Popular tenía el 40.1 por ciento, según el Ministerio del Interior.
El opositor Partido Popular admitió su derrota pero se consoló con haber conseguido más escaños parlamentarios.
Ambas fuerzas políticas ganaron más escaños a expensas de partidos de izquierda y grupos regionales más pequeños.
Aunque el PSOE consiguió aumentar su presencia en la Cámara Baja, no logró la mayoría y deberá formar una alianza con partidos regionales más pequeños para gobernar.
Para Mariano Rajoy, el rival conservador del PP en los comicios de ayer y del 2004, esta segunda derrota consecutiva probablemente haga aumentar la presión para que renuncie como jefe de su partido.
José Egurén, un guardia de seguridad de 29 años de la ciudad vasca de Bilbao, afirmó que creía que a Rajoy le iría mejor y se sorprendió con la derrota.
La votación fue dos días después del asesinato del concejal socialista Isaías Carrasco a manos del grupo terrorista vasco ETA, que sacudió a los españoles y llevó a ambos partidos a cancelar los últimos actos de campaña.
Algunos habían vaticinado que el asesinato podría fortalecer en las urnas al socialismo, especialmente después que la hija de 20 años de Carrasco, Sandra, pidió el sábado de manera emotiva a la gente que desafiara a ETA y acudiera masivamente a votar.
El momento del ataque recordó la masacre previa a los comicios del 2004. El 11 de marzo de ese año 191 personas murieron en varios atentados con explosivos perpetrados por terroristas islámicos contra el sistema ferroviario de Madrid.
Tres días después del ataque, Zapatero logró una sorpresiva victoria en medio del descontento popular con el PP, que responsabilizó a ETA de los ataques.
Muchos conservadores consideraron que la victoria de Zapatero en el 2004 fue una casualidad y creían que la votación de ayer era su oportunidad para demostrarlo y volver al poder.
La votación a favor de Zapatero se consideró un aval de su gestión y le dio la legitimidad que algunos críticos creían que no tenía.
Según los resultados, los socialistas estaban en vías de conseguir 168 escaños en la Cámara Baja, de 350 legisladores, por encima de los 164 que tienen en la actualidad. Sin embargo, no lograron los 176 escaños que necesitaban para una mayoría absoluta.
El PP también aumentó la cantidad de escaños de 148 a 154.
En su próximo mandato, la principal tarea de Zapatero será fortalecer la economía, que se desacelera debido a la crisis crediticia de Estados Unidos y al enfriamiento del sector de la construcción.
También enfrenta el desafío que representa el resurgimiento de ETA, que puso fin a un alto del fuego en diciembre del 2006 y demostró su fuerza con la muerte de Carrasco.
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