17 marzo, 2008

McCain y Obama. Visión o sumisión

McCain ha dado un gran paso con su visita a Irak. Lo había hecho en cinco ocasiones anteriormente y desde la liberación, pero este gesto en campaña es digno de elogio. ¿Qué hacen, en cambio, Obama y su rival de hoy, la Clinton, respecto a esto?. Renegar de la lucha contra el terror. Además, a Barack le persigue el racismo de su confesión religiosa

El candidato republicano visita las tropas de su nación en Irak. El demócrata pretende huir de un pasado que le persigue. Estas son las últimas acciones de los dos contendientes por ser los próximos inquilinos de la Casa Blanca. Mientras McCain se afianza como líder, Obama debe espantar unos fantasmas nada ajenos a él.

McCain dando la cara en Bagdad

En lo que se refiere a Barack Obama la situación es claramente preocupante. Tal y como señala Alberto Acereda en el blog “Democracia en América”, a Obama le persiguen sus fuertes vínculos con la Trinity United Church of Christ (TUCC), una confesión que predica el exclusivismo “de color”, la supremacía negra sobre los blancos, de África sobre Occidente y lo justo de los ataques terroristas a los EE UU.

Y de momento no pasa nada. No pasa porque la doble moral de la “progresía” americana y europea impide que pase algo. El expediente racista funciona, para ella, en único sentido y la extensión justa de una norma moral a todos los comportamientos semejantes no forma parte de su credo. Simplemente con el lazo que une a Obama con Jeremiah A. Wright, el mandamás de la TUCC que bautizó a sus hijos y que es su amigo íntimo, sería suficiente para que él, en su único acto honesto, abandonara la carrera. O que le obligara a ello la opinión publicada que le apoya.

Pero no. Si otra cosa no ocurre antes, deberán ser los votantes de noviembre quienes acaben con el delirio de Obama. Un candidato que es tan antiamericano como el que más. Una estrella sin núcleo, rutilante en la prensa europea, dada al engaño tanto como al autoengaño. Partidario de equiparar a la democracia con las tiranías y de debilitar la consistencia de quien liberó en dos ocasiones a Europa e impidió su caída en otra.

En el polo opuesto, lo digno que hay en los EE UU vuela a Irak, se entrevista con las tropas y palpa el estado de la política interna allí. Tras todo esto declara, con lucidez estratégica y patriotismo sin rubor, que una retirada de Irak sería una derrota y una dosis de estímulo al terror.

"Uno de los debates de estas elecciones será si los ciudadanos estadounidenses quieren un candidato que quiere salir (de Irak) tan rápido como sea posible. Si hacemos eso, Al Qaeda ganará y nos seguirá hasta casa", afirmó el senador por Arizona. ¿Qué hacen, en cambio, Obama y su rival de hoy, la Clinton respecto a esto?. Negar y renegar de la presencia antiterrorista en Irak en la esperanza de, manipulando el drama humano, obtener votos para gobernar. Alcanzar el gobierno como sea y para lo que sea, parece ser la guía de campaña demócrata.

McCain ha dado un gran paso con esta visita a Irak. Lo había hecho en cinco ocasiones anteriormente y desde la liberación, pero este gesto en campaña es digno de elogio. Puede que tenga que limar aspectos determinados con su base electoral conservadora. Y pensamos que debería hacerlo en línea con rectificar pasadas veleidades centristas. Pero lo cierto es que con su postura en la lucha contra el terror McCain es de fiar.

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