02 abril, 2008

Bush, Venezuela y las FARC

He aquí mi humilde consejo para el presidente George W. Bush sobre qué hacer con los explosivos documentos que demuestran el activo apoyo del presidente venezolano Hugo Chávez a la guerrilla de las FARC en Colombia: usted tiene en sus manos el arma más poderosa que haya tenido hasta ahora contra Chávez. ¡No la use!

Si Estados Unidos pone a Venezuela en su lista de naciones ''terroristas'' --junto a Cuba, Corea del Norte e Irán-- y le impone sanciones económicas, Chávez obtendría un espaldarazo propagandístico en el momento en que más lo necesita. Chávez diría que las medidas de Estados Unidos probarían que es víctima de una conspiración internacional liderada por ''el imperio'', sacaría la carta nacionalista, y se recuperaría de su derrota electoral del 2 de diciembre. De hecho, Bush le haría un gran favor.

Un alto funcionario estadounidense le confirmó esta semana al corresponsal del Miami Herald en Washington, Pablo Bachelet, que el gobierno de Bush está consultando con los abogados de la Casa Blanca la posiblidad de agregar a Venezuela a la lista del Departamento de Estado de países que apoyan al terrorismo.

A Bush no le resultará fácil resistir la tentación de poner a Venezuela en esa lista, especialmente en un año electoral, cuando su partido republicano necesita aparecer como el más duro en la guerra contra el terrorismo.

Y hay tantas revelaciones sobre los nexos de Chávez con las FARC en las tres computadoras laptop Toshiba encontradas por el ejército colombiano tras su ataque del 1 de marzo al campamento de la FARC en Ecuador, que --si expertos forenses en computación internacionales confirman la autenticidad de los archivos, como es probable-- habrá pruebas de sobra contra Venezuela.

Según los documentos encontrados en las computadoras, Chávez había acordado crear un fondo de $300 millones para las FARC, y recibió más de $100,000 del grupo guerrillero colombiano cuando estuvo en prisión tras su fallido golpe militar en Venezuela, en 1992. Además, los documentos demuestran una activa protección de Chávez a campamentos de la FARC en Venezuela.

Chávez y el presidente ecuatoriano Rafael Correa, un seguidor de Chávez que también aparece prominentemente en los archivos de las tres computadoras, han negado las acusaciones. Funcionarios venezolanos y ecuatorianos aducen que los documentos son falsos.

Sin embargo, Colombia afirma tener la absoluta certeza que las tres laptops pertenecían al líder de las FARC Raúl Reyes y a sus asistentes, muertos durante el ataque al campamento guerrillero, y ha invitado a un equipo de expertos forenses de la sede de Interpol en Francia a que examinen las computadoras con toda libertad. El equipo de Interpol, según se informó, ya está en Colombia.

Los encuestadores coinciden en que Chávez se beneficiaría desde un punto de vista propagandístico si Estados Unidos agrega a Venezuela a su lista de países que apoyan al terrorismo. Según afirman, Chávez aún no se ha recobrado de su derrota electoral del 2 de diciembre, y su popularidad ha caído a menos del 50 por ciento.

Cuando le pregunte a Luis Vicente León, director de Datanalisis, una de las principales encuestadoras de Venezuela, cuál sería el impacto en ese país si Estados Unidos lo califica como aliado del terrorismo, repondió que Chávez le sacaría un enorme rédito propagandístico a la medida.

''Por supuesto que eso lo ayudaría'', dijo León. ``Todos los eventos que permitan a Chávez defender la tesis de que hay una conspiración contra Venezuela, o que sean leídos por la población como actos hostiles contra Venezuela, juegan a su favor''.

Según León, el discurso izquierdista radical de Chávez no ha calado para nada en Venezuela, pero el nacionalismo sí. Las encuestas muestran que el 86 por ciento de los venezolanos rechazan la idea de que Venezuela siga el modelo cubano, pero las mismas encuestas demuestran que la gente apoya la defensa que dice hacer Chávez de la soberanía venezolana.

Mi opinión: la medida de Estados Unidos sería contraproducente. El presidente Bush debería respirar hondo y abstenerse de seguir los consejos de la línea dura de su partido de que designe a Venezuela como país terrorista, y le imponga sanciones económicas.

En cambio, lo mejor que podría hacer Estados Unidos es quedarse quieto por ahora, esperar que el equipo de expertos de Interpol certifiquen la autenticidad de los documentos de la FARC, y permitir que el pueblo venezolano pueda contrastar por sí mismo lo que dicen esos documentos con los discursos de Chávez en que afirma que ''juro por Dios y mi madre santa'' que ''nunca, jamás'' apoyó o dio protección a la FARC.

Esa flagrante mentira --que cualquier venezolano puede ver en You Tube-- haría más daño a la credibilidad de Chávez en Venezuela que cualquier cosa que pueda decir o hacer Bush.

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