El Canfinflero Fidel, el rufianismo de las FARC,
Hugo Chávez y el proxenetismo de Correa
por Ernesto Poblet *
José Gobello dedicó su vida a registrar las sutiles diferencias entre las palabras del lunfardo. Fundó, sostuvo, mantuvo y desarrolló su Academia Porteña del Lunfardo. Visitaba famosos, amigos, empresarios, profesionales. Como una hormiga infatigable sedujo con su innata simpatía a centenares de “protectores”, grupo de amigos y afectos de tan simpática como útil academia cultural. Su esfuerzo personal quedará en la historia como un sacrificado hombre que todo lo obtuvo con esfuerzo. Nada le llegó de arriba. Todos los que accedíamos a alcanzarle alguna cuota mensual convenida, lo hacíamos con placer. En mi caso personal, llegué a consignarlo con orgullo en el currículum vitae.
Define el diccionario de Gobello la pintoresca palabra “canfinflero”. Es el rufián que sólo explota a una mujer, no a varias. En los ochenta y pico de años de la vida de Fidel CastroCuba-Embargo-Reasons-to-End -muy publicitada- resulta difícil encontrar algún pequeño lapso donde el personaje se haya ganado el sustento con su propio esfuerzo personal. Nació y vivió sus primeros años de la fortuna de la familia Castro Ruz, gente adinerada en épocas de la deliciosa Cuba capitalista. Como cualquiera de los odiados burgueses el joven Castro estudió derecho y dedicó sus horas libres a la atractiva lucha contra el dictador Fulgencio Batista. No tan agitada ni peligrosa como quieren pintarla. Pudo darse el lujo de conspirar tomando con violencia un cuartel, resultar detenido, juzgado y condenado con las garantías de la ley. Gritar su encendida literatura desde la cárcel -exactamente al estilo “Mein Kampf- fácil y rápidamente indultado por el propio dictador. ¡Qué tiempos distintos a los del “impetuoso revolucionario Fidel”!
No se le conocen empleos al Fidel exiliado en México entre placenteras reuniones políticas con hombres de su generación romanticona. No faltaron las ayudas del “espeluznante imperialismo norteamericano” para la juvenilia rebelde y ardiente en esa etapa de los legendarios países centroamericanos. Encantadores políticos como Juan José Arévalo y Pepe Figueres recibieron y mimaron a aquellos jóvenes habilísimos para el discurso partriotero, el mismo que cantaba loas a deletéreas ensoñaciones idealistas. En la Sierra Maestra lograron Fidel y sus huestes recaudar ayudas de los regímenes accesibles de Costa Rica, Panamá, Guatemala y el mismo México. Fidel siempre fue fiel a sus eventuales “mecenas”. Mientras todo viniera de arriba no había porqué enojarse, hasta la famosa CIA colaboró en la larga aventura de la Sierra Maestra.
Paseó por Corrientes, paseó por Florida, se daba una vida mejor que un payá. El tango también lo puede evocar a Fidel Comió choripanes en los auténticos carritos de la Costanera de Buenos Aires junto al canciller del Presidente Frondizi. Se pavoneó ostentoso por la Quinta Avenida de Nueva York, hasta visitó la Casa Blanca y el Capitolio de Washington DC. Al volver de este último viaje se puso molesto pues no contestaron los codiciosos americanos su pedido de veinte mil millones de dólares de regalo para su familiar feudo cubano. Afloró de golpe un escondido resentimiento y odio contra el imperialismo yanqui, hasta que se destapó y sorprendió al mundo con su definición nítida: “Soy marxista leninista…”
Es que los zares rojos del Kremlim habían aceptado con entusiasmo mantener un rufián a noventa kilómetros del territorio de los Estados Unidos, en plena guerra fría. Un fiel, fidelísimo amigo incondicional. La Unión Soviética se aseguró un gigoló exclusivo por 28 años. Nadie le puede negar a Fidel la fidelidad que le guardó desde 1961 hasta 1989. Durante ese largo lapso el correcto canflinflero -de la larga barba y la parla interminable- jamás engañó a la fría URSS, desde Bulganin hasta los tiempos de Gorbachov.
La implosión de la madama URSS en 1989 colocó al improductivo régimen cubano a merced de la hambruna colectiva. Algunas ayuditas recibió de cálidos amigos del continente pero nunca entró Fidel en el engaño contra la portentosa madama de Moscú. Mientras tanto, automóviles Fiat del generoso ministro Gelbard no faltaron en su isla -y otras exportaciones argentinas- totalizando unos mil quinientos millones de dólares. Se morirá Fidel y no hay forma de hacerle recordar el pago de esas cifras que bien podrían resolver al menos algunos derechos humanos de nuestros cartoneros y villeros.
Rápido de reflejos el Fusilador del Paredón, encontró otra regente prostibularia que lo mantuviera en los años duros de la vejez. Era titular la nueva madama de yacimientos de petróleo con exportaciones a los Estados Unidos, colosales pagadores éstos. Derroches de petrodólares merced a la magia de las empresas del Estado que obraban “como esas mesas que nunca preguntan…” según decía Discépolo. Transcurrió una larga década y media con el discípulo Hugo Chávez -esa suerte de madama petrolera- proveedor de petróleo gratis a la isla y cuanta cosa necesitara Fidel y sus fieles militares, toda una asociación ilícita de felices rufianes.
El más grande canfinflero de la historia de la humanidad vivió sus ocho largas décadas de su madrecita buena la población cubana. Hace casi cincuenta años se lo ve viajar en los grandes aviones, visitando las capitales, pernoctando en los mejores hoteles, dando sus infinitos discursos en cuanta tarima se le ofrezca. Jamás se privó de nada y nunca produjo nada, salvo discursos repetitivos, retóricos, amenazantes y diseñadores de pintorescas utopías. La revista Forbes acreditó la descomunal fortuna que generó la actividad canfinfleril del incansable decidor de chamuyos siboneyes, chico.
LAS FARC Y CHÁVEZ
El diccionario de la lengua culta -no por ello sería inculta la lunfardía de Gobello- define al rufián como al personaje que trafica con prostitutas, agregándole la calidad de hombre vil y despreciable que engaña y estafa. Con los últimos acontecimientos, después de los incidentes entre Colombia, Ecuador y Venezuela, hemos podido observar ciertas novedades en las conductas de Hugo Chávez, las Farc y Correa.
Hugo Chávez esquilma al pueblo venezolano. Por medio de la empresa estatal Pedevesa ha encontrado el mecanismo de apropiarse de la liquidez permanente del negocio petrolero de su país, quinto exportador de hidrocarburos en el mundo. Chávez engaña, Chávez estafa. Fanfarronea por TV una orden militar de enviar tropas de su ejército a la frontera con Colombia. Se muestra feroz en “Aló Presidente”. Hace temblar a la región con una guerra incipiente. Se convierte en el “Rey del Amague”.
En la reunión del Grupo Rio Chávez aparece mansito, chistoso y cantor de boleros. Es que Uribe le había adelantado su decisión de denunciarlo ante la Corte Internacional de La Haya. Chávez sabía que las computadoras del difunto Raúl Reyes contenían documentación probatoria suficiente para mandarlo al peor de los cadalsos de estas épocas. Se deschavaría de golpe su maridaje con los terroristas y el narcotráfico. Era demasiado. Mandó al “che pibe” Correa urgente a dar por terminado el incidente del “sagrado territorio ecuatoriano violado por Uribe y el Imperio…”. Aprovechó la paciencia para morigerar su verborragia y descargar culpabilidades por sus andanzas en el narcotráfico y los muy campantes campamentos de Farc establecidos en Venezuela. Y los puertos de su patria bolivariana abarrotados de navíos -colmados de cocaína- zarpando muy orondos hacia el mundo comprador de la droga.
La plata del imperialismo chavista quiere comprar estaciones de servicio masivamente en la Argentina. Si es posible alzarse con las de Shell y Esso. A la Revolución del Siglo XXI no le interesan los negocios de los cerdos capitalistas. Sí le importan los objetivos políticos. Cada estación de servicio diseminada en el territorio argentino será una activa unidad básica de la “Revolución”.
Puede cualquiera pararse asombrado a contemplar las dos o tres estaciones de la Pedevesa y Enarsa en Buenos Aires. Jamás verán entrar o salir un automóvil, los “empleados” permanecen aburridos con las manos en el bolsillo todo el día ¿quién paga ese despropósito…? los desgraciados habitantes de la Venezuela cautiva del Gran Rufián y nosotros los estúpidos argentinos con los insoportables impuestos.
Los “sádicos farcenses” han elaborado un operativo para trasladar hacia Uribe la responsabilidad por los secuestros, torturas, extorsiones y demás violaciones a los derechos humanos de sus víctimas. Han logrado inculcar el síndrome de Estocolmo entre los familiares y amigos de la desdichada Ingrid Betancourt. La farsa de las liberaciones de rehenes por cuentagotas, fabricada para colaborar con la propaganda a favor de Hugo Chávez -siniestro disfraz de “ayuda humanitaria”- ha colmado de indignación al mundo.
Las Farc son esencialmente rufianescas. Viven del narcotráfico, de los secuestros, de las extorsiones, de los saqueos y exacciones a las poblaciones.
EL PROXENETISMO
Apareció en escena el novel presidente de Ecuador luego de una elección apañada por los dineros de Hugo Chávez. Lo que antes era un rumor contundente ahora pasó a confirmarse con la documentación surgida de las computadoras de Raúl Reyes. Estudios y pericias inobjetables dejan observar la canallesca conducta de los personajes aquí calificados. Por más que lo nieguen no se salvarán al menos de la condena moral que merecen.
Define el diccionario Larousse al proxeneta como la persona que procura y facilita la prostitución de otra y comparte las ganancias. La esencia del proxeneta según todos los diccionarios es textualmente la alcahuetería. El presidente Rafael Correa entró al juego sucio de las Farc y Chávez, se alineó con éstos y participa del círculo áulico de Fidel Castro. Sus fronteras con Colombia lo han llevado a la función de empalagoso y funcional alcahuete.
Desde el diario El País de Madrid se supo de la presencia al menos de once campamentos de las Farc en territorio de Ecuador. Siguen frescas las reiteradas negativas de Correa y sus enfáticas acusaciones al gobierno colombiano por no mantener seguras sus fronteras. Como si fuera fácil destruir las Farc evitando la muerte de la multitud de rehenes cautivos, instalados allí como escudo humano protector de la secta criminal.
Rafael Correa trafica armas y drogas consigna el periódico madrileño. Las farc, desde Ecuador, han llevado a cabo 39 ataques contra Colombia, en uno de ellos asesinaron 22 colombianos. Las cuantiosas denuncias ponen los pelos de punta. El puerto de Guayaquil se ha transformado en un constante embarque de drogas hacia el mundo. Mientras Rafael Correa la juega de indignado y apesadumbrado en la histórica reunión del Grupo Rio.
Rufianismo es alardear del eufemismo que consiste en “nacionalizar las empresas prósperas”, sacarles el jugo y después dejarlas morir en la inanición burocrática. Es una forma de la incautación dolosa de los bienes propios. El pueblo infeliz todo lo paga con su sangre -y sus bienes- cuando lo rodean los rufianes canfinfleros y proxenetas.
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