Cristina endurece su postura ante la huelga
La presidenta Cristina Fernández volvió a endurecer ayer su posición contra la dirigencia rural al comparar la huelga que llevan adelante desde hace 20 días los productores agrícolas con una medida de fuerza similar que antecedió al golpe de Estado de 1976.
'Las mismas organizaciones que hoy se jactan de desabastecer al pueblo también llamaron a un `lockout' patronal en febrero de 1976. Poco después vino el golpe más terrible, la tragedia más terrible que hemos vivido los argentinos'', dijo Fernández ante una multitud convocada en la Plaza de Mayo en apoyo a su gobierno bajo el lema ``Convivencia, diálogo y defensa del gobierno nacional y popular''.
Los huelguistas tienen unos 400 bloqueos de rutas en todo el país, impidiendo la circulación de camiones con productos del agro, en demanda de que el gobierno anule un nuevo sistema de gravámenes a las exportaciones de soja y girasol.
El paro rural ya ocasiona el desabastecimiento de carne vacuna, principal alimento de los argentinos, así como de aves y productos lácteos.
La presidenta había moderado su discurso contra los huelguistas en sus dos últimas apariciones públicas. Pero volvió a apelar a un duro lenguaje luego de que las cuatro principales entidades rurales ratificaran la huelga pese a una serie de medidas anunciadas en la víspera por el gobierno en favor de los pequeños productores.
''Ese pasado que quiere volver, no va a poder. La Argentina ha cambiado, somos otro país pese a quien le pese'', afirmó.
La Plaza de Mayo fue la semana pasada uno de los puntos de los llamados ''cacerolazos'' de sectores de la clase media urbana en adhesión al paro del campo, pero con los que también expresaron su rechazo al estilo confrontativo del gobierno.
Por ello la convocatoria oficial ayer en el mismo lugar fue interpretada como una demostración de fuerza. La principal central obrera del país, la Confederación General del Trabajo (CGT), y los alcaldes del partido Justicialista (peronista) de las principales localidades de la poderosa provincia de Buenos Aires desplegaron toda su capacidad de movilización de masas, con numeroso aporte de grupos de ''piqueteros'' (desocupados), organizaciones sociales y de izquierda aliados del gobierno.
''Olé, olé, olá, si este no es el pueblo, ¿el pueblo donde está?'', gritaban los partidarios, que se identificaban por organización con banderas, pecheras y gorros.
El escenario, decorado con una bandera argentina y dos pantallas gigantes, se colocó de espaldas a la casa de gobierno. Antes de la entrada de la presidenta, acompañada por su esposo y antecesor Néstor Kirchner, un locutor repetía ``lo que no necesitamos los argentinos es intolerancia, desabastecimiento e inequidad''.
''Hace apenas dos días que se cumplieron 100 días desde que juré como presidenta de todos los argentinos. Créanme que nunca había visto en tanto tiempo tantos ataques a un gobierno surgido del voto popular. Nunca tantas ofensas, tantos insultos. Parece que cometí un pecado al ser elegida por la mayoría de los argentinos en elecciones libres y democráticas'', dijo Fernández. Luego pidió a los huelguistas que ``no agravien más al pueblo, despejen las rutas para que los argentinos puedan acceder a los alimentos, las fábricas a los insumos y los comercios a las mercaderías''.
El lunes el gobierno anunció una serie de medidas para favorecer a los pequeños productores de soja y girasol, la más importante el 'reintegro automático de las `retenciones' (gravámenes)'' que compense el aumento en los derechos de exportación dispuesta el 11 de marzo.
En medio de la creciente tensión, el gobierno estaría bloqueando el envío de carne vacuna al exterior para garantizar el abastecimiento del mercado interno, según denunciaron dirigentes del sector.
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