21 abril, 2008

El ex obispo Fernando Lugo vence en las elecciones paraguayas

Fernando Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio  (APC), una coalición de amplio espectro ideológico, estuvo  acompañado durante de los comicios por numeros periodistas y "muchos amigos'', entre ellos Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo.
JORGE SAENZ/AP
Fernando Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición de amplio espectro ideológico, estuvo acompañado durante de los comicios por numeros periodistas y "muchos amigos'', entre ellos Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo.

El ex obispo católico Fernando Lugo, postulante de una coalición opositora, logró un triunfo histórico el domingo en las elecciones presidenciales --reconocido por su rival oficialista Blanca Ovelar-- que pone fin a seis décadas de régimen unipartidista del Partido Colorado.

El anuncio desató una fiesta popular en las calles de Asunción, la capital uruguaya.

El Tribunal Superior Electoral informó que Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), al cierre de esta edición ganaba con el 40.82 por ciento de los votos contra 30.72 por ciento de Ovelar, escrutado el 92 por ciento de las mesas, de un total de 14,000.

El ex general Lino César Oviedo, del partido Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (Unace), aparecía tercero con 21.98 por ciento.

La elección es en una sola vuelta, que consagra al candidato con más votos.

El presidente saliente, Nicanor Duarte, en conferencia de prensa admitió: "Hoy tuvimos un revés electoral. Felicito a la oposición''.

"Colaboraré activamente para que el traspaso del poder conforme a la Constitución, se realice en un marco pacífico de entendimiento'', agregó y enfatizó que por primera vez se producirá "un traspaso de un partido a otro sin derramamiento de sangre, sin golpe de estado, sin revuelta ni enfrentamiento entre hermanos''.

Horas antes, Velar, la primera mujer en postularse a la presidencia del país, reconoció la derrota: "Así como están avanzando las proyecciones, el resultado es irreversible y reconocemos el triunfo de Fernando Lugo''.

Con su histórico triunfo, Lugo termina con la hegemonía de 61 años de los "colorados'' en el poder, que además fueron el sostén político de la dictadura de tres décadas de Alfredo Stroessner. Esta fuerza ganó todas las elecciones tras su caída en 1989.

"Todos los paraguayos hoy tenemos que felicitarnos; dimos un paso de madurez para la construcción y consolidación de la democracia'', afirmó más temprano el ex obispo, de 56 años, en un hotel céntrico.

Lugo, que en el 2006 renunció a su cargo de obispo para lanzarse a la política, explicó que en su campaña "la palabra casi mágica que escuchábamos en cada reunión era ‘cambio' y que ‘el país no puede aguantar más' ''.

El candidato, que lidera una heterogénea coalición integrada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el principal de la oposición, ex colorados y 20 organizaciones sociales y de campesinos, capitalizó el descontento de muchos compatriotas que buscaban un cambio en esta nación azotada por la pobreza y la corrupción.

Señaló que su intención es "que Paraguay no sea recordado por su corrupción y su pobreza, sino por su honestidad, eficiencia y para que nunca más la clase política se base en el clientelismo [cambio de cargos públicos por apoyo al gobierno] y el prebendismo que tanto daño ha hecho al país''.

En las calles de Asunción se vivía una fiesta. Familias enteras y largas filas de automóviles circulaban por los alrededores de la Plaza de los Héroes al grito de "se siente, se siente, Lugo presidente''.

"Esto es increíble. Con todo el poder y la plata igual perdieron. Esta vez no pudieron comprar la conciencia de la gente'', declaró Ninfa Aguero, de 48 años, empleada de limpieza.

"A Lugo lo apoyan los que no tenemos oportunidad y quieren tenerla. Confío en él, ojalá no nos defraude'', destacó, mientras hacía flamear una bandera paraguaya con los colores rojo, azul y blanco.

El vencedor, que asumirá el 15 de agosto, heredará un país donde el 42 por ciento de la población vive en la pobreza y la tasa de desempleo llega al 13 por ciento, mientras que cinco de cada 10 paraguayos no leen ni escriben, cifras que ubican a Paraguay como la nación más pobre de Sudamérica detrás de Bolivia.

Una prueba de la necesidad de un cambio fue la alta participación de votantes: casi un 70 por ciento del padrón de 2.8 millones de paraguayos votó, una marca que supera el 65 por ciento de las últimas elecciones del 2003.

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