El nuevo pozo petrolero de Arabia Saudita calmará un poco, pero no mucho, la demanda global
Por Neil King Jr.
Si todo sale bien, Arabia Saudita inaugurará el próximo año los grifos del mayor pozo petrolero que se haya abierto desde fines de los años 70.
El complejo Khurais, debajo de una franja de unos 7.000 kilómetros cuadrados de dunas rojas y llanuras rocosas, podría agregar 1.200 millones de barriles al día a un mercado petrolero cada vez más apretado por la brecha entre el auge en la demanda y la escasez de nuevos descubrimientos importantes. Estas fuerzas gemelas han catapultado los precios del crudo a máximos históricos.
Al mismo tiempo, el proyecto Khurais ilustra un hecho más preocupante. Incluso en Arabia Saudita, país que alberga más de un cuarto de las reservas petroleras conocidas en el mundo, la era del crudo barato y fácil de exportar ya es cosa del pasado. El escepticismo reina entre los expertos, que dudan de que Arabia Saudita pueda superar los obstáculos, tanto geológicos como económicos, y convertir a Khurais en el cuarto campo petrolero más productivo del mundo.
Para explotar esta nueva fuente de crudo, Saudi Arabian Oil Co., más conocida como Aramco, se ha embarcado en el proyecto más costoso y complejo de sus 75 años de historia. La compañía estatal gastará hasta US$15.000 millones en una gigantesca red de oleoductos, instalaciones de tratamiento de crudo, pozos horizontales y sistemas de inyección de agua. La compañía lo califica como "uno de los mayores proyectos industriales que se están llevando a cabo actualmente en el mundo".
Último recurso
Aramco también está sacando de la alcancía una de sus últimas cuencas petroleras. Después de Khurais, al reino sólo le quedará un gran pozo por desarrollar: el menor y tecnológicamente exigente campo de Manifa, gran parte del cual se encuentra en altamar en el Golfo Pérsico. Ambos campos fueron descubiertos hace más de 50 años. Sin embargo, la mayoría de las reservas de Arabia Saudita se encuentran en campos más viejos o depósitos más difíciles de acceder. "Khurais y Manifa son los dos últimos gigantes en Arabia Saudita", dice Sadad al-Husseini, ex director de exploración de Aramco.
El proyecto de Khurais se erige como el núcleo de los esfuerzos de Aramco para mantenerse a la par con los declives naturales en sus campos más antiguos, a la vez que preserva el estatus del reino como la única válvula de emergencia energética del mundo. Para eso, la estatal está tratando de incrementar su capacidad de producción a 12,5 millones de barriles al día, frente a los 11 millones actuales.
Arabia Saudita está bajo una presión enorme para aumentar su producción, en un momento en que el mundo pasa apuros para abastecer una sed energética cada vez mayor. Según la Agencia Internacional de Energía, esta demanda global de 87 millones de barriles al día podría alcanzar los 115 millones para 2030. En un contexto en el que parece que la producción está estancada o de capa caída en México, Venezuela, Rusia y el Mar del Norte, todas las miradas se posan sobre Arabia Saudita para llenar el vacío.
Sin embargo, para un gran número de escépticos, Khurais se ha convertido en la prueba final sobre la salud (buena o mala) de las reservas petroleras del mundo. "Éste es el grande", dice Matthew Simmons, un banquero de inversión en energía cuyo libro Ocaso en el desierto, de 2005, cuestionaba la potencia petrolera de Aramco.
Los analistas del sector preocupados por el abastecimiento se han concentrado desde hace mucho tiempo en el Goliat de Arabia, el campo de Ghawar, que es de lejos el complejo petrolero más productivo del mundo. Desde su descubrimiento, en 1948, Ghawar provee la mayor parte del crudo del reino. Gracias a continuas perforaciones y grandes inyecciones de agua, Ghawar sigue produciendo unos cinco millones de barriles al día, aproximadamente la mitad del bombeo diario de Arabia Saudita. Ghawar representa por sí sólo casi el 6% de la producción mundial.
La pregunta ahora es si Aramco será capaz de aumentar significativamente su producción y durante cuánto tiempo. Las autoridades del país dijeron en su momento que de ser necesario podrían alcanzar una producción de 15 millones de barriles al día y mantener ese ritmo por 50 años. Desde entonces, han desistido, asegurando que de momento, 12,5 millones de barriles al día es el máximo que pueden prometer. Que puedan cumplir y mantener ese objetivo dependerá en gran parte de cómo vayan las cosas en Khurais.
Incluso con el petróleo a US$100 por barril, Aramco ha sufrido retrasos y aumentos en los costos de producción. A Aramco ahora le cuesta US$16.000 aumentar su capacidad de producción en un barril extra diario. Varios proyectos están retrasados debido a los altos costos y la escasez de acero y mano de obra. Muchos dudan de que Khurais pueda cumplir con su meta de 1,2 millones de barriles al día.
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