Un novato rompe con el pasado político paraguayo
Latinoamérica tiene otro gobierno de izquierda, el de Paraguay. Pero pese a ello, el giro a la izquierda no es uniforme.
El ex obispo católico Fernando Lugo ganó la contienda presidencial del domingo tras derrotar al Partido Colorado, que controló el poder durante seis décadas.
Lugo, un novato político que renunció a su condición de obispo en la iglesia católica para postularse a la presidencia, puso fin a 61 años de gobierno del Partido Colorado, tras realizar una campaña contra la corrupción política y el desastre económico.
El Partido Colorado surgió luego de una guerra civil en 1947 y apoyó la dictadura de derecha del general Alfredo Stroessner, hasta su derrocamiento en 1989.
Lugo declaró ayer que su prioridad será ayudar a los indígenas en la pobreza y obtener mayores aportes de Brasil para la explotación conjunta de la represa hidroeléctrica de Itaipú.
La usina hidroeléctrica, construida en 1973, posee 20 turbinas. La mitad corresponde a Paraguay, pero sólo utiliza una para su consumo; el resto de la energía lo vende al Brasil por lo que recibe $300 millones anuales. Sin embargo, la empresa Electrobrás de Brasil al revender esa energía excedente al parque industrial de Sao Paulo recauda $2,000 millones por año.
En entrevista con The Associated Press, Lugo pidió disculpas al Papa por ingresar en la política y expresó deseos de volver a su puesto como obispo una vez concluya su presidencia.
El triunfo de la Alianza Patriótica por el Cambio, la coalición opositora liderada por Lugo, es la más reciente victoria de una serie de triunfos electorales de la izquierda y centroizquierda, en América Latina.
Mark Weisbrot, del Centro de Investigación Política y Económica en Washington, señaló que la elección de Lugo es un signo de ``los profundos e irreversibles cambios que ocurren en América Latina''.
Estados Unidos dio señales de su disposición a colaborar con el nuevo gobierno. El portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, declaró a la prensa que las elecciones eran un ''paso'' adelante luego de la ''historia más bien difícil en términos de desarrollo y democracia'' de Paraguay.
Sin embargo, Lugo enfrenta muchos retos: un 43 por ciento de la población del país (6.5 millones) vive en la pobreza, el analfabetismo es alto, 300,000 campesinos sin tierras exigen apoyo y la corrupción en Paraguay es flagrante. Lugo, quien nunca ha ocupado cargo público alguno, consolidó su coalición contra el Partido Colorado hace tan sólo ocho meses.
Por ahora, la oposición disfruta la victoria, en grandes celebraciones en Asunción y en las ciudades vecinas.
''Ustedes decidieron qué es lo que se tiene qué hacer en Paraguay. Decidieron ser un Paraguay libre'', dijo Lugo a una multitud alegre.
Pese a todo, los simpatizantes de Lugo estarán pendientes de que cumpla sus propósitos.
''Lugo ha hecho muchas promesas y nosotros estamos cansados de las promesas. Tendremos que esperar por lo menos un año para ver si en verdad logra algo, especialmente si le puede dar trabajo a los jóvenes'', dijo Rodney Bernal, un guardia de seguridad en un hotel que presenciaba las celebraciones de la oposición.
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