09 abril, 2008

La inmigración se enfría junto con la economía

Por Miriam Jordan

El número de inmigrantes ilegales detenidos a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México ha caído significativamente, una señal de que la desaceleración económica y un patrullaje fronterizo más estricto están siendo una mezcla poderosa para desalentar la inmigración ilegal.

La Patrulla Fronteriza reporta que entre el primero de octubre de 2007 y el 31 de Marzo de 2008, el número de arrestos cayó un 16,3%, a 357.466, frente a los 426.895 registrados en el mismo período de 2006 y 2007. En el sector de Yuma, en Arizona, donde los agentes patrullan 240 kilómetros de frontera, sólo 5.909 personas han sido aprehendidas en los seis meses terminados en marzo, en comparación con las 24.721 de un año antes, un descenso de 76%.

No hay forma de medir el número de gente que intenta ingresar al país desde México cada año, y tampoco hay manera de calcular cuántos lo logran y cuántos no, pero los arrestos en la frontera son un indicador clave de cuánta gente está haciendo el intento.

El aparente descenso responde al hecho de que en las calles de las ciudades latinoamericanas ha corrido la voz de cuán dificil es hoy cruzar y encontrar empleo.

[borders]

Además de reforzar la vigilancia en la frontera, el gobierno ha lanzado una iniciativa para procesar y encarcelar a los visitantes ilegales, quienes antes eran simplemente deportados a México en cuestión de horas. Luego, muchos volvían a intentar entrar.

La Patrulla Fronteriza cree que estas medidas desaniman a los inmigrantes y que esa sería la razón por la que hay menos arrestos. "Estamos controlando nuestra frontera", dice Ramón Rivera, oficial de la patrulla en Washington.

Cuestión de oferta y demanda

Sin embargo, los economistas apuntan a otro factor: el estado de la economía.

Jeffrey Humphreys, director de pronósticos económicos de la Universidad de Georgia, dice que la vigilancia más estricta es un factor, "pero la motivación primordial es la oportunidad económica. Estas oportunidades estaban (concentradas) de manera desproporcionada en la construcción de viviendas, y ese sector se ha hundido".

Dos tercios de los trabajadores no autorizados son mexicanos. Según la Oficina del Censo, 14,4% de los mexicanos en EE.UU. trabajan en la industria de la construcción. Otros sectores importantes que emplean a indocumentados, como la jardinería y las guarderías, también están cayendo.

Dawn McLaren, investigadora de la escuela de negocios de la Universidad Estatal de Arizona, especializado en inmigración, dice que los arrestos de indocumentados tienden a caer un año antes de una desaceleración económica y suben cuando se aproxima un repunte. "Uso el número de detenciones en la frontera como un indicador económico clave", dice McLaren.

Los inmigrantes latinoamericanos son motivados principalmente por la diferencia salarial entre lo que ganan en sus países y lo que ganan en EE.UU. Los trabajadores que típicamente ganan US$5 al día en México o Guatemala pueden ganar al menos esa misma cantidad en una hora de trabajo en EE.UU., y usualmente más. "La diferencia en salarios es grande si hay empleo aquí. Si no hay, prefieren quedarse en casa", dice McLaren.

Para Joshua Hoyt, director ejecutivo de la Coalición para los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados en Illinois, "el mercado laboral méxico-americano es uno de los ejemplos más eficientes de la ley de oferta y demanda. Si la demanda cae en EE.UU., la oferta de trabajadores que viene de México cae".

Una avalancha de leyes estatales que castigan a los empleadores de inmigrantes indocumentados podría también estar desalentando la inmigración ilegal. En Arizona es ahora casi imposible conseguir trabajo, y más compañías están usando un sistema electrónico para verificar la documentación de sus empleados.

De hecho, los inmigrantes ya en EE.UU. están sintiendo la presión económica. Una señal de la escasez en el mercado laboral es que las esquinas en las ciudades más grandes en todo el país están llenas de trabajadores frustrados en busca de empleo.

"Vivir acá por estos días es un sufrimiento", dice Francisco López, quien perdió hace poco su trabajo en construcción. "No le estoy recomendando a mis amigos en mi país que vengan. Hasta yo mismo estoy pensando en devolverme".

No hay comentarios.: