10 abril, 2008

Los Chicago Boys

por Angel Soto

Angel Soto es Profesor dela Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes (Chile).

Habitualmente se habla de la "Escuela de Chicago" para referirse a los planteamientos que hicieron algunos de sus insignes profesores —varios de ellos premio Nobel— y que dicen relación con la supremacía de la libertad individual por sobre la planificación central. Una batalla de las ideas que enfrentó al mundo durante parte importante del siglo XX, pero que a fines de los 80, tras el evidente fracaso del socialismo estatista, terminó por imponerse con el triunfo del liberalismo económico como mecanismo para alcanzar el desarrollo por sobre el camino de servidumbre.

En Chile, el asunto nos toca más de fondo. Fue el lugar de formación de una generación de economistas que desde mediados de los cincuenta inició una transformación económica, primero a través de la docencia universitaria y luego desde el gobierno, medios de comunicación, centros de estudios y las empresas. Transformación que le cambió la cara al país, proyectándolo como modelo de desarrollo para Latinoamérica.

El libro La Escuela de Chicago, editado por Francisco Rosende, tiene la virtud de combinar la historia y las experiencias personales de sus alumnos con la explicación de la teoría económica. Mérito que permite al lector aplicar distintos niveles de lectura, pues junto al ambiente intelectual descrito se pueden entender, de manera clara, aspectos de los "enfoques Chicago" en temas como la revolución de las decisiones racionales, las finanzas, la economía laboral, la evaluación de proyectos, el medio ambiente o la economía internacional, entre otros.

Todos tienen en común el sello del rigor analítico y la constante exigencia de contrastar las teorías económicas con la evidencia empírica, ciencia positiva y lógica a ultranza. "Nadar o morir", pareciera ser el eslogan que tuvieron que soportar los estudiantes, quienes en medio de las exigencias universitarias encontraron espacio para valorar la importancia de la relación maestro-discípulo, cuya impronta sintieron en su verdadero "padre adoptivo": Arnold C. Harberger. "Alito", como lo llaman sus estudiantes, fue el hombre ancla, quien con una clara visión de futuro fomentó la "inversión en capital humano" que años más tarde traería sus frutos.

Había que estudiar economía de manera seria, ya que el discurso estructuralista dominante sobre el origen y cura de la inflación no daba resultados.
El relato plantea una relación con Chile en dos momentos. Uno —el clásico— de los Chicago boys que viajan en los 50 y vuelven a reformar la Escuela de Economía de la Universidad de Chile. El segundo, el de los estudiantes que en los años 70 y 80 realizan sus estudios de postgrado en un contexto distinto, precedido por el éxito de las políticas que están aplicando sus profesores en Chile, como también marcado por la crisis, que los puso en tela de juicio y que significó una disminución de los interesados en viajar a sus aulas.

Obviamente la transformación económica nacional no fue sólo obra de los economistas de Chicago. También existieron otros boys —de Harvard, MIT o Yale—; sin embargo lo importante es que su visión de la economía era coincidente con el enfoque Chicago. Son los "padres fundadores" de la transformación capitalista chilena.

En definitiva, un llamado a restablecer la confianza en la eficacia del mercado y —como dice el libro— en la existencia de costos asociados a las intervenciones de la autoridad. Una lección que por estos días nuestros gobernantes parecen haber olvidado.

Frase destacada: “No se debe caer en la trampa del clientelismo, de la moda intelectual, de lo que es “politically correct”; importa sólo la verdad… No hay economistas de izquierda o de derecha: sólo hay buenos y malos economistas”.

Se lo recomiendo a: “los que están faltos de ideas y que están frenando el crecimiento de Chile, pero también a los que nos llevaron a ser un país modelo: todos necesitamos reforzar los principios de la sociedad libre”.

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