10 abril, 2008

México esboza una apertura petrolera, pero no entusiasma al capital extranjero


Por John Lyons y Neil King Jr.

El intento de México de abrir las puertas de sus debilitados pozos petroleros quizá no sea suficiente para atraer a los grandes jugadores internacionales que el país necesita para revertir el bajón de su producción de crudo.

Al igual que otros grandes productores de petróleo, como Kuwait e Irak, México cree que puede seducir a las compañías petroleras para que alquilen su músculo y experiencia, aun sin una oferta concreta de ganancias. Pero las grandes petroleras se han mostrado hasta ahora recelosas de tales ofertas, incluso mientras muchos de los campos petroleros más prometedores del mundo siguen fuera de su alcance.

El plan mexicano, enviado al Congreso el martes por el presidente Felipe Calderón, podría permitirle al monopolio Petróleos Mexicanos, Pemex, firmar contratos con compañías petroleras extranjeras a cambio de una cuota base, pero sin darles ninguna participación en las reservas que encuentren. La constitución nacionalista del país prohíbe al monopolio estatal petrolero formar empresas conjuntas de riesgo compartido con otras compañías petroleras.

Incluso el presidente ejecutivo de Pemex, Jesús Reyes Heroles, admitió ayer que los contratos petroleros podrían ser más interesantes para los jugadores pequeños que para gigantes internacionales como Royal Dutch Shell PLC o Exxon Mobil Corp. "Quizá no Exxon Mobil, pero otras compañías", dijo Reyes Heroles cuando le preguntaron a qué tipo de compañías atraería estos contratos.

[mexoil]

Incluso si las grandes petroleras están interesadas, es poco claro cuándo serían firmados tales contratos. Incluso si la ley fuera aprobada en el Congreso, es posible que grupos de oposición interpongan medidas legales ante la Corte Suprema, un proceso que podría tomar un año o más. Los críticos podrían argumentar que los incentivos por desempeño que el gobierno de Calderón quiere incluir en los contratos son similares a los esquemas de rentabilidad compartida prohibida por la constitución.

México, el sexto mayor productor mundial de petróleo, provee cerca del 7% de las necesidades diarias de Estados Unidos. Con su producción ahora en declive, muchos analistas predicen que, de no encontrar petróleo ahora, podría dejar de ser un exportador en los próximos cinco o siete años. El país está recurriendo a los contratos de servicio porque Pemex es incapaz de alcanzar los depósitos no explotados que yacen en aguas profundas de la costa mexicana. México depende del petróleo para pagar más de un tercio de las cuentas del gobierno.

Con los términos correctos, las grandes petroleras mundiales sin duda aceptarían la posibilidad de explorar y desarrollar los campos petroleros mexicanos. "México representa uno de los grandes premios mundiales de la industria", dijo J. Robinson West, presidente de PFC Energy en Washington. "Tiene buen futuro, justo junto a EE.UU., y la geología es conocida por cualquiera que haya trabajado en el Golfo de México".

El tardío intento mexicano de revivir su sector petrolero también se da en un momento de máxima tensión en la industria petrolera. Las plataformas petroleras marinas están alcanzando precios récord, y compañías de todo tipo se pelean por una fuerza laboral cada vez más pequeña. "¿Estarán las grandes compañías dispuestas a venir y hacer algo con base a un pago fijo en efectivo? Yo creo que no", dijo George Baker, un analista petrolero especializado en México. "Estamos hablando de dedicar escasos recursos, mano de obra y tecnología por muy poco retorno real".

Hace cinco años, México empezó a hacer contratos de servicios para sus campos de gas, pero la experiencia no ha sido del todo buena. Los contratos fracasaron en su intento de atraer el interés de la mayoría, ya que las grandes compañías petroleras rechazaron los términos. Algunos contratos fueron firmados, eventualmente, pero ha habido problemas. La petrolera española Repsol actualmente está intentando salir de su contrato de gas con México porque no le está redituando, dicen personas de la industria.

Es más, la oposición política será feroz. Andrés Manuel López Obrador, un populista ex candidato presidencial, ha prometido convocar protestas callejeras públicas si los contratos entran en vigor. López Obrador, que dice que el gobierno secretamente intenta privatizar Pemex, tiene un largo historial bloqueando instalaciones de petróleo y gas. Estos contratos de servicio podrían ser redituables si son el inicio del proceso de reforma que lleve a una mayor apertura en la industria energética mexicana, dicen los expertos.

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