10 abril, 2008

La ofensiva de Hugo Chávez: del cemento al acero

Por Joel Millman y Darcy Crowe

CARACAS — El presidente de Venezuela Hugo Chávez ha ordenado la nacionalización de la filial local de la siderúrgica Ternium SA en lo que constituye la segunda estatización de una industria en manos extranjeras esta semana.

La aceleración de la agenda socialista llega en un momento en que Chávez trata de revitalizar su debilitado apoyo entre sus defensores, quienes se han visto duramente golpeados por la escasez de alimentos y otros problemas económicos. Reforzar ese respaldo es crucial de cara a las elecciones regionales de noviembre, cuando se ponen en juego 24 gobernaciones.

"Chávez tiene prisa", dice Alexander Guerrero, economista de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. "Enfrenta elecciones en noviembre y está preocupado por cómo saldrán las cosas", dice.

Las nacionalizaciones no son nada nuevo para el mandatario venezolano, que ya se ha hecho con el control de las industrias privadas de petróleo, telefonía y electricidad. Pero el ex soldado pareció haber bajado de ritmo después de que su proyecto para cambiar la Constitución y convertirse en presidente vitalicio fue rechazado por los votantes.

[venezuela]

Pero eso ha cambiado. El lunes, Venezuela dijo que asumiría las participaciones mayoritarias de las divisiones locales de las tres mayores cementeras del mundo, la mexicana Cemex SA, la francesa Lafarge SA y la suiza Holcim Ltd. La medida se anunció en momentos en que Chávez ha sido criticado por no cumplir sus promesas de construcción de viviendas.

La nacionalización de la unidad siderúrgica Sidor es especialmente osada dado que afecta a Argentina, uno de los aliados regionales más estrechos de Venezuela. Ternium SA, con sede en Luxemburgo, es controlada por argentinos. Ternium controla un 60% de las acciones de Sidor. La participación restante está en manos del gobierno venezolano y del sindicato de Sidor. Venezuela ha amenazado antes con hacerse con Sidor, el mayor productor de acero del país. De hecho, la siderúrgica se vuelto famosa por disputas con las autoridades fiscales, proveedores y trabajadores.

Últimamente, los trabajadores han pedido la nacionalización de la compañía. El martes, Ramón Carrizales, vicepresidente de Venezuela, acusó a los gerentes argentinos de someter a los empleados venezolanos a condiciones de "semiesclavitud".

La mayoría de los analistas cree que es probable que Venezuela le pague a Ternium la totalidad o una parte de las unidades locales como parte de la nacionalización. Así lo ha hecho en adquisiciones previas. Sin embargo, Carrizales dijo ante reporteros que era prematuro establecer una cantidad de cuánto podría pagar el gobierno por el control de la compañía.

Las acciones de Ternium que cotizan en Nueva York cayeron 9% para quedar en US$35,23. Aunque las acciones cayeron, algunos analistas dicen que el panorama no es tan sombrío para Ternium.

De partida, Sidor ha estado perdiendo dinero.

Algunos inversionistas especulan que la compañía está buscando una manera decorosa de salir de Venezuela. Bajo esa teoría, la nacionalización podría permitirle a Chávez llevarse los dividendos políticos y permitir a los propietarios de Ternium repatriar sus activos.

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