21 abril, 2008

¿Podrá Gran Bretaña frenar la crisis de crédito?

Por Mark Whitehouse y Carrick Mollenkamp

LONDRES — El Banco Central de Gran Bretaña está preparando medidas para solucionar un problema que tiene locos a los gobiernos de ambos lados del Atlántico: la paralización de los préstamos bancarios, una situación que amenaza al crecimiento económico global. De todas maneras, las nuevas medidas británicas, que serían anunciadas hoy, no serán suficientes, lo cual abriría el camino a soluciones que podrían costarles mucho dinero a los contribuyentes.

El Reino Unido, la quinta economía mundial, es un laboratorio de políticas para contrarrestar la crisis financiera global provocada por el derrumbe del mercado inmobiliario. Sus bancos dependen mucho de los mercados financieros para conseguir el dinero que después convierten en hipotecas y otros préstamos para el público, préstamos que han ayudado a convertir a los británicos en los consumidores más endeudados del mundo. Ahora, esos mercados financieros se han cerrado, lo que pone en riesgo el sistema bancario inglés y su economía.

La escasez de crédito ha forzado a los prestamistas hipotecarios a ser más estrictos. Esto puso punto final al alza en los precios de las casas, que a su vez habían sido uno de los motores de la expansión del consumo. Los mercados de futuros sugieren que los precios de las viviendas del Reino Unido podrían caer un 15% para fines del año próximo, a la par del estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Un estudio de Morgan Stanley concluye que un descenso de ese tamaño podría dejar al 14% de los deudores británicos con hipotecas debiendo más dinero del que valen sus propiedades, una situación que seguramente aumentará la tasa de impagos del país, la cual actualmente es bastante baja. En EE.UU., los mercados de futuros calculan un declive en los precios inmobiliarios de 27%.

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El gobierno británico fue criticado durante meses por no haber actuado tan agresivamente como sus colegas del resto de Europa y EE.UU., para después terminar nacionalizando el banco Northern Rock PLC. Ahora, el primer ministro, Gordon Brown, ante el riesgo de una caída en su popularidad, está dispuesto a repartir dinero a consumidores y propietarios. A cambio de la ayuda de emergencia, Brown les está pidiendo a los bancos que presten dinero con más facilidad y fortalezcan sus reservas de capital.

Según el plan desarrollado con el Tesoro del Reino Unido, el Banco de Inglaterra (el banco central del país) ofrecería a los bancos comerciales hacerse cargo de hipotecas difíciles de negociar y que han estado arruinando los balances de los bancos e impidiéndoles crear préstamos nuevos. Fuentes cercanas dicen que el plan permitiría a los bancos intercambiar hipotecas por al menos 50.000 millones de libras esterlinas, o US$99.740 millones, y recibir títulos de deuda del gobierno, que los bancos podrían vender para conseguir efectivo.

Camino similar

La Reserva Federal de EE.UU. dio un paso parecido, pero el enfoque británico permitiría a los bancos entregarle sus hipotecas en problemas al banco central durante un año entero, o más. La Fed sólo permite el intercambio de hipotecas por bonos del gobierno por 28 días. El Banco Central Europeo, que siempre ha aceptado valores hipotecarios como garantía para conceder préstamos, hace poco comenzó a entregar dinero por períodos de hasta seis meses, pero no más.

Varios economistas dudan que el plan del Reino Unido tenga una influencia importante.

"Es mejor que nada, pero soy escéptica a la hora de calificarlo como una solución", dice Karen Ward, economista del banco HSBC en Londres.

A medida que se profundice la crisis, habrá más presión sobre el gobierno británico para que tome decisiones creativas.

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