Según los anuncios, la carga impositiva disminuirá cuando el valor internacional de los granos alcance precios mayores a los actuales.
Los líderes del campo argentino ya anunciaron que las medidas no satisfacen sus demandas y las rechazan por haber sido tomadas de manera unilateral.
En todo caso, la iniciativa del ejecutivo es percibida por algunos sectores como una señal de que la presidenta Cristina Fernández está dispuesta a ceder en su disputa sobre el esquema impositivo.
"Hemos hecho algunas modificaciones con el propósito de preservar el funcionamiento de los mercados a futuro", dijo Alberto Fernández, jefe de Gabinete.
Los cambios
La modificación impositiva anunciada se produciría de la siguiente forma: Cuando la soja llegue a un precio internacional de US$750 por tonelada la retención bajará del 58% al 52,7%.
Con el trigo la reducción se producirá cuando alcance los US$600. Con el maíz cuando llegue a los US$400 y con el girasol cuando toque el techo de los US$900.
Para los productores del campo la propuesta del gobierno es un cambio mínimo que no satisface sus demandas.
Argumentan que las modificaciones se dan en precios muy superiores a los actuales.
"Tenemos la impresión de que aquí no se ha cambiado absolutamente nada; es doméstica en un lugar inalcanzable", aseguró Hugo Biolcatti, vicepresidente de la Sociedad Rural.
Por otra parte, el jefe de Gabinete señaló que se dispondrá "del sistema de reintegros a monotributistas" con producciones menores a los US$45.000 aproximadamente y que "se autorizará a municipios y gobiernos provinciales a emitir permisos de exportación", según reportó la agencia oficial de noticias de Argentina, Telam.
El jefe del Gabinete criticó a los líderes del sector agropecuario por lo que llamó su "formidable incapacidad" para negociar.
Sin embargo, para Alfredo de Angeli, dirigente local de la Federación Agraria en Gualeguaychú, el gobierno "sigue confundiendo a la gente".
"Estas resoluciones no sirven para nada".
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