10 mayo, 2008

Capitalismo democrático: una realidad

por Hugo J. Faria

En la entrega del 13 de Febrero pasado titulada “Socialismo democrático: una utopía” señalaba que el socialismo democrático es un contradictio in terminis, (oxymoron en el Imperio), no puede haber democracia cuando el estado en virtud de sus numerosas empresas es independiente económicamente de los ciudadanos. En todas las democracias exitosas en el mundo el estado vive de las contribuciones impositivas de los ciudadanos. Para que en Venezuela el estado viva de los ciudadanos se requiere una devolución de las acciones de las compañías gubernamentales a los ciudadanos, especialmente las petroleras, y que los impuestos pagados por las mismas le sean depositados a todos los venezolanos por nacimiento mayores de 18 años. Si las compañías petroleras generan dólares o euros los abonos en nuestras cuentas deben ser en dólares o euros. No cometamos la inconciencia social de obligar a los venezolanos a usar una moneda de inferior calidad como el bolívar.

Algunas interrogantes

¿Quién gerencia a PDVSA? Un porcentaje del capital accionario se vende en los mercados de capitales para atraer experticia gerencial. Los ingresos por la venta de este digamos 20% se le inyecta a la empresa o se utiliza para pagar deuda del estado que es deuda de los venezolanos. El resto del capital accionario se le devuelve a los legítimos dueños que seríamos los venezolanos por nacimiento mayores de 18 años.

¿Se concentraría la propiedad de PDVSA en las familias tradicionales venezolanas? BP se privatizó y su propiedad no se ha concentrado. Tampoco se ha concentrado la propiedad de las otras grandes empresas petroleras.

PDVSA con las reservas ha sido valorada entre 100 y 150 millardos de dólares. Si la familia Cisneros, por ejemplo, invirtiese toda su fortuna en PDVSA no tendría más del 5% del capital accionario. Además, la existencia de inversionistas con cierta concentración del capital es conveniente porque induce incentivos adecuados para el monitoreo de la gerencia. El accionista con un porcentaje minúsculo no se beneficia suficientemente para emprender niveles altos de supervisión y monitoreo gerencial, porque sería como “cachicamo trabajando pa’ lapa”. Se podría estudiar la posibilidad de registrar a PDVSA en jurisdicciones internacionales donde reine el imperio de la ley para propiciar una mayor transparencia en materia de gobierno corporativo y estructura de la propiedad.

¿Qué harían los venezolanos con las acciones que les sean devueltas? Es conveniente establecer un período informativo que podría durar unos 6 meses, (cuando hay real de por medio se aviva la inteligencia), en el cual se da a conocer lo que significa ser accionista, los derechos que implica y las consecuencias de la venta de las acciones. Una vez claramente informados debemos permitir que los venezolanos decidan si venden o retienen la propiedad. Este mecanismo contribuiría inmensamente a gestar un país de propietarios fomentando los cambios de incentivos deseables asociados a la propiedad, entre otros la reducción de la informalidad.

¿Qué harían los venezolanos con los ingresos petroleros? Habría una variedad de usos, desde consumo en caña hasta inversión en los mercados de capitales internacionales pasando por comida a los hijos y mayor consumo de ocio. No hay beneficios sin costos. El gran beneficio de la propuesta es que cumplimos con la condición necesaria para la existencia de libertades políticas y civiles. Debemos comparar este beneficio con el costo de que algunos venezolanos destinen sus ingresos a usos que nos pueden desagradar.

Si queremos disminuir el mayor consumo de caña y ocio, impulsemos los valores del trabajo, familia y paternidad responsable. Ayudaría también la estructura de incentivos que propicia el capitalismo, el cual fomenta la responsabilidad personal, porque las personas experimentan las consecuencias de sus decisiones, y un deseo de trabajar adicional por la disminución de las barreras a la acumulación de riqueza. Otros beneficios colaterales son la reducción de la pobreza crítica y un mecanismo superior a las Misiones gubernamentales.

¿Cómo se financia el estado? Sugiero que con impuestos al gasto estilo IVA. De esta forma todos pagamos impuestos, el que más gasta más paga, y así todos experimentamos el costo del gobierno induciéndonos a exigir calidad de estado. Adicionalmente los impuestos al gasto son de más fácil administración y cumplimiento. Finalmente, como sería de tasa única no viola el estado de derecho porque no discrimina entre los ciudadanos.

¿A Quién le disgusta este planteamiento? Entre otros, los políticos tradicionales porque verían mermadas su cuota de poder, incluyendo a la mayoría de los líderes actuales de la oposición y nuestra intelectualidad socialista promotora de la pobreza y por tanto carente de conciencia social. Además, algunos particulares que con grandes habilidades de interacción social penetran al estado y lo manipulan para provecho personal, los llamados rent-seekers.

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