Los dos caminos de Lugo
por Jose Cantero
La experiencia de nuestros vecinos nos indica con claridad el camino que debemos transitar. Lugo deberá pasar de la prédica a la construcción de un sendero edificante. De lo contrario, se quedará sin aplausos.
En el día de los trabajadores, Lugo pronunció un provocador discurso que le valió un acalorado aplauso de los sindicalistas. Habitualmente, las prédicas que se apoyan en calificativos como “clases oligarcas” tienen un peso tan tremendo en el mundo sindical que prácticamente rivalizan a las acciones. Pero en el gobierno, uno no se gana la audiencia por medio de la labia, sino a través de hechos concretos. Nuestro nuevo mandatario debe evitar la incontinencia verbal, y destinar sus energías para trazar un nuevo camino que nos conduzca de la pobreza a la prosperidad.
Lo más práctico, en la etapa inicial del bosquejo del camino a emprender sería recoger las experiencias de nuestras economías vecinas. Es decir, analizar el modelo económico de Argentina, o bien, observar la conducción económica de Lula en el Brasil. Son caminos que aparentan ser idénticos, pues ambos gobiernos hacen énfasis en la promoción social; Lula tiene un origen sindicalista y los Kirchners son peronistas.
Pero en realidad son caminos contrapuestos, pues uno conduce a la pradera del desarrollo y el otro a la zanja. A primera vista da la impresión de que Argentina está construyendo el primer camino. No es para menos, en los últimos cinco años el país del tango viene creciendo a tasas de 8,5%. Pero este ritmo de expansión se ha forzado a costa de mayor inflación. La estrategia de restringir el mercado de divisas, manteniendo fijo el tipo de cambio ocasiona que el dinero “peso argentino- crezca a un ritmo tan devastador que está carcomiendo el poder adquisitivo. Un estudio de la Universidad Torcuato Ditela revela que la inflación para los próximos 12 meses sería de 33%.
El otro factor que está matando la competitividad argentina es el despojo de la rentabilidad de los sectores exitosos, por medio de mayores imposiciones tributarias a la producción del campo. A modo de ejemplo, la soja pagará una retención de 44%, el girasol y la leche en polvo de 40%, y el trigo del 27%. Es absurdo, pero los Kirchners inclusive desconocen la historia de su propio país que a inicios del siglo pasado se situaron entre los de avanzada, gracias al aporte del sector agropecuario que pudo capitalizar el contexto internacional favorable.
Lula, en cambio, abandonó la retórica sindical y le puso proa al desarrollo. El país de la samba, en vez de aplicar restricciones a las exportaciones de carnes, imponer controles de precios o entablar discursos que confundan al capital nacional e internacional, se ha preocupado en mantener estables las reglas de juego, a traer inversiones y ganar mercados para sus productos y para sus empresas.
El hecho de mantener un tipo de cambio más flexible y contar con políticas fiscales ordenadas le ha permitido a Brasil experimentar un crecimiento económico moderado, pero sin un sobrecalentamiento como el argentino. Hoy, nuestro vecino del norte está entre las diez economías más grandes del mundo, se consolida como principal agroexportador, integra la región CRIC (Brasil, Rusia, India y China), y está a punto de conseguir el rango de “investment grade” que le permitirá atraer un mayor flujo de capital externo más estable y a menor costo. En la actualidad, los principales grupos empresariales brasileros como JBS, Marfrig, Vale, Gerdau, Votorantim, y tantos otros se están internacionalizando comprando las principales empresas en la región y en otras latitudes.
El camino económico que está trazando Lula es el de la cordura. Han sido capaces de mantener la coherencia en materia de políticas económicas entre gobiernos de distintos signos. Argentina, en cambio, tiene una visión económica corto-placista y sectaria.
La experiencia de nuestros vecinos nos indica con claridad el camino que debemos transitar. Lugo deberá pasar de la predica a la construcción de un sendero edificante. De lo contrario, se quedará sin aplausos.
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