EEUU
¿Qué le ha pasado a la Huffington?
Por John Stossel
Hubo un tiempo en que fue el ojito derecho de conservadores como Newt Gingrich, pero ahora no se puede ver un programa de actualidad en televisión sin que salga pidiendo más Estado y despreciando a quienes desean todo lo contrario. |
Hablo de Arianna Huffington, empresaria y autora de Right Is Wrong: How the Lunatic Fringe Hijacked America, Shredded the Constitution and Made Us All Less Safe (La derecha se equivoca. Cómo los radicales secuestraron América, se cargaron la Constitución y nos hicieron menos seguros). Hace poco la entrevisté, luego de que me dejara impresionado el éxito de su página web: en sólo tres años el Huffington Post se ha convertido un site progre de primera.
¿Qué le ha pasado a la Huffington? En 1994 trabajó para promover la revolución de Gingrich y se dejó ver en actos políticos de Bob Dole. "Definitivamente, me consideraba conservadora –me contó–. Realmente creía que el sector privado sería capaz de encargarse de un montón de cosas que pensaba eran muy importantes, como el cuidado de los necesitados.
Pero después vi lo difícil que es... Uno de los problemas de la derecha es que no cree en los hechos, en las pruebas. Yo estaba dispuesta a cambiar de opinión, si las pruebas lo justificaban. A todos nos iría mejor si estuviéramos dispuestos a atender a las evidencias que se vayan presentando".
Pero después vi lo difícil que es... Uno de los problemas de la derecha es que no cree en los hechos, en las pruebas. Yo estaba dispuesta a cambiar de opinión, si las pruebas lo justificaban. A todos nos iría mejor si estuviéramos dispuestos a atender a las evidencias que se vayan presentando".
Total, que se pasó a las filas del Gran Gobierno.
"Lo que necesitamos son políticas gubernamentales serias para tratar la pobreza", me dijo. Pero no funcionan, repliqué. "No funcionan tan bien como deberían, pero podemos hacer mucho más", contestó.
A su juicio, el programa AFDC (Ayuda a las Familias con Hijos Dependientes) benefició a los pobres, y por tanto la reforma del sistema asistencial no fue una buena idea. "Un montón de gente sin formación laboral y sin capacidad para valerse por sí misma ha sido abandonada".
En este punto comenté que, desde la reforma, 8 millones de personas han abandonado las listas de los servicios asistenciales, y muchas de ellas han encontrado puestos de trabajo que les gustan y por los que reciben más dinero del que recibían del Estado. Aunque sus políticos preferidos dicen que la vida de los pobres ha empeorado, lo cierto es que el ingreso de los americanos que menos tienen se ha incrementado.
Huffington reconoció que sí; sin embargo, agregó: "En general, en general... Pero sabrá que hay más de 30 millones de americanos viviendo por debajo del umbral de la pobreza". Según la Oficina del Censo, el porcentaje de familias que viven por debajo del umbral de la pobreza pasó del 11% en 1996 al 9,8 en 2006. El porcentaje de madres solteras por debajo del referido umbral se redujo en ese tiempo del 32,6 al 28,3%.
A mí esto me parece progresar. Pero Huffington se despachó con lo que sigue: "El hecho de que antes soliéramos vivir en cuevas no sirve de justificación para el actual estado de cosas".
Como la mayoría de los progres, Huffington piensa que América necesita más regulaciones. Piden, por ejemplo, que la OSHA (Occupational Safety and Health Administration) sea más fuerte para que así pueda proteger mejor a los trabajadores.
Intenté entonces darle cuenta de algunos hechos. Si bien es cierto que desde el establecimiento de la OSHA los accidentes laborales han descendido, también lo es que el proceso arrancó bastante tiempo atrás. A finales de los años 30 morían en accicentes laborales más de 40 de cada 100.000 trabajadores; en 1971 la cifra se había reducido a menos de 20 por cada 100.000. Tras la creación de la OSHA el número de accidentes siguió cayendo, pero a menor velocidad. Así pues, no cabe atribuir las mejoras en este rubro a la intervención pública.
El Estado se aprovecha de una tendencia existente e inmediatamente se dispone a coparla.
El Estado se aprovecha de una tendencia existente e inmediatamente se dispone a coparla.
Aquí, la Huffington me dijo: "Si usted fuera el marido de una de las mujeres que acaban de morir porque las regulaciones de la OSHA no se aplicaron como es debido, no hablaría con tanta arrogancia del ritmo con que mejoran las cosas". Como si el Estado pudiera garantizar la erradicación de los accidentes laborales que se cobran la vida de la gente...
Huffington también se ha unido a la guerra contra el calentamiento global. Advertí entonces que su casa de 7 millones de dólares consume más carbón que un centenar de habitantes del Tercer Mundo. A lo cual replicó: "No hay duda de que el hecho de que viva en una casa enorme y de que ocasionalmente viaje en avión privado... de que este tipo de cosas son contradicciones. No me estoy vendiendo como un referente que sólo viaja en bicicleta".
Este tipo de honestidad puede hacer mucho bien. Ojalá que la Huffington y los que son como ella acaben reparando en el resto de contradicciones subyacentes al llamamiento de la izquierda a un Estado permanentemente invasivo.
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