La burbuja de materias primas
Por Leonor Filardo
El Universal
Una burbuja surge cuando los precios de diferentes bienes (tierras, materias primas, metales, sector inmobiliario, nuevas tecnologías) e instrumentos financieros (acciones, bonos, monedas), suben más allá del nivel normal de mercado. A este proceso lo califican de especulación porque cuando se aceleran los precios, compradores aparecen como rebaños presionando los precios aun más hacia el alza. Estos suben tanto que los especuladores de profesión comienzan a realizar ganancias. Ello acelera el reventón de la burbuja, produciéndose un estallido o crash, que es la caída igualmente brusca de los precios, desapareciendo la ganancia esperada. Esto afecta todo el sistema productivo y financiero del país donde se origina y, dependiendo de su magnitud, puede propagarse mundialmente, especialmente ahora que los mercados están globalizados.
Expertos se preguntan sobre el origen de las burbujas y, a pesar de que existen desde el inicio de la civilización, cuando aparecen todo el mundo se mete en ellas porque no quieren sentirse mal pensando que pierden la oportunidad de una ganancia fácil que otros están obteniendo. Como el resultado es perverso surge todo tipo de explicaciones. La verdad es que lo que contribuye a generarlas es una expansión monetaria excesiva sin respaldo (creación de dinero inorgánico), que afecta la estructura productiva y los precios relativos de bienes e instrumentos financieros.
Aumento desmedido
¿Por qué se genera ese aumento desmedido? La historia económica registra que desde el siglo XVI surge un debate entre dos escuelas. La Bancaria, que promueve la concesión del privilegio gubernamental a la banca comercial de crear liquidez, manteniendo encajes pequeños sobre depósitos a la vista, mientras prestan el resto. La escuela Monetaria, por el contrario, exige que la banca cumpla con reglas tradicionales de derecho, las cuales los obliga a mantener en caja 100% de sus depósitos a la vista. Este debate lo gana la escuela Bancaria y así prolifera el abuso de crear dinero de la nada. Según la Escuela de Economía Austriaca se comete el error de crear la banca central a la cual se le otorga el monopolio de la emisión, conjuntamente con el manejo de la política monetaria (préstamos indirectos al Gobierno) y la de prestamista de última instancia (préstamos al sistema financiero). Esto, combinado con el sistema de reservas fraccionarias de la banca a lo largo de la historia, demuestra que la solución contribuya a fomentar la expansión monetaria indiscriminada. Ello explica los ciclos económicos y crisis financieras abruptas. Kindleberger en su libro Manías, Pánico y Estallidos, registra 31 de estas.
Impacto
En los siglos XX y XXI han ocurrido una veintena, todas generadas por el mismo motivo, y agravadas por el intervencionismo estatal, que pueden tener un impacto multiplicador sobre el resto del mundo, tal como sucedió con el Sistema de la Reserva Federal (SRF), banco central de Estados Unidos. Este, después de la crisis asiática en 1998, expandió la oferta monetaria, generando la burbuja de los tecnológicos. Sin embargo, a partir de 2000 el índice que los agrupa (Nasdaq), se desplomó 155%. Para combatir la crisis inyectó mayor liquidez (9% en promedio anual) y bajó la tasa de interés interbancaria (FF) 554%. Esta expansión duró 4 años. Como el mercado de acciones había sufrido un serio revés, la liquidez se canalizó al sector inmobiliario, generando una nueva burbuja que, a su vez, contribuyó al incremento del déficit comercial, debilitando el dólar y aumentando la tasa de inflación. Por ello el SRF restringió la política monetaria y la burbuja inmobiliaria se desaceleró en 2006, estallando en 2007. Ahora el SRF repite la misma medicina bajando la tasa de FF en 163%. Como los mercados se desplomaron, las nuevas manías son las materias primas (petróleo, oro, plata, cobre, productos agrícolas), las cuales ya estaban sometidas a una fuerte presión de mercado, debido a una mayor demanda por el crecimiento sostenido de la economía mundial y la utilización de algunas como sustituto energético, y por una menor oferta debido a la agresión permanente de los gobiernos a la producción mediante regulaciones y restricciones excesivas.
Se requiere liberar los mercados, un sistema monetario mundial con las características señaladas por la escuela Monetaria y libre circulación de monedas, para que exista una disciplina genuina. Los gobiernos deben percatarse de que ellos son los principales causantes de las crisis.
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