Liberal y/o Conservador Todos los socialistas en España saben quiénes fueron Besteiro, Pablo Iglesias o Largo Caballero. ¿Qué podrían decir la mayoría de los conservador-liberales españoles, los de a pie, de Cánovas, Maura, Bravo Murillo o Balmes? Por Tomás Salas | ||
No comprendo el debate que se ha generado sobre el tema de las señas de identidad ideológicas del Partido Popular. Debate que, como todos los que tratan de principios, tiene algo de bizantino y donde cada cual aporta su opinión en un maremágnum algo confuso. Nadie se plantea las señas ideológicas del PSOE, que son nítidas: se trata de un partido del llamado “socialismo democrático” europeo o socialdemócrata, al modo de sus homólogos, la socialdemocracia alemana o el laborismo inglés. Esto está claro prácticamente desde el famoso congreso de Suresnes. En el PSOE se plantean problemas de liderazgo o estrategias, pero no ideológicos. Ni siquiera Izquierda Unida, que proviene del seísmo ideológico más importante del siglo XX (la caída del comunismo y su abandono como sistema modelo) parece muy preocupada con sus fundamentos ideológicos. Lo mismo podría decirse de los nacionalismos que, en un mundo sin fronteras económicas y, en el caso de la Unión Europea, en un sistema supranacional con unos márgenes muy limitados de soberanía, no parece darse por aludido y sigue repitiendo las mismas consignas que el siglo XIX, enarbolando un concepto casi romántico de Nación-Cultura como ente indivisible. Su esfuerzo de renovación ideológica ha sido prácticamente nulo y han preferido gastar sus fuerzas en otros terrenos, seguramente más rentables (desde el punto de vista electoral). Sin embargo el debate se produce en la formación política que, en teoría tendría que tener más claras sus señas ideológicas. ¿Liberal, conservador, demócrata-cristiano, socialdemócrata? No sé a qué viene este baile de etiquetas, cuando está claro que el Partido Popular es, como el PSOE, una formación perfectamente homologada con las otras de su misma tendencia en Europa y en los países democráticos. Además -hay que decirlo- con una coherencia y un sentido de la continuidad que no tiene comparación con el resto de las fuerzas políticas (si exceptuamos a los nacionalismos, que más que continuidad presentan inmovilismo y repetición). Hágase una prueba: véanse los programas de las primeras elecciones democráticas en España y lo que decían, por ejemplo, de política exterior (más concretamente, de la OTAN) PSOE y PP. Cosas parecidas podrían decirse en el terreno económico, militar, social. Esto es: la derecha española tiene unas líneas ideológicas bastante consolidadas desde la transición. En lo fundamental se han mantenido. Digo otra cosa, estos fundamentos ideológicos se insertan en la gran tradición del pensamiento liberal y conservador occidental (Revel, Hayeck, Berlin, Ortega) y en una tradición propiamente española (Cánovas, Maura, Cambo, Gil Robles). El mismo Cánovas dio a esta tradición un nombre apropiado, “liberal-conservador”, al fundar el partido de este nombre. Si en un pasado liberalismo y conservadurismo eran fuerzas enemigas, hoy (y desde una tradición ya larga) el conservadurismo (gradualidad en los cambios, respeto a la tradición, idea unitaria y diversa de la nación) se acopla perfectamente con las aportaciones del liberalismo (preeminencia de la sociedad civil, limitación de la acción del Estado, economía de mercado, propiedad privada). De forma que se puede decir que se es “liberal y conservador” o “liberal o conservador”, porque se han convertido prácticamente en lo mismo. Sin embargo el PP, que es el partido que tiene unas señas de identidad más claras en España, juega con una gran desventaja: desconoce su propia tradición. La derecha, a la que se le supone apego al pasado, desconoce el propio. Todos los socialistas en España saben quiénes fueron Besteiro, Pablo Iglesias o Largo Caballero. ¿Qué podrían decir la mayoría de los conservador-liberales españoles, los de a pie, de Cánovas, Maura, Bravo Murillo o Balmes? |
29 mayo, 2008
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