Nuevo jefe de las FARC ante una encrucijada
El nuevo líder del movimiento insurgente más antiguo de Colombia enfrenta una difícil tarea: consolidar internamente el poder en momentos que las guerrillas colombianas enfrentan una presión implacable de las fuerzas armadas, dijeron el lunes varios analistas.
Es probable que los jefes militares de las remotas FARC sigan en el lucrativo tráfico de cocaína, mientras que resulta muy poco probable que fructifiquen negociaciones para liberar a los rehenes o concretar la paz, añadieron los analistas.
Alfonso Cano, nombre de guerra de Guillermo León Sáenz, es el nuevo líder de las FARC. Su ascenso a la comandancia se anunció el domingo tras la muerte el 26 de marzo de Manuel Marulanda, desde hace muchos años jefe del Estado Mayor del Secretariado. Las FARC, el grupo guerrillero más antiguo de América Latina, trató bajo el mando de Marulanda de derrocar los gobiernos democráticos de Colombia desde 1964, con éxitos ocasionales.
Cano, un barbudo de 59 años, estudió Antropología en Bogotá, se convirtió en organizador del movimiento juvenil del Partido Comunista, se unió a las FARC en la década de 1980 y durante años ha encabezado la llamada facción política de la guerrilla.
"Cano enfrenta un reto inmenso'', dijo por teléfono Antonio Sanguino, ex miembro de una guerrilla más pequeño, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y ahora concejal de Bogotá. ‘‘Marulanda era una figura mítica que tenía la autoridad de tomar decisiones sin consultar con otros miembros del Secretariado. El mayor problema que encara Cano es conseguir el control interno. La ofensiva militar ha dispersado a los miembros del Secretariado por todo el país''.
Debido al éxito del gobierno en interceptar los teléfonos celulares y otras comunicaciones, las FARC han tenido que regresar a la comunicación por mensajeros.
El Ejército colombiano cree que Cano se oculta en las montañas del Departamento de Tolima, en el centro del país.
El presidente Alvaro Uribe envió un mensaje público a Cano cuando habló en Tolima hace dos semanas.
Uribe calificó a Cano de "ese terrorista que se hace el filósofo'', y añadió: "Díganle que lo estamos buscando. El ha vivido aquí muy feliz. Lo vamos a eliminar aquí''.
El Ejército mató al segundo al mando de las FARC, Raúl Reyes, el primero de marzo, y menos de una semana después un guerrillero mató a Iván Ríos, otro de los siete miembros del Secretariado, y reclamó la recompensa que el gobierno ofrecía por su captura. La más importante jefa de las FARC se rindió hace 9 días.
En general, la ofensiva militar del gobierno a partir del 2002, financiada en parte por Estados Unidos, ha diezmado las filas de las FARC a unos 10,000 efectivos, de unos 17,000 en el 2002.
Los analistas piensan que Cano está a favor de negociar un acuerdo para terminar con el sangriento conflicto, imponiendo las condiciones de las FARC, por supuesto.
Las FARC han acusado desde hace mucho de corrupción a los gobiernos colombianos y han abogado por el poder para el proletariado y distribuir las riquezas de los adinerados a los pobres.
Sin embargo, muchos jefes de las FARC no quieren entregar las armas, dijo Bruce Bagley, especialista en temas colombianos de la Universidad de Miami (UM).
Un importante factor, dijo Bagley, es lo que ocurrió cuando en 1984 las FARC formaron una alianza política con izquierdistas para crear el partido político Unión Patriótica (UP).
En los cuatro años siguientes, dijo Bagley, los grupos derechistas paramilitares asesinaron a unos 3,000 funcionarios de la UP electos como alcaldes y concejales municipales.
"Debido a esto, muchos comandantes de las FARC se muestran remisos a pactar con el gobierno'', dijo Bagley. "Temen a los paramilitares, que de nuevo están cobrando fuerza. No hay prueba alguna de que el gobierno pueda proteger a los desmovilizados de las FARC. Los asesinatos de activistas de derechos humanos y de líderes sindicales han aumentado en el 2008. Esto es un problema grave para poder llegar a una negociación con las FARC''.
Bagley agregó que aunque Cano puede pensar en negociaciones de paz, debe imponerse a los comandantes en remotas áreas rurales que cobran impuestos a los cocaleros.
"Por lo menos la mitad de los frentes militares de las FARC están muy vinculados al narcotráfico'', dijo Bagley. "Sin duda, los comandantes van a seguir traficando drogas''.
Daniel García-Peña, antiguo negociador de paz del gobierno y secretario general del partido de oposición Polo Democrático, dijo que el mérito mayor de Cano es haber recibido la bendición de Marulanda.
Sin embargo, García-Peña no cree que eso se convierta a corto plazo en un acuerdo para liberar a los 700 rehenes que tienen las FARC, entre ellos tres contratistas militares estadounidenses y la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
"Primero tienen que decidir quién sustituirá a Raúl Reyes'', dijo García-Peña.
Marta Lucía Ramírez, ex ministra de Defensa del gobierno de Uribe y ahora senadora, agregó en una entrevista: "Es muy difícil ser optimista sobre la liberación de los rehenes en un futuro próximo. Cano se concentrará en consolidar el poder''.
El gobierno colombiano cree que Cano comenzará desde una base débil, expresó por teléfono el viceministro de Defensa, Sergio Jaramillo.
"Normalmente, deberán tener una reunión para elegir al sucesor de Marulanda'', dijo Jaramillo. ‘‘Eso no ha ocurrido. No hay ninguna representación de los bloques sur y este, que son el corazón de las FARC. La propia autoridad de Cano se cuestionará La elección de Cano ampliará las fisuras en las FARC. Podríamos ver la fragmentación de las FARC''.
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