18 mayo, 2008

REFLEXIONES LIBERTARIAS
CULTURA ANGLO PROTESTANTE E IBERO CATOLICA (I)
Primera parte
Ricardo Valenzuela

Durante los últimos cinco siglos desde que Colón se encontró con el nuevo mundo en su aventura en busca de una nueva ruta hacia el La India, las colonias y después países del hemisferio occidental han seguido caminos muy diferentes que los han conducido a exhibir impactantes contrastes en sus condiciones y circunstancias. Los EU y Canadá en donde las instituciones democráticas y el capitalismo se remontan a la época colonial, han sido refinados y moldeados para promover altos niveles de progreso nacional. Se han transformado de remotas colonias dependientes de gran Bretaña o Francia, en los países dominantes de los tres polos regionales de poder mundial; América del Norte, Europa Occidental, y el Este de Asia. EU y Canadá tienen obviamente problemas, pero la mayoría son producto de su mismo éxito y prosperidad, y son pecata minuta ante las graves crisis que enfrenta América Latina.

Las antiguas colonias de España y Portugal, que iniciaron su desarrollo un siglo antes que América del Norte y tienen el doble de la población de EU y Canadá, hoy día se encuentran a un siglo de distancia en lo referente a la madurez y estabilidad de sus instituciones políticas, crecimiento, tecnología, cultura, educación, prosperidad, y justicia social. Solo en años recientes gobiernos democráticamente electos empezaron a florecer en América Latina, y muchos de esos experimentos democráticos son precarios. Los niveles de vida son solo un 10% de los registrados en EU y Canadá. La distribución de tierra, ingreso, riqueza, y oportunidades es realmente injusta para los estándares de las democracias avanzadas. El narcotrafico se ha convertido en la actividad económica más importante en América Latina, contribuyendo de una forma muy importante al aniquilamiento de los valores que deberían de estar forjando nuestro futuro.

Pero ¿por qué tales diferencias? Canadá y Estados Unidos fueron colonizados por Gran Bretaña que les permitió una gran autonomía para gobernarse. En ambos países el federalismo fue percibido como un gran concepto para integrar colonias independientes bajo una sola nación. América Latina sin embargo, fue colonizada por España y Portugal cuyos regímenes centralizados no permitieron libertad para gobernarse. Ambos EU y Canadá fueron productos de colonizaciones que sintetizaron Protestantismo, las teorías sociales de Locke, y los derechos naturales de los ingleses. Esta herencia de América del Norte que incluyó teología y teoría política, fue mucho mas conductiva a una estructura de dispersión del poder de sus centros, que la de América Latina de una organización jerárquica y centralizada como la iglesia católica que durante siglos controló al mundo a base de culpa, y el absolutismo autocrático de los Borbón.

Ahora, ¿por qué los líderes políticos, burócratas, religiosos, e intelectuales en América Latina consistentemente durante los últimos 150 años, han estado utilizando las instituciones equivocadas, y sobretodo las políticas equivocadas ante la avalancha de evidencias de que no nos estaban llevando en la dirección correcta? ¿Por qué nuestros líderes hasta la fecha siguen aplicando las mismas recetas erróneas que nos han tenido en agonía casi durante dos siglos, que tienen a más de la población literalmente muriendo de hambre? ¿Por qué México después de haber perdido la mitad de su territorio, haber destruido nuestra moneda, haber arruinado la producción agropecuaria, por qué después de haber perdido casi dos siglos, nuestros líderes políticos se aferran con soberbia a las políticas e instituciones equivocadas? ¿Es posible que México sufra de un pendejismo colectivo? No lo creemos y veamos el por qué.

A Estados Unidos y Canadá les tomó siglos el desarrollar sus exitosas políticas y construir sus instituciones, no son producto de la magia demagógica. Quince años después de que Japón fue expuesto al mundo con el arribo de la flota del Comodoro Perry a la bahía de Tokio en 1853, los líderes de la dinastía Meiji iniciaron un programa para adaptar estas políticas e instituciones, que de una manera muy sabia las observaron como esenciales para el futuro del Imperio moderno que ellos visualizaron. América Latina sin embargo, durante siglos ha rechazado el aplicar la exitosa receta en su región, fallando miserablemente en el establecimiento de instituciones viables que han sido el secreto del éxito de EU, Canadá---Europa Occidental, Australia, Nueva Zelanda, y mas recientemente el Este de Asia. Este rechazo no puede ser interpretado como un error de juicio. Este error ha vivido con nosotros durante casi dos siglos de independencia. Definitivamente nos negamos a creer en el pendejismo colectivo y congénito.

Las políticas equivocadas de América Latina y nuestras instituciones débiles, decrépitas, y enfermas----y lo que pudiera parecer como falta de sentido común-----es más que otra cosa un fenómeno cultural que ha fluido de los tradicionales valores y actitudes Ibero Católicos. La cultura orientada al presente y al pasado en detrimento del futuro; la cultura que nutre el autoritarismo; promueve un código de ética muy flexible, guarda como reliquia la ortodoxia; rechaza la autorealización en el trabajo, creatividad, frugalidad. La cultura que ha promovido que el hombre desobedezca cualquiera de los mandamientos, porque al fin y al cabo con la confesión se me perdona. La cultura que ha hecho de México como lo describe uno de los hombres que yo más admiro, mi padre; el país de la improvisación, la irresponsabilidad, y la falta de respeto. Esta es la cultura que explica el porque al final de este glorioso siglo para gran parte de la humanidad, América Latina sigue siendo pobre, subdesarrollada, injusta, una caricatura de los que son los Estados Unidos y Canadá.

Max Weber hacia una interesante diferenciación de las culturas de acuerdo a sus practicas religiosas en la cual el ligaba el racionalismo, la ética, lo practico del protestantismo Calvinista, con el capitalismo, el desarrollo económico, y prosperidad. Por otra parte el explicaba las condiciones mucho menos favorables de los países católicos como la consecuencia de un fatalista, irracional, forma de ver la vida como “solamente este valle de lagrimas. La verdadera recompensa la tendremos en el otro mundo.” Pero la mayor diferencia la hacia con las dos afirmaciones: El católico; que se haga la voluntad de Dios. El protestante; que se haga mi voluntad, con la ayuda de Dios.

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