14 junio, 2008

Fabricantes en EE.UU. empiezan a repatriar su producción ante alza en costos de transporte

Por Timothy Aeppel

El creciente costo del transporte está obligando a algunos fabricantes en Estados Unidos a devolver su producción a Norteamérica y congelar planes de enviar más trabajadores fuera.

"El costo de traer un contenedor de China sigue subiendo y no veo que vaya a dejar de hacerlo pronto", cuenta Claude Hayes, director general de la división de calefacción comercial de DESA LLC, una empresa de equipos de calefacción. Agrega que el costo ha subido 15%, a casi US$5.300 desde enero y se prevé que suba a US$5.600 en julio. La empresa hace poco repatrió su producción a Kentucky desde China.

El traslado de fábricas a países de bajos costos cada vez más lejanos ha sido una historia de tres décadas agridulce para la economía de EE.UU. Por un lado, muchos han perdido trabajos fabriles bien remunerados. Por otro, el precio de varios productos para el consumidor ha caído. Ahora, la dirección de los traslados se está revertiendo lentamente.

Jeff Rubin, economista jefe de la firma canadiense CIBC World Markets, afirma que el costo de enviar un contenedor estándar de 12 metros desde Asia a la costa este de EE.UU. se ha triplicado desde 2000 y se duplicará a medida que el crudo se acerque a los US$200 el barril. Rubin calcula que los costos de transporte hoy equivalen a un arancel de 9% sobre los bienes importados por EE.UU., frente al equivalente de sólo 3% en 2000, cuando el barril de crudo se vendía en US$20.

"En un mundo con precios del barril de crudo de tres dígitos, la distancia cuesta dinero", escribió Rubin en un informe reciente, estimando que por cada aumento de 10% en la distancia de un viaje, el costo de la energía sube 4,5%.

Los costos de transporte son sólo una parte de una ola más grande de inflación que está arrasando la industria manufacturera global, la cual también ha sido golpeada por los mayores costos de bienes básicos como el acero y las resinas. El costo de hacer negocios en China ha subido constantemente a medida que los trabajadores en ese país exigen salarios más altos y el gobierno implementa controles ambientales y de otro tipo, más estrictos. La moneda china también se ha apreciado frente al dólar, elevando el costo de sus productos en EE.UU.

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Emerson, el fabricante estadounidense de electrónicos, hace poco trasladó parte de su producción de Asia a México y EE.UU., con la meta de ahorrar costos de transporte.

Pero, acercar la producción no eliminará todos los problemas asociados con los crecientes costos del transporte. Los fabricantes enfrentan altos sobrecargos en sus envíos domésticos por camión y tren. Además, los sistemas estadounidenses de transporte están congestionados y no se sabe cómo manejarían un aumento repentino en la demanda de los fabricantes.

Daniel Meckstroth, economista de Manufacturers Alliance/MAPI, un grupo de políticas públicas estadounidense, dice que varios fabricantes están reevaluando sus estrategias de producción, pero anota que el regreso de empleos a EE.UU. sería limitado. Un problema es que buena parte de la infraestructura básica de varias industrias, como los proveedores especializados en partes o en reparar máquinas, ha disminuido o desaparecido.

La manufactura en EE.UU. ha perdido en promedio 41.000 empleos al mes este año, casi el doble del ritmo de 2007. Sectores como el automotor y el de materiales de construcción, han sido especialmente golpeados por el declive inmobiliario.

El aumento de los costos son especialmente problemáticos para los bienes de bajo valor: mientras más barato sea un producto, más significantes son los costos de transporte en su precio final. Y mientras más pesados y grandes sean los productos, más costos de combustible demandan. Esto afecta incluso a las plantas tan cercanas a EE.UU. como las de México que, según Rubin, de CIBC, "será el mayor ganador", a medida que los crecientes costos de transporte hacen que China no sea competitiva para una creciente lista de empresas en Norteamérica.

Aunque México también puede verse afectado. El año pasado, Crown Battery Manufacturing Co. decidió cerrar una planta que había comprado en Reynosa, México, y mudar los empleos a su sede en Ohio, añadiendo 25 trabajadores a los 400 que ya había empleado.

"Estamos transportando baterías que son grandes y pesadas", señala Hal Hawk, el presidente ejecutivo de la empresa. Hawk estima que distribuir sus productos a sus clientes, concentrados en la zona central de EE.UU., añadía entre 5% y 10% al costo de las baterías fabricadas en México, que además, dice, tenían problemas de control de calidad.

"Estaban viajando 3.220 kilómetros para llegar a los clientes", acota Hawk, y todo indica que los sobrecargos de combustible para camiones seguirán subiendo.

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