21 junio, 2008

Inminente una batalla por el petróleo cubano

La refinería de petróleo "Camilo Cienfuegos", situada a unos 250 kilómetros de La Habana, Cuba.
ADALBERTO ROQUE/AFP/Getty Images
La refinería de petróleo "Camilo Cienfuegos", situada a unos 250 kilómetros de La Habana, Cuba.

La batalla por el petróleo cubano está a punto de estallar a 50 millas de las costas de Estados Unidos.

En el ámbito de una angustiosa crisis mundial por los precios del combustible y de candentes disputas sobre la opción de explorar en aguas costeras de Florida, las perforaciones en las cercanías de Cuba comenzarán en el 2009 en franca tentación a las corporaciones petroleras de un país que busca desesperadamente nuevas fuentes de energía.

El consorcio español Repsol-YPF tiene previsto iniciar un segundo sondeo en aguas profundas del Golfo de México en la primera mitad del próximo año, según confirmó el Ministerio de la Industria Básica de Cuba. Repsol-YPF está asociado desde el 2006 con las firmas Norks-Hydro (Noruega) y ONGC (India) para acometer perforaciones en seis bloques marítimos de la llamada Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Cuba, donde los estudios preliminares confirmaron la existencia de petróleo.

La actividad en la ZEE podría multiplicarse si las restantes seis compañías foráneas que han firmado convenios con la estatal cubana CUPET siguen los pasos de Repsol-YPF. Otra poderosa entidad podría entrar en la ecuación negociadora: Petrobras, de Brasil.

Aunque la firma brasileña no ha hecho aún el anuncio oficial, fuentes vinculadas a CUPET dijeron a El Nuevo Herald que Petrobras ya decidió sumarse a los planes de exploración en cinco bloques de la ZEE.

No está claro si Petrobras asumiría bloques de la ZEE aún no concedidos o si compartiría participación en el contrato de otras compañías que tienen bloques asignados y carecen de la tecnología requerida para perforar en aguas profundas.

De todas formas, las miras están puestas justamente en el 2009, cuando llegará un nuevo mandatario a la Casa Blanca y pudiera producirse un giro en la política de Estados Unidos hacia Cuba, con una flexibilización en las clavijas del embargo.

"La industria petrolera cubana mar afuera está llamada a convertirse en un catalizador de las relaciones entre Washington y La Habana'', opinó el ex ejecutivo petrolero Jorge Piñón, investigador del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami.

Piñón considera que las exploraciones en aguas cubanas, a escasas millas de Cayo Hueso, detonarán inevitablemente la moratoria que impide realizar perforaciones en los límites marítimos de la Florida al menos hasta el 2010.

Los altos precios del petróleo han terminado por inclinar al presidente George W. Bush a favor de la explotación petrolera en las inmediaciones marítimas de Estados Unidos. Esta semana Bush envió al Congreso una propuesta que, de ser aprobada, dejaría sin efecto la moratoria a las perforaciones.

El giro de Bush marcó también el paso de otros líderes republicanos de la Florida, como el gobernador Charlie Crist, tradicionalmente partidario de mantener intactas las aguas del Golfo de México.

El apoyo del candidato presidencial John McCain a las perforaciones en aguas costeras se sumó a la controversia acerca del tema y sacó a la luz sensibles divisiones en las filas republicanas de la Florida.

Pero el asunto no es sólo de política doméstica.

La discusión sobre la apertura de las costas floridanas a la inversión petrolera no puede desvincularse del diferendo con Cuba y el acuerdo para delimitar las fronteras marítimas entre ambos países, vigente desde 1977.

El tratado marítimo fue firmado durante la presidencia de Jimmy Carter y fija una línea de 300 millas, equidistante de los territorios de Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, nunca fue ratificado por el Senado y se mantiene activo desde entonces mediante el intercambio de cartas diplomáticas cada dos años.

A comienzos del pasado año, el senador Bill Nelson, demócrata por la Florida, envió una carta al presidente George W. Bush solicitándole que ponga fin al tratado limítrofe para asegurar la protección del medio ambiente y la industria turística del estado, en abierta oposición a las perforaciones en la ZEE cubana.

"Estoy dispuesto a trabajar con usted para asegurar no sólo la protección de la Florida, sino también para prevenir que el régimen de Castro pueda enriquecerse bajo nuestro consentimiento'', escribió Nelson en la misiva a Bush.

La postura de Nelson tiene el respaldo de los congresistas cubanoamericanos de la Florida, quienes se oponen radicalmente a la ratificación del acuerdo.

"Creo que debe ser claro el mensaje de que no permitiremos al régimen cubano poner en peligro las costas de la Florida'', señaló el senador republicano Mel Martínez a El Nuevo Herald. "Eso quiere decir que me opongo a renegociar con ese régimen un acuerdo de hace 30 años que se puso en efecto para nuestros intereses comerciales de pesca y nada tiene que ver con exploraciones en busca de petróleo''.

Incluso la congresista Ileana Ros-Lehtinen es promotora de una legislación que pretende imponer sanciones a subsidiarias de compañías estadounidenses que inviertan más de $1 millón en el desarrollo petrolero de la isla, y congelar los fondos de firmas extranjeras que participen en el programa de perforaciones en la ZEE cubana.

Pero los analistas consideran que no habrá forma de detener la actividad en las aguas cubanas.

"Cuba va a explorar, eso creo que queda claro para todos'', comentó Philip Peters, analista de asuntos cubanos del Instituto Lexington, con sede en Virginia. "Me sorprendería que la Casa Blanca abandonara ese acuerdo de definición de fronteras, pues crearía un caos legal que nada serviría a nuestros intereses en la región''.

El acuerdo con Cuba parte del mismo basamento legal con que se fijaron tratados de limitación de fronteras con México y Bahamas.

No obstante, todas las rutas hacia el petróleo cubano siguen apostando por un relajamiento del embargo, equivalente al que propició las ventas de productos agrícolas a la isla a partir del 2001.

Tras un primer estudio de prospección en el 2004, los planes iniciales de Repsol-YPF eran iniciar las perforaciones en el 2008, pero en dos ocasiones el proyecto fue postergado sin ofrecerse explicaciones.

En marzo, la ministra de la Industria Básica, Yadira García, dijo que el gobierno y la firma española estaban negociando con terceros países la contratación de una plataforma para realizar los trabajos en aguas profundas.

Un representante de Repsol-YPF en Madrid declinó hacer comentarios a El Nuevo Herald y aseguró que todo marchaba según lo previsto.

La creciente demanda de plataformas de exploración en el mercado mundial y el encarecimiento de los contratos de renta del equipamiento tecnológico estarían también retrasando los proyectos de las firmas foráneas en la ZEE. El alquiler promedio de una plataforma semisumergible para estos trabajos asciende actualmente a unos $332,000 diarios.

Los expertos indican que el desarrollo de un pozo petrolero en aguas profundas se calcula en unos tres años, porque la perforación requiere explorar una serie de yacimientos adyacentes para que la inversión resulte rentable.

"El futuro petrolero de Cuba está a la vuelta de la esquina y los pronósticos son muy alentadores'', apuntó Piñón.

Este artículo es parte de una investigación realizada por El Nuevo Herald desde finales del 2007. Los mapas y gráficos fueron especialmente diseñados por el geógrafo Armando H. Portela.

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