11 junio, 2008

La crisis global lleva a países pobres a repensar el rol de la agricultura

Por Joel Millman y Roger Thurow
Point-Sondé, Haití

Leonid Eustache se dedica al cultivo de arroz en su pequeña parcela en esta ciudad, pero un poco de ayuda del gobierno no le vendría mal. No tiene recursos para comprar fertilizantes. Su única herramienta es un azadón y la mitad de la cosecha se pierde porque los canales de drenaje cerca de su propiedad están atascados con jacintos acuáticos, una planta similar a los nenúfares.

"El agua no fluye y las raíces de mis plantas se pudren", se quejaba recientemente el agricultor de 62 años. "Deberían hacer algo al respecto".

Por primera vez en mucho tiempo, es posible que la ayuda esté en camino. Haití está entre los varios países en desarrollo donde una crisis global de alimentos está provocando que tanto los donantes como los beneficiarios de los programas de lucha contra la pobreza se replanteen el papel de la agricultura.

Durante décadas, se solía disuadir a los países pobres de la idea de invertir demasiado en agricultura, que era vista más como un problema que una solución en la lucha contra la pobreza. Muchos economistas del libre mercado creían que la razón de la pobreza de miles de millones de personas estaba relacionada al hecho de que estaban atadas a la agricultura de subsistencia. La solución propuesta pasaba por encontrarles otras alternativas económicas en los sectores de industria, turismo y servicios, de forma que pudieran ganar dinero para comprar alimentos en vez de producirlos.

[rethink]

Los países pobres no tenían incentivos ni siquiera para producir gran parte de los alimentos más básicos, como el arroz o el trigo, los cuales se cultivan de forma más barata en los países ricos. En su lugar, los animaban a concentrarse en cultivos para exportar, que tienen el potencial de alcanzar precios más altos.

Hoy, con el agotamiento de las reservas mundiales de granos, el apetito cada vez más insaciable de China e India por alimentos y un alza en los precios, muchos países pobres les están dando la espalda a estas antiguas teorías y empiezan a implementar programas gubernamentales diseñados para apoyar a los agricultores locales. Eso incluye subsidios en efectivo a consumidores pobres, nuevos esfuerzos por mejorar la variedad local de semillas y la distribución de fertilizantes y semillas.

El mes pasado, Costa Rica publicó un ambicioso Plan Nacional de Alimentos diseñado para impulsar la agricultura de subsistencia. El plan prevé un aumento en la producción de arroz, maíz y frijoles con la meta de que el país sea autosuficiente en esos alimentos básicos para 2010. En mayo, el presidente mexicano Felipe Calderón anunció una amplia reforma para ayudar a los pequeños agricultores, aboliendo los aranceles sobre la importación de fertilizantes de nitrógeno y los químicos necesarios para la fabricación de fertilizantes. Calderón también prometió fondos de emergencia para llevar sistemas de irrigación modernos a un área de 21.500 hectáreas.

La crisis de los alimentos ha contribuido a una revisión de estrategia entre los principales consejeros económicos. Instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional vuelven a tratar las inversiones en agricultores pobres como una estrategia prometedora.

Cada vez más economistas del Banco Mundial están ahora convencidos de que la mayoría de los países pobres necesita tener un sector agrícola saludable como base para una economía robusta. En el estudio Down to Earth (algo como Con los pies en la tierra), del Banco Mundial, los economistas Luc Christiaensen y Lionel Demery concluyeron que el crecimiento económico del sector agrícola es por lo menos dos veces más efectivo en la reducción de la pobreza que cualquier otro sector.

Este es un cambio que algunos legisladores ven bien. "En todos los años que hemos pedido ayuda, la respuesta siempre ha sido que no. La agricultura no es una herramienta de desarrollo", dice Philippe Mathieu, un ex ministro de Agricultura de Haití que actualmente dirige la oficina de Haití de la organización filantrópica Oxfam Quebec. "Hoy, lo es".

Después de que las recientes subidas en los precios del arroz provocaran disturbios violentos, Haití anunció que subsidiará fertilizantes para agricultores locales de arroz para revertir el declive de la producción. Los gobiernos de El Salvador y Etiopía están ayudando a distribuir semillas híbridas a los agricultores con la meta de impulsar la productividad de los cultivos de maíz, mientras que en África, los gobiernos se esfuerzan por dedicar por lo menos un 10% de sus presupuestos al sector agrícola.

Muchos economistas de desarrollo celebran el alza en las inversiones a la agricultura. Pero temen que la actual crisis alimentaria pueda llevar a los países a adoptar políticas que podrían, por lo general, empeorar la situación. Algunos países, como India y Vietnam, han impuesto restricciones a las exportaciones de productos como el arroz para asegurar el suministro interno, medidas que exacerban la crisis en otras regiones y distorsionan los precios.

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