06 junio, 2008

Los pormenores del funeral de un banco: cuando un regulador se hace con el control

Por Damian Paletta

STAPLES, Minnesota—A las siete de las tarde de un viernes reciente, el alcalde de esta pequeña ciudad, Chris Etzler, entró por la puerta trasera de First Integrity Bank. En teoría, el vestíbulo ya tendría que haber estado cerrado para el fin de semana, pero en ese momento estaba lleno de extraños vestidos de traje y cargando laptops y archivadores. Alguien acababa de traer 32 pizzas.

Dan Walker, una de las máximas autoridades del Federal Deposit Insurance Corp. (FDIC), un regulador bancario de Washington D.C., había citado a Etzler para explicarle lo que estaba pasando. El FDIC acababa de hacerse cargo de First Integrity. "Todos los depósitos están a salvo", dijo Walker al alcalde, para tratar de tranquilizarlo. "Nadie va a tener problemas".

No es fácil que 75 funcionarios federales y contratistas puedan liquidar un banco con 89 años de historia sin que nadie se dé cuenta. Pero eso es exactamente lo que pasó en esta vieja ciudad ferroviaria con 3.200 habitantes. Es una escena que probablemente se repetirá más de una vez a lo largo de Estados Unidos a medida que los bancos pasan apuros en medio de un doloroso ciclo crediticio, agobiados por hipotecas y préstamos inmobiliarios que no se han pagado.

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WSJ
Nuestro reportero Damian Paletta presenta imágenes de la operación de liquidación de First Integrity

First Integrity, que contaba con dos sucursales y US$55 millones en activos, fue el cuarto banco asegurado por el FDIC en hundirse este año. Algunos analistas predicen que hasta 150 bancos, en su mayoría pequeños y medianos, podrían cerrar sus puertas en los próximos tres años.

En su papel de síndico de los bancos en apuros, el FDIC actúa como un escuadrón de respuesta inmediata, haciendo las veces de agente secreto, médico forense, agente de ventas y psicólogo. Las primeras 48 horas son normalmente las más caóticas, ya que la agencia debe examinar al banco de cabo a rabo y supervisar su venta o un funeral ordenado, según corresponda.

El hermetismo es de suma importancia para prevenir el pánico entre los clientes e impedir una corrida contra el banco. Eso podría hundirlo y contagiar a instituciones cercanas. Los bancos sólo retienen un porcentaje de sus depósitos en efectivo y utilizan el resto para actividades como otorgar préstamos, lo que quiere decir que no tienen el suficiente dinero a mano si todo el mundo empieza a pedir sus depósitos a la vez. Creado después de la Gran Depresión para prevenir sustos semejantes, el FDIC asegura los depósitos de más de 8.000 bancos en Estados Unidos.

Para pasar desapercibidos, los funcionarios del FDIC utilizan a menudo sus tarjetas de crédito personales mientras se encuentran en la ciudad de los hechos. Muchos les cuentan a los curiosos que trabajan en el sector de seguros.

Pese a la planificación militar que se emplea a la hora de apoderarse de un banco, hay cosas que pueden salir mal. Una vez, un motel local se dio cuenta de que las autoridades estaban en camino y colocaron una pancarta de bienvenida en la entrada. En otra ocasión, el FDIC tuvo que contratar a un hipnotizador para conseguir que un empleado de un banco recordara la combinación de la caja fuerte. Otras veces, los residentes se sientan en sillas de jardín y observan cómo trabajan desde el otro lado de la calle.

Walker, de 61 años, ha participado en el cierre de 10 bancos, pero este era su primer caso como jefe. El FDIC sabía que First Integrity estaba en problemas porque sus reservas de capital se habían evaporado y los préstamos impagos se habían más que duplicado en los últimos 12 meses. David Duhn, ex presidente del banco, no quiso hacer comentarios para este artículo.

El viernes por la tarde del cierre, Walker entró en el vestíbulo y se presentó ante el personal, que se notaba nervioso. "Entendemos por lo que están pasando", recuerda haberles dicho. Nadie hizo preguntas y Walker hizo una única advertencia: "Va a haber mucha gente aquí".

Entonces entró el resto de funcionarios del FDIC. Unos ayudantes armados del jefe de policía montaron guardia en la entrada. Para cuando llegó el alcalde, la agencia ya había reestablecido el acceso a los cajeros automáticos y cambiado el sitio Web del banco. Las cajas fuertes estaban aseguradas.

Afuera circulaba el rumor de que el banco estaba siendo robado. Pero cuando se supo que los depósitos estaban a salvo, la mayoría de la gente se tranquilizó.

Algunos de los empleados del FDIC se quedaron hasta la 1 de la madrugada del sábado y muchos volvieron siete horas después. Para el domingo, casi todos los archivos del banco estaban clasificados y las cajas fuertes estaban catalogadas.

Los residentes recuerdan que parecía que los funcionarios del FDIC salieran de la nada. "No sabía que venían, pero nos dimos cuenta cuando estaban aquí", dice Becky Hasselberg, que ha vivido toda su vida en Staples. "De repente entraba gente de traje y corbata en la cafetería. No eran demasiado discretos", cuenta.

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