05 junio, 2008

Quince años de transformación en el mundo poscomunista: Fue mejor el desempeño de quienes aplicaron rápidas reformas

por Oleh Havrylyshyn

Oleh Havrylyshyn es investigador académico de la University of Toronto’s Munk Centre for International Studies. Fue viceministro de finanzas de Ucrania, se desempeñó como alto funcionario del Fondo Monetario Internacional y escribió Divergent Paths in Post-Communist Transformation: Capitalism for All or Capitalism for the Few? (New York: Palgrave Macmillan, 2006). También puede leer este documento en formato PDF aquí.


Resumen ejecutivo

El colapso del imperio soviético significó la liberación de cientos de millones de personas del yugo del comunismo. En la mayor parte del mundo poscomunista, la libertad política fue seguida por la liberalización económica. Sin embargo, la transición de la planificación centralizada al libre mercado no fue pareja.

En los primeros días posteriores a la caída del régimen comunista surgieron dos escuelas de pensamiento en relación a la reforma económica: algunos economistas proponían un quiebre rápido con el pasado, mientras que otros preferían un enfoque más gradual. Con el paso del tiempo, resultó innegable que, en términos generales, las reformas rápidas constituyeron una mejor opción que las graduales. Los países que adoptaron reformas de gran alcance tendieron a registrar mayores tasas de crecimiento y menor inflación y recibieron más inversiones extranjeras. Tanto la desigualdad como las tasas de pobreza aumentaron menos en aquellos países que aplicaron reformas rápidas que en los gradualistas.

Es importante mencionar que quienes aplicaron reformas rápidas desarrollaron mejores instituciones que los países que optaron por el cambio gradual. De hecho, todos los países que aplicaron reformas rápidas se convirtieron en democracias liberales, mientras que en muchos de los que aplicaron reformas graduales, como Rusia, pequeños grupos de oligarcas extremadamente ricos capturaron el Estado y la toma de decisiones económicas. La eficiencia de las privatizaciones en gran escala no dependió de la velocidad, sino de la transparencia y la honestidad del proceso.

Quienes deban aplicar reformas en el futuro no deben sentirse intimidados al momento de optar por cambios drásticos. Sin embargo, para que las reformas económicas generen el máximo beneficio posible, es preciso garantizar que el proceso de privatización se lleve a cabo con más transparencia que en el pasado.

En países en los que el Estado está en manos de un grupo reducido de oligarcas, es posible que no puedan aplicarse reformas drásticas en el corto plazo. Aun así, la liberalización del ambiente de negocios, en especial en lo relativo a las pequeñas y medianas empresas, podría estimular la economía sin que la oligarquía que dirige el país se sienta amenazada.

No hay comentarios.: