07 julio, 2008

Castro pide a las FARC que no depongan las armas

FIDEL CASTRO en una imagen del 17 de junio.
AP
FIDEL CASTRO en una imagen del 17 de junio.

El ex presidente cubano Fidel Castro, quien esta semana se mostró contento con la liberación de la colombiana Ingrid Betancourt y otros cautivos de la guerrilla, sugirió a los rebeldes dejar ir a todos los secuestrados pero no entregar las armas.

"Critiqué con energía y franqueza los métodos objetivamente crueles del secuestro y la retención de prisioneros en las condiciones de la selva", comentó Castro el sábado en la noche en una de sus habituales columnas de opinión publicadas en Internet, en relación al rescate de la ex candidata presidencial y un grupo de personas en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El barbado líder hizo así referencia a otro artículo precedente en el cual se alegró con la libertad de Betancourt y que fue inusual pues suele guardar cautela con los señalamientos a grupos rebeldes en el continente.

En esta ocasión abundó: "no estoy sugiriendo a nadie que deponga las armas, si en los últimos 50 años los que lo hicieron no sobrevivieron a la paz. Si algo me atrevo a sugerir a los guerrilleros de las FARC es simplemente que declaren por cualquier vía la disposición de poner en libertad a los secuestrados".

Por otra parte, el ex gobernante de 81 años y quien convalece de una serie de operaciones intestinales que lo alejó del poder, aseguró que fueron narcotraficantes y paramilitares y no los rebeldes los que comenzaron con la violencia, las bombas y los asesinatos en Colombia.

En años recientes Cuba realizó esfuerzos para contribuir a la paz en Colombia, especialmente favoreciendo conversaciones entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) --la otra guerrilla en la nación sudamericana-- y las autoridades.

Pese a su solicitud de liberación para los otros secuestrados "sin condiciones" y hasta de sus recomendaciones a las FARC, el dirigente cubano advirtió sobre los peligros de dar pie a que Estados Unidos aproveche esta ocasión y su éxito imponiendo políticas pacificadores de su conveniencia.

"Nunca apoyaré la paz romana que el imperio pretende imponer en América Latina", señaló.

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