El BCE sube los tipos en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido subir los tipos de interés en 25 puntos básicos para situaros en el 4,25%. El presidente de la entidad, Jean Claude Trichet, ha sido en su discurso
menos duro de lo esperado contra la inflación y ha señalado que la decisión ha sido tomada de forma unánime. Aleja la opción de más subidas, pero mantiene la posibilidad abierta.
El BCE había incrementado las tasas por última vez en junio del 2007, hasta que la turbulencia de los mercados financieros globales forzó a la entidad a poner fin a una racha de subidas que elevó el coste del dinero del 2 al 4 % en poco más de un año y medio.
La subida aplicada hoy era ampliamente esperada por el mercado, que ahora se pregunta si estamos ante un incremento puntual o en el inicio de un ciclo de subidas. La comparecencia de Trichet para explicar su decisión ha dejado algunas pistas, pero también todas las puertas abiertas. El mensaje de hoy ha sido menos duro frente a la inflación de lo previsto y ha querido mantener un sesgo neutral en la política de tipos, sin cerrar la puerta a una nueva subida.
Antes de que la comparecencia del banquero francés, el mercado esperaba una nueva subida de tipos de interés de 25 puntos básicos antes de final de año y otra en marzo.
Comprometido contra la inflación
Trichet ha señalado que la subida de 25 puntos básicos de los tipos de interés efectuada hoy se ha tomado por unanimidad y que "ayudará a su objetivo de prevenir efectos de segunda ronda en la inflación y contener el incremento de los riesgos al alza para la estabilidad de precios a medio plazo". "Continuaremos vigilando de forma muy estrecha todos los los acontecimientos", ha advertido, el banquero francés, mensaje que ha mantenido en las últimas reuniones.
"La decisión de hoy muestra que nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad y muestra que nuestras palabras son reales", indicó Trichet. No obstante, el máximo responsable de la política monetaria de la zona euro reiteró que el BCE "no tiene compromisos preestablecidos en política monetaria" por lo que no quiso dar pistas sobre futuras decisiones del consejo de gobierno, aunque señaló que la institución "hará lo necesario para cumplir su mandato y ser creíble" e indicó que comunicará al mercado de la manera adecuada cualquier novedad, independientemente de las palabras empleadas en su discurso de hoy. "A partir de ahora, aquí no hay tendencia," sostuvo.
Trichet evitó usar la expresión "alerta elevada" o "fuerte vigilancia," frases que en el pasado utilizaba para preparar a los mercados para una posible alza de tasas en el futuro, aunque pidió cautela a la hora de sacar conclusiones. "El hecho de que no mencionemos alerta elevada o fuerte vigilancia no significa nada", aseguró.
Respecto a la situación económica de la región, ha reconocido que la actividad se debilita en línea con lo esperado tras un fuerte crecimiento en el primer trimestre, pero también ha mantenido que tiene los "fundamentos sanos".
Situación delicada
Con la subida de tipos, la entidad pretende cumplir con su precepto fundacional: garantizar la estabilidad de los precios a medio plazo. Más en concreto, dicha meta consiste en mantener la inflación por debajo, pero cerca del 2%. Y en junio, según el dato provisional facilitado por Eurostat, los precios repuntaron en la región a una tasa interanual del 4%, el doble de la cota perseguida.
Pero, por encima incluso de un mes concreto, lo que quita el sueño al BCE es que se ponga en entredicho su credibilidad antiinflacionista. Dicho de una forma más técnica, que las expectativas futuras sobre la subida de los precios se le escapen de las manos y, consecuentemente, se materialicen los efectos de segunda ronda que tanto teme la entidad en forma de subidas salariales que alimenten la inflación.
El problema reside en que ni siquiera el BCE vive en un mundo en el que sólo existe la inflación. O lo que es lo mismo, por mucho que la entidad se sienta obligada a endurecer las condiciones monetarias para contener la inflación, el momento financiero y económico no es el más apropiado para hacerlo.
Distintas estadísticas constatan que, pese a que la eurozona aún fue capaz de crecer a una tasa interanual del 2,2% en el primer trimestre de 2008, la economía puede perder fuerza en los meses venideros. A todo ello se unen las dificultades financieras. Trichet, por tanto, se mueve entre la presión de los precios y los riesgos que se ciernen sobre el crecimiento y la estabilidad financiera.
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