Estados Unidos y la revisión del NAFTA
Andres Oppenheimer
Cuando le pregunté al presidente mexicano Felipe Calderón su opinión sobre la promesa del candidato presidencial demócrata Barack Obama de renegociar el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y México, me imaginé que argumentaría que tal medida sería catastrófica para México.
Curiosamente, la primera reacción del presidente mexicano fue decir que sería catastrófica para los Estados Unidos.
Durante una extensa entrevista en el palacio presidencial, Calderón --un conservador bajo los estándares políticos mexicanos-- me dijo que advierte en Estados Unidos una peligrosa tendencia proteccionista. Reabrir el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (NAFTA) de 1994, firmado entre EEUU, México y Canadá, tal como propone Obama, perjudicaría tanto a Estados Unidos como a México, afirmó el presidente mexicano.
Contrariamente a la afirmación de Obama de que el NAFTA ha perjudicado a los trabajadores estadounidenses por haber trasladado fábricas de Estados Unidos a México, Calderón dijo que el acuerdo comercial ha generado más inversión, productos de mejor calidad y precios más bajos para los consumidores de los tres países miembros del tratado. Inmediatamente, enumeró los posibles peligros para Estados Unidos de una renegociación del NAFTA.
''Lo que hay en Estados Unidos sobre todo es una ola proteccionista. Hay un neoproteccionismo en la opinión pública y en el Congreso norteamericano, que lo único que produciría es un retroceso en términos de su inserción en una economía global'', me dijo Calderón. ``Sería un golpe terrible a la competitividad de la región, incluyendo a la competitividad de la economía estadounidense, a la que buena falta le hace tener mejores elementos de competitividad''.
¿Cómo afectaría la renegociación del NAFTA a la competitividad de Estados Unidos?, le pregunté.
''Reduciendo su competitividad. Estados Unidos ha perdido competitividad rápidamente, frente a China, frente a India, frente a Europa del Este, frente a Brasil'', dijo Calderón. Agregó que ''la única manera en que Estados Unidos puede crecer, ser competitiva y vender sus productos en todo el mundo'' es comprando suministros de bajo costo en México y otros países latino-
americanos, lo que les permite a las compañías norteamericanas exportar sus bienes al resto del mundo a precios competitivos.
Las grandes empresas estadounidenses como General Motors, que tienen plantas en México desde donde exportan autopartes libres de impuestos a Estados Unidos bajo el actual acuerdo de libre comecio, tendrían que pagar impuestos de importación en el caso de que el NAFTA fuera revisado. Eso no sólo aumentaría el precio de los automóviles en Estados Unidos, sino que haría subir los precios de las exportaciones de vehículos de Estados Unidos a Europa y Asia, según afirman los funcionarios mexicanos.
Un nuevo informe del Foro Económico Mundial, titulado ''Indice de capacidad comercial 2008'' ya revela algunas señales de alarma sobre la competitividad comercial de Estados Unidos en la economía global. Estados Unidos ocupa el puesto número 14 de 118 países, detrás de Hong Kong, Suecia, Canadá y Alemania, entre otros países que se benefician de acuerdos comerciales preferenciales con sus respectivos vecinos.
Aunque Estados Unidos todavía no ha aprobado leyes contra el libre comercio y el país sigue siendo el más competitivo del mundo en materia de innovación y productividad, existe una cantidad de signos perturbadores con respecto a su competitividad comercial, según afirman los autores del estudio.
En lo que hace a barreras tarifarias, Estados Unidos ocupa el lugar número 30 en el mundo, y en cuanto a las barreras no tarifarias --como las regulaciones que obstaculizan las importaciones-- ocupa el lugar número 30 entre los 118 países del ranking. Y el estudio consigna también que, debido a los controles antiterroristas establecidos después del 11 de septiembre del 2001, las empresas estadounidenses se topan con crecientes dificultades para importar suministros a bajo costo y con la rapidez que solicitan sus clientes.
''Una renegociación del NAFTA definitivamente aumentaría los costos de producción de las empresas estadounidenses, y por lo tanto reduciría sus utilidades'', me señaló Jennifer Blanke, una economista del Foro Económico Mundial y coautora del informe. ``Estados Unidos se está beneficiando tanto como México, si no más, con el NAFTA''.
Mi opinión: estoy de acuerdo. Aunque me gusta la postura de Obama sobre otros temas, como la inmigración, sus discursos anti-NAFTA en Ohio, Pennsylvania y otros estados industriales que han perdido empleos por la mudanza de algunas fábricas a México se basan en argumentos engañosos. Si Obama gana la presidencia y renegocia el NAFTA, esos mismos estados industriales perderían aun más empleos, y lo mismo ocurriría en el resto del país.
Post-Data: Quiero agradecer a todos quienes me han enviado sus deseos de una pronta recuperación después de haber sufrido un problema de salud que puso en riesgo mi vida durante mi viaje a Mexico. Escribiré sobre esa experiencia, y sobre las enseñanzas que extraje respecto a los sistemas de salud de México y Latinoamérica, en una próxima columna.
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