01 julio, 2008

La incansable demanda sugiere que los precios de los commodities seguirán al alza

Por Carolyn Cui

Hacia el final del segundo trimestre, había razones para creer que quizá, sólo quizá, el precio del crudo —rey de las materias primas— finalmente estaba frenando la demanda. Fue un chiste cruel.

Tras un corto respiro en su ascenso imparable, el petróleo marcó nuevos récords el jueves y viernes de la semana pasada, enviando al Promedio Industrial Dow Jones a su nivel más bajo en lo que va del año. Para el lunes, los contratos a futuro del petróleo habían subido 38% en tres meses a US$140 por barril.

Otros commodities se contagiaron. El maíz subió un 28% y superó por primera vez la marca de los US$8 por bushel. Mientras, la soya avanzó 34%. Y el oro, que la semana pasada gozó de su mayor alza de un día en 23 años, terminó el trimestre con un incremento de 1,1%.

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La incapacidad de domar a las bestias no ha sido por falta de esfuerzo. En los meses pasados, legisladores, economistas y empresarios han tratado de hacer su parte para equilibrar la oferta y la demanda. También debatieron el papel de los actores financieros, como los fondos de pensiones y los de cobertura, en el alza de los commodities, preguntándose si el influjo de efectivo en inversiones relativamente nuevas de materias primas debía eliminarse o si un mayor rango de participantes beneficia en última instancia al mercado.

Países de todo el mundo se esforzaron por reducir el consumo. El alza de los precios motivó a algunos países asiáticos a relajar sus subsidios energéticos y los precios récord del petróleo empujaron a los estadounidenses a comprar autos más pequeños y con un consumo más eficiente de combustible.

Aun así, los precios siguieron escalando, y son muy pocos los que creen que detendrán su marcha. S&P GSCI, un importante índice de commodities, ganó 29% en el segundo trimestre.

La demanda proveniente de los mercados emergentes no muestra señales de disminuir. En junio, cuando China anunció un considerable aumento en los precios de la gasolina y el diesel, el precio del crudo se vino abajo. Pero las refinerías chinas están dispuestas a pagar más por el petróleo si pueden vender la gasolina que refinan a precios más parejos con el valor del mercado, en vez del precio subsidiado por el gobierno. Las refinerías cada vez pasan más apuros para abastecer de gasolina a la próspera población de conductores chinos. Los datos comerciales más recientes de China muestran que en mayo el país pasó a ser por primera vez un importador neto de gasolina.

En el primer trimestre, el consumo global de crudo subió menos de lo esperado, dice la Oficina de Información Energética de Estados Unidos. Pero aún prevé que subirá en 960.000 barriles diarios este año, gracias a la expansión económica de los países en desarrollo.

Por otra parte, se cree que la demanda global de maíz seguirá subiendo. En mayo, China se convirtió en un importador neto del grano luego que sus importaciones crecieran más de 20 veces con respecto al año anterior, y las importaciones de soya y algodón aumentaron 17% y 19%, respectivamente, según Barclays Capital. Acosados por los estratosféricos precios de los alimentos y las protestas en contra del alza en el costo de la vida, algunos productores de alimentos implementaron restricciones a las exportaciones para prevenir una escasez doméstica, lo que redujo aún más el suministro global.

Los optimistas de los commodities creen que un mayor aumento en los precios podría ser la solución al desequilibrio entre la oferta y la demanda. Cuando los precios suben lo suficiente, el consumo cae y eso eleva la producción, asegura Jim Rogers, un experimentado inversionista en materias primas.

Incluso los fieles inversionistas del oro, quienes se pasaron gran parte del trimestre en el limbo, atacaron con fuerza a medida que el período llegaba a su fin. Tras caer a US$850,90 durante el trimestre, los futuros del oro acabaron el período en US$926,20 la onza troy. Su futuro a corto plazo dependerá de la fuerza que prevalezca: los temores inflacionarios o la demanda física por el metal precioso. Durante el primer trimestre, el oro cayó 16% a sus niveles más bajos en cinco años, según el Consejo Mundial del Oro, a medida que el marcado aumento en los precios disuadió a los consumidores de comprar joyas y electrónicos. La plata tambaleó, cerrando el lapso con un alza de 0,8%.

Los temores de una recesión perjudicaron a muchos metales industriales a medida que la demanda superó la oferta. Entre los que perdieron peso están el zinc, que se desplomó 30% con respecto a su máximo de mediados de marzo. El metal sufrió una reducción marcada en la demanda europea, informó el Grupo Internacional de Estudio de Plomo y Zinc. La demanda global subió 0,6% en los primeros cuatro meses, frente al 6,6% de un año atrás, reportó el grupo.

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