Los nubarrones de la economía derrumban las bolsas mundiales. Pocas se escapan
Por Tom Lauricella y Peter McKay, en Nueva York, Neil Shah, en Londres, y Jonathan Cheng, en Hong Kong
El primer semestre de 2008 pasará a la historia como una debacle global para las bolsas del mundo. Desde Shanghai, donde la bolsa cayó 48%, a Francfort, donde perdió 19%, a Estados Unidos, las acciones recibieron una paliza.
Entre los pocos mercados que salieron bien parados están Canadá, un país rico en materias primas, y Japón, cuya bolsa experimentó un repunte en el segundo trimestre después de un primer trimestre abismal.
Algunos mercados latinoamericanos, ayudados por economías exportadoras de commodities como Brasil, salieron bien librados durante el trimestre. El índice de mercados emergentes MSCI Latin America subió 6,6% en el segundo trimestre, mientras que el índice general de mercados emergentes MSCI perdió 12%.
Los inversionistas comenzaron el año preocupados de que la contracción crediticia, cuyo epicentro está en EE.UU., desembocara en una recesión global. El crecimiento superó las previsiones en algunos lugares, pero la inflación pasó a ocupar el rol protagónico.
Economistas de Merrill Lynch calculan que la tasa global de inflación está en un 5,5% frente a un 3,5% a principios del año, gracias a los crecientes costos de los alimentos y la energía.
En momentos en que comienza el segundo semestre, los inversionistas están preocupados de que los bancos centrales del mundo se vean forzados a subir las tasas de interés para contener el alza en los precios de las materias, pese a que el sistema financiero global aún es vulnerable a los problemas del mercado hipotecario estadounidense.
La mejor noticia para muchos mercados sería un declive en los precios de los commodities, lo cual aliviaría la presión sobre los márgenes de ganancias y les daría espacio de maniobra a los bancos centrales. La probabilidad de ello, sin embargo, puede ser escasa.
Brasil y China ya han empezado a subir las tasas. Merrill Lynch calcula que más de tres cuartas partes de los bancos centrales del mundo han hecho lo mismo. Se cree que el Banco Central Europeo se unirá a este grupo el jueves y elevará su tasa de referencia un cuarto de punto porcentual a 4,25%. "Los problemas ya no están confinados sólo a EE.UU.", dice Bruno Berry, gestor de portafolio de Morley Fund Management en Londres, el cual maneja cerca de US$313.000 millones en activos. "Ningún área va a ser inmune".
Males financieros
El bajón del Promedio Industrial Dow Jones comenzó a mediados de mayo e hizo que el principal indicador estadounidense acabara el segundo trimestre con una baja 912,88 puntos, un 7,6%, para ubicarse en 11.350,01 unidades. La caída representa un declive de 19,9% frente a su máximo, a un tris del 20% que es considerado el inicio de un mercado a la baja.
Las acciones del sector financiero lideraron el descenso a medida que bancos grandes y pequeños anunciaban rebajas contables a raíz de sus pérdidas crediticias. La aseguradora American International Group, uno de los integrantes del Dow, cayó 39% en el segundo trimestre al paso que Bank of America, otro miembro del índice, descendió 37%.
El componente del Dow que registró la mayor caída fue la automotriz General Motors, cuya acción cedió casi 40%. De los 30 integrantes del Dow, 23 cerraron el trimestre en rojo. Entre las pocas empresas que salieron airosas figuran ExxonMobil y Chevron, las cuales se beneficiaron del auge en los precios del crudo, que superaron los US$140 el barril.
Los inversionistas ven el futuro con pesimismo. Después de siete recortes en las tasas de interés desde septiembre, la Reserva Federal parece estar en un dilema entre estimular el crecimiento y combatir la inflación. La Fed mantuvo las tasas estables en su reunión de la semana pasada, en medio de especulación de que podría haber incrementos de tasas en los próximos meses para frenar las presiones inflacionarias. Algunos en Wall Street temen que las altas tasas de interés ahoguen el tímido ímpetu de la economía estadounidense en los últimos meses.
Ha habido señales recientes de fortaleza, incluyendo prometedores datos del Producto Interno Bruto y pedidos de bienes durables, pero muchos analistas argumentan que las cifras serán más negativas una vez se desvanezcan los efectos del paquete de estímulo fiscal del gobierno y los consumidores queden con pocos ingresos disponibles después de llenar los tanques de sus autos y los carritos del supermercado. "Es como si hubiera una suspensión por lluvia y estuviéramos esperando a que comenzara la recesión", dice el estratega de Standard & Poor's Sam Stovall.
Aparte de la inflación, mercados emergentes como China e India luchan con las consecuencias de los gigantescos saltos que dieron sus acciones el año pasado.
En China, los altos costos de las materias primas y el fortalecimiento del yuan están mermando las ganancias de las empresas. Las utilidades de las compañías chinas subieron 17,4% en el primer trimestre de 2008, frente a un crecimiento de 49,4% del año pasado, según Jing Ulrich, presidenta de renta variable para J.P. Morgan Securities en Hong Kong. El número de compañías no rentables se ha más que doblado, dice, y ahora representa el 15,4% de todas las empresas chinas en bolsa.
China no es un caso aislado. Las bolsas de Hong Kong, Mumbai y Singapur han caído 21%, 34% y 15%, respectivamente, en el primer semestre. "Lo que ha sucedido en los mercados de valores ha sido una revaloración del riesgo y las bolsas asiáticas no escaparon a ello", explica Daniel McCormack, estratega regional de Macquarie Securities en Hong Kong.
Por su parte, los gestores de fondos se están empezando a preocupar de que la desaceleración de la economía europea tenga graves repercusiones en los mercados accionarios de la región. Los bancos europeos, afectados por rebajas contables de miles de millones de dólares, son renuentes a conceder crédito a las empresas en momentos en que el alza de la energía y el costo del dinero le quitan aire a las ganancias. El indicador bursátil paneuropeo Dow Jones Stoxx 50 ha caído 25% este año. Entre las principales víctimas están empresas como la alemana Siemens, cuyas acciones han perdido un 34% de su valor este año, y las de Unilever, que han caído un 27%.
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