Sobre los escombros de un terremoto, Kobe crea una industria biomédica
Por Hiroko Tabuchi
Cuando un terremoto de 7,2 puntos de magnitud sacudió Kobe, en Japón, en enero de 1995, la ciudad quedó destruida. Su principal industria, la del acero, y su famoso puerto, quedaron en ruinas. Se estima que unos US$120.000 millones en propiedades, más que el Producto Interno Bruto de la ciudad, fueron arrasados.
Muchas ciudades golpeadas por desastres naturales invierten años en reconstruir lo que tenían. Pero Kobe, la sexta ciudad más grande de Japón por población, asumió el desastre de forma diferente. En lugar de esperar a que el sector del acero y su puerto se recuperaran, Kobe decidió reinventarse como el principal centro biomédico del país nipón.
Construir una industria desde cero es un gran desafío, pero Kobe contaba con algunas ventajas. El gobierno central le dio una mano a la ciudad suministrando fondos y reduciendo los trámites burocráticos. La ciudad también encontró a un líder para el proyecto: un doctor con grandes planes de poner a punto la infraestructura médica de Japón.
Los resultados son impresionantes. En el año finalizado en marzo de 2007, el PIB de Kobe mostró un crecimiento de 3,5%, muy por encima del promedio nacional de 1,2%.
La industria biomédica se está convirtiendo rápidamente en uno de los pilares de la ciudad. Cerca de 120 empresas médicas junto con una red de centros de investigación han abierto sus puertas en Port Island, una isla cerca de la costa. El proyecto está ayudando a poner a Japón en el mapa de los centros biomédicos de Asia, que incluyen a Singapur y Corea del Sur.
En 2005, el sector biomédico contribuyó con US$398 millones a la economía de Kobe y recaudó US$12 millones en impuestos, de acuerdo con un estudio reciente del Instituto de Investigación Nomura, que asesora a Kobe en el proyecto. Para 2025, el instituto predice contribuciones de US$1.600 millones, con US$49 millones en impuestos.
Ahora, la ciudad está negociando con el fondo soberano de los Emiratos Árabes Unidos una inversión significativa en un nuevo centro médico avanzado que se especializará en transplantes de órganos y tratamientos con células madre.
"Kobe es un buen ejemplo de cómo una sólida agenda de investigación ha guiado el camino para empresas y ha cambiado a toda una ciudad", dice el jefe del proyecto de la ciudad, Takashi Miki.
Al comienzo, la reconstrucción fue lenta. En 1998, tres años después del terremoto, Kobe todavía estaba concentrada en reubicar a 60.000 ciudadanos y restaurar por completo el suministro de servicios públicos. Tras lograrlo, funcionarios de la ciudad se reunieron para diseñar planes que restauraran la economía local.
Una de las propuestas era construir un parque de atracciones en Port Island. Una segunda idea planeaba un centro de compras y entretenimiento. Pero los dirigentes de la ciudad decidieron perseguir una idea que ya habían escuchado en el pasado: hacer de Kobe un centro de desarrollo de tratamientos, investigación y tecnología biomédica. Era un gran riesgo, pero prometía un crecimiento enorme.
Miki y otras autoridades de la ciudad visitaron el complejo médico de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, para obtener algunas ideas. El hospital, que apoya una economía local de centros de investigación y firmas farmacéuticas y médicas, los dejó impresionados.
Con la esperanza de emularlo, funcionarios de la ciudad recurrieron al jefe del principal hospital de Kobe, Hiroo Imura, para que diseñara un plan. Un año después, Imura presentó un reporte en el que argumentaba que la ciudad debería concentrase en la investigación o tecnología "translacional". En este campo, los científicos toman avances en investigación básica y buscan una forma de aplicarlos como tratamientos o equipos. Por ejemplo, los investigadores pueden usar avances en la restauración de tejidos para intentar encontrar formas de tratar extremidades con flujo sanguíneo insuficiente, lo cual daña los tejidos.
"Muchas iniciativas gubernamentales giran alrededor de construir edificios impresionantes sin un propósito claro. Nosotros fuimos más estratégicos", explica Imura.
El gobierno central ayudó no sólo aportando, hasta este año, US$1.100 millones, sino declarando la ciudad una zona especial de reforma estructural, lo que la exime de restricciones como extensos trámites para visados para empleados extranjeros.
Hoy, unas 130 empresas se han establecido en Port Island, superado la meta inicial de 100. Una sexta parte viene de fuera de Japón, incluyendo GE Yokokawa Medical Systems, unidad de General Electric Co., y Bayer HealthCare, unidad de la alemana Bayer AG.
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