Cede tensión en Bolivia, pero no hay solución para la crisis
En medio de una tregua entre el gobierno y la oposición, el clima de tensión tendía a decrecer en este país andino, cuyo presidente Evo Morales soporta el acoso de líderes de regiones ricas que demandan mayor autonomía.
Aunque la armonía fraterna se ensangrentó varias veces en Bolivia, los más de 30 muertos en recientes choques entre partidarios del gobierno y la oposición constituyen el golpe más duro que sufre Morales en sus casi tres años de gestión.
Ambos sectores están enfrascados desde el sábado en un diálogo que se retomaría el lunes en la noche cuando Morales regresara de Santiago de Chile, después de participar en una reunión que movilizó a nueve presidentes sudamericanos preocupados por la estabilidad en Bolivia.
El Comité Nacional Democrático (Conalde), conformado por opositores al gobierno indicó el lunes que "de a poco se están levantando 35 puntos de bloqueos que hay en el país''.
"Ojalá el gobierno tenga la misma voluntad y la demuestre'', dijo un vocero de Conalde, Branko Marinkovic.
Pero el problema, según Marinkovic, es que "grupos de choque y gente afín al gobierno'' bloquean a su vez otras carreteras, con lo cual hay ciudades como Santa Cruz y Beni adonde los alimentos y el combustible comienzan a escasear.
Los adictos a Morales, en su mayor parte campesinos, demandan que los rebeldes desalojen oficinas del gobierno que fueron tomadas por los opositores en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. El bloqueo de rutas en todo Bolivia causó en 21 días pérdidas por unos $42 millones, dijo el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores (Caneb) Eduardo Bracamonte.
Según Bracamonte, los productos más perjudicados son los de la agroindustria de Santa Cruz, además de bananos, palmitos y otros de naturaleza perecedera de Cochabamba, que no pueden salir por los bloqueos en el sur.
El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodrígez, dijo a la AP que las pérdidas podrían "ser mucho más'' que $42 millones, aunque no especificó cifras.
En general, el país estaba en calma, incluso el departamento de Pando, epicentro el jueves de los choques más violentos y declarado en estado de sitio un día después, es decir, que la población civil sufre duras restricciones a sus derechos, tal como reunirse en horas nocturnas para la diversión o transitar de más de tres personas en horas de la madrugada.
Gobierno y opositores se acusan mutuamente de haber causado en Pando una masacre de una treintena de víctimas, al parecer en una emboscada.
El vicepresidente Alvaro García Linera dijo que el Congreso instalará una comisión para investigar la presunta participación del prefecto de ese departamento, Leopoldo Fernández, al que calificó de "genocida''.
Al rechazar esas acusaciones, Fernández dijo que el gobierno está montando "una farsa'' al involucrarlo en ese episodio para minar su credibilidad ante la sociedad.
Fernández gobierna a Pando, que junto con Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca, concentran la mayor riqueza de este empobrecido país cuya capital La Paz se abraza a Los Andes.
Ricas básicamente en gas y petróleo, en esas regiones se concentran casi la mitad de los diez millones de habitantes de Bolivia.
Si bien las protestas se iniciaron por la devolución de los fondos que el gobierno descontó a las regiones para pagar un bono a los ancianos, la raíz de la disputa es esencialmente el rechazo de Pando, Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca al proyecto constitucional que promueve Morales. El proyecto debe ser en un referendo, del cual no hay fecha, y las regiones rebeldes temen que de aprobarse sufrirían un gran golpe a sus ambiciones de gozar de mayor autonomía del gobierno central. El gobierno dijo que el embajador de Estados Unidos Philip Goldberg era firme aliado de los rebeldes y le ordenó salir del país, pero el diplomático dijo que "...todas las acusaciones del gobierno son falsas e infundadas'', antes de dejar Bolivia.
El lunes, cientos de manifestantes marcharon a la embajada estadounidense en La Paz para celebrar la salida del embajador. La policía tendió un cerco alrededor de la sede y no se registraron incidentes.
"Hemos venido para respaldar la actitud valiente del presidente Evo Morales'', dijo el dirigente sindical Edgar Patana. "Si no lo expulsaba, nosotros hubiéramos arrasado con la embajada de Estados Unidos hoy'', agregó el sindicalista.
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