Detroit también busca desesperadamente una inyección de capital
De hecho, Peter Orszag, director de la Oficina Presupuestaria del Congreso dijo el pasado lunes que financiar este préstamo a los tres grandes de Detroit costaría a los norteamericanos 7.500 millones de dólares. Sin embargo, desde la capital del automóvil estadounidense la necesidad de recibir una inyección de capital es imperiosa. En medio de un descenso del gasto del consumidor y tras el azote de los precios de la gasolina durante los meses de verano, GM perdió cerca de 15.500 millones de dólares durante el segundo trimestre mientras Ford se dejó 8.700 millones de dólares. En el caso de la privatizada Chrysler, muchos creen que la sangría podría haber dejado las arcas de la compañía a cero, según informaba la revista Fortune.
Rick Wagoner, consejero delegado de GM, aseguró la semana pasada ante un panel del Senado que no estaba allí para pedir un rescate. El problema es que muchos miembros del Congreso equiparan dicha ayuda a un rescate similar a los que hemos visto últimamente en el sector financiero. Cabe recordar que desde la industria automovilística daban por descontado que el préstamo de 25.000 millones de dólares era un trato hecho, ya que el Capitolio autorizó la asistencia financiera a Detroit en la ley energética aprobada el año pasado, que exigía a las automotrices incrementar la eficiencia de combustible hasta un 40% o 35 millas por galón antes de 2020. Aún así, el Congreso nunca llegó a recaudar los 25.000 millones de dólares prometidos y, por eso, el sector automovilístico esta desesperado por convencer a los legisladores antes de que la Cámara Baja concluya su legislatura el próximo 26 de septiembre.
Aunque la necesidad de GM, Ford y Chrysler de recibir un empujón financiero sea evidente, muchos creen que su situación ha sido provocada por ellos mismos y su dependencia en coches de alto consumo como SUVs y furgonetas. El senador republicano Richard Shelby, miembro del Comité Bancario de la Cámara Alta, explicó a la cadena CNBC que no son demasiado grandes para caer. No creo que los problemas automovilísticos sean un problema nacional, más bien son un problema creado por la propias compañías, añadió. Por su parte, Efraim Levy, analista de Standard & Poors, dejó claro que no es responsabilidad del gobierno el inyectar capital en empresas privadas, además dijo que empresas extranjeras como Honda o Toyota han conseguido sacar una increíble ventaja en la fabricación de híbridos y coches de bajo consumo.
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