14 septiembre, 2008

EldiarioExterior.com
Morales y Chávez desafían a la diplomacia

Estamos viviendo un nuevo capítulo en las deterioradas relaciones que Bolivia y Venezuela mantienen con Estados Unidos. A la expulsión del embajador estadounidense en La Paz, ha seguido una diatriba de insultos y descalificaciones de Chávez en solidaridad mal entendida hacia su camarada aymara.

Seamos claros y realistas analizando el escenario. Ninguno de los dos dirigentes (neo)populistas pasa por su mejor momento. Más bien al contrario. Sus países atraviesan crisis de gran magnitud a las que no saben dar respuesta.

La mejor medicina, el antídoto "milagroso", el de siempre: una inyección de lenguaje descalificador hacia Estados Unidos, que ahora es blanco fácil pues se halla en plena campaña electoral. Washington vive una suerte de semi-vacío de poder que en lo relativo a las relaciones con América Latina es más acentuado.

La división en Bolivia va en aumento. El descontento de oficialismo y oposición, también. La forma que tienen de escenificarlo es el enfrentamiento callejero. Morales en lugar de optar por el diálogo y la mesura, hace lo contrario: defensa a ultranza de la Constitución socialista, causante de todos lo males. Apuesta errónea.

Santa Cruz, Beni o Pando viven batallas campales sin fecha de caducidad. Lo fácil es buscar un chivo expiatorio, táctica habitual entre los dirigentes autoritarios (Chávez) o con aspiraciones de serlo, caso de Morales. Su lenguaje anti-norteamericano genera rápidamente filias y adhesiones, internas y externas.

Si esa retórica va acompañada del insulto más barriobajero, se logra un estadio superior: el éxtasis como el que se vivió en Venezuela la otra noche cuando una masa amorfa y anónima salió a la calle para venerar a su mesías. Que parte de la sociedad venezolana tenga problemas alfabetización o inaccesibilidad a productos alimenticios básicos queda silenciado, lo que no es sinónimo de solucionar.

Un país rico en petróleo como el caribeño no debería tener que hacer frente a esos problemas, ¿o sí? Afirmativo, si su Jefe de Estado usa el petróleo como moneda de cambio para todo tipo transacciones, tanto económicas como políticas e ideológicas. No debemos extrañarnos de que el binomio pobreza-inseguridad sea la nota definitoria.

De cara al futuro prestemos atención el cambio de gobierno en Estados Unidos. Esperemos que bien Obama, bien McCain den en su agenda exterior a América Latina la importancia que merece. Dicho con otras palabras, que no juegue un role secundario como ha pasado con Bush lo que ha permitido que este tipo de gobiernos iniciados en Venezuela y extendidos como un reguero de pólvora en la región, se hayan consolidado. El diálogo con los movimientos opositores que hay en su seno es tarea urgente.

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