Fannie y Freddie ponen a prueba el temple del secretario del Tesoro Henry Paulson
Por Deborah Solomon
WASHINGTON—Durante el primer mes de Henry M. Paulson como Secretario del Tesoro de Estados Unidos, dos de sus asesores le advirtieron que Fannie Mae y Freddie Mac representaban riesgos significativos para la economía.
Paulson no compartía su preocupación. Cuando trabajaba para Goldman Sachs, les dijo, los gigantes hipotecarios no estaban en la lista de temas que lo desvelaban.
Dos años después, los gigantes hipotecarios encabezan la lista. Paulson está inmerso en el diseño de planes de emergencia para apuntalar a las firmas e impedir un golpe desestabilizador para la economía y el sistema financiero mundial. Los bancos centrales, Wall Street y el Congreso estadounidense están a la expectativa de lo que haga Paulson. Inicialmente, dijo que no tenía planes para usar la autoridad que obtuvo del Congreso en julio para inyectar fondos a Fannie y Freddie. Sin embargo, está reuniéndose a diario con su equipo de finanzas domésticas mientras tratan de definir cómo intervenir si es necesario. Los escenarios van desde la compra de acciones preferenciales a varias estructuras de préstamos.
Paulson evalúa si tratar a ambas empresas hipotecarias por igual, si mantener sus equipos de gestión y los efectos sobre los accionistas, entre los que figuran muchos fondos de pensiones. Una de sus preocupaciones es que una gran inyección de capital equivaldría esencialmente a una nacionalización de las firmas, y vendría con la responsabilidad de garantizar billones (millones de millones) de dólares en hipotecas.
Paulson no llegó al Departamento del Tesoro para ser un intervencionista. Se trata de un ejecutivo pragmático de Wall Street, un especialista en fusiones y adquisiciones más interesado en encontrar soluciones prácticas y obtener resultados. Paulson, que se unió a un gobierno republicano muy liberal, acabó siendo uno de los artífices de una nueva relación entre el gobierno y los mercados financieros, todo un síntoma de la profundidad que ha alcanzado la crisis crediticia.
En marzo, se unió al presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke para empujar a Bear Stearns Cos. a las manos de J.P. Morgan Chase & Co. Antes de eso, Paulson forzó a los prestamistas a congelar las tasas de interés para algunos deudores en apuros. El Departamento del Tesoro también asumió una mayor responsabilidad en la financiación de préstamos estudiantiles y ha solicitado cambios radicales en la regulación para otorgarle más facultades a la Fed para supervisar a los bancos y a Wall Street.
Fannie y Freddie son su prueba de fuego. Las firmas juegan un papel crucial en el mercado inmobiliario, ya que poseen o garantizan cerca de la mitad de las hipotecas en circulación en EE.UU., con un valor de cerca de US$5,2 billones, y compran la mayoría de las nuevas hipotecas. Una intervención estatal en estos gigantes sería una de las mayores y más complejas de la historia. Fannie y Freddie han dicho que exceden los requerimientos de capital que exige la ley y que no necesitan ayuda del Tesoro. Aunque Paulson tiene la autoridad para invertir o adquirir a una participación en las firmas, las compañías tendrían que dar su aprobación.
La solicitud de autoridad de Paulson tenía la intención de calmar a los mercados financieros. Sin embargo, algunos sugieren que agravó aún más los problemas de Fannie y Freddie, al hacer que los inversionistas no se sintieran seguros de lo que el Tesoro podría hacer y de cómo afectaría a sus inversiones. Otros dicen que la incertidumbre está complicando la tarea de las compañías de recaudar capital al vender acciones comunes o preferenciales, aunque aún pueden financiarse a través de los mercados de deuda.
Paulson, de 62 años, llegó al Departamento del Tesoro en julio de 2006 ansioso por enfrentar temas como la seguridad social, completar la ronda de negociaciones de Doha y presionar a China para que modifique ciertas políticas económicas. Pasó 32 años en Wall Street, incluyendo su gestión como presidente ejecutivo de Goldman Sachs Group Inc., donde era conocido por su agresividad para cerrar acuerdos. Con una fortuna estimada en US$500 millones, Paulson no es ostentoso o siquiera muy pulido. A veces tartamudea o se frota la barriga o la cabeza inconscientemente mientras habla.
Su estilo es sumergirse en las cifras y los detalles. Horas después de dar instrucciones a sus subalternos los llama para revisar sus avances. En el gobierno de George W. Bush, su estilo agresivo rápidamente le granjeó el apodo de "Huracán Hank". Por ejemplo, el 11 de junio, luego de meses de seguir de cerca los mercados inmobiliarios, Paulson decidió que debía actuar al ver la gran caída de las acciones de Fannie y Freddie. Ese fin de semana, Paulson y su equipo se quedaron en su oficina ajustando los detalles de la propuesta. El secretario del Tesoro comenzó a bombardearlos con preguntas como, ¿Los mercados se calmarían? ¿La propuesta estaría lista antes de la apertura de los mercados en Asia? Paulson los cuestionaba tan a menudo que su segundo al mando le pidió que volviera a su oficina diciéndole que "necesita dejarnos solos para que podamos hacer nuestro trabajo", recuerdan fuentes al tanto.
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