08 octubre, 2008

LA LUPA DE GONZALEZ IÑIGO 388

388- Poesía: Saber contar, es no saber cantar, dijo Octavio Paz

El dinero, sin alma

Aprendí de mi padre, Luis González Casero (1915-1998), el valor de la lectura; en nuestra casa había buenos libros, entre ellos la Comedia Humana de H. de Balzac, que hoy conservo. Mientras Pina Íñigo Johnson (1917-1987), mi madre, discutía de política sonorense y reunía en mi casa a los priistas, don Luis -defeño en tierras bárbaras- leía el viejo Excelsior, que recogíamos a diario, como un ritual, y después nos íbamos a la convencedora, por el pan. Qué tiempos aquellos, tan llenos de dicha. En mi casa conocí a Octavio Paz, por uno de sus libros de poesía.

1- En medio de la tempestad financiera, para distraerme un rato, quise escribir algo de Octavio Paz (, el poeta mexicano que nos enseñó muchas cosas, entre otras el valor de la dignidad frente al poder. Recuerdo que en 1964 me prestaron en el Museo- biblioteca de la UNISON, ubicado a dos cuadras de mi casa en Hermosillo, en el columpio del amor, el libro Libertad bajo palabra, editado por el Fondo de Cultura Económica, fundado por otro inmortal mexicano: Daniel Cosío Villegas. Nunca lo devolví, porque lo llené de anotaciones y garabatos, lo llevé a Monterrey, donde estudiaba ingeniería, y ahí lo regalé a un nuevo becado de Nogales, poeta en ciernes. Hace unos días conseguí el libro en una venta nocturna del Fondo, y me llené de gozo al encontrarme de nuevo con aquello que nunca olvidé en mi mente. Todo queda en la mente, lo bueno y lo malo. Pasan y pasan los años pero lo bueno no se olvida. Paz era un poeta itinerante, fundamental para entender el valor de la Palabra: “Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día. /Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. / Donde empieza el silencio. / Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, / de la respiración de una agua remota que me espera donde comienza el alba/.

2- Libertad bajo palabra reúne parte de los poemas escritos por Paz -Nobel de Literatura- de 1935 a 1957. La primera edición data de 1960, pero siete años después, siendo embajador de México en la India, Paz revisa sus poemas, excluye algunos y adiciona otros con los que presenta la segunda edición. En 1968 renuncia al puesto debido a la matanza de Tlatelolco. El libro blanco está dividido en cinco secciones: Bajo tu clara sombra. Calamidades y milagros. Semillas para un himno. ¿Águila o sol? La estación violenta. Paz escribe con versos sobre la soledad, la madre de todos sus temas, el amor, la muerte, la solidaridad, las contradicciones sociales, etcétera. Algunos poemas que incluye este volumen son «La vida sencilla», «las palabras», «el ramo azul» y el gran poema «Piedra de sol». A mi me encanta un poema titulado Entre la piedra y la flor, que dedicó Paz a Teodoro Césarman. Será porque siempre he tenido fijación por cómo conciben los poetas dos gatos siameses que se les indigestan: el poder y el dinero. El poeta vive en otro planeta. Recuerdo la escena imborrable en mi mente del poeta y monje nicaragüense Ernesto Cardenal arrodillarse frente a Juan Pablo II: ¿la humildad frente a poder? ¿O la arrogancia frente a la humildad?

3- Recuerdo también el día en que llevé el libro de Paz a la “visita”, desde entonces mi suegro me dijo el poetita y le dijo a su hija, hoy mi esposa, que yo no le convenía. ¿Qué suegro va a querer para su hija a alguien que dice no interesarle el dinero? ¿Qué harían ustedes papás y mamás que leen estas LUPAS frente a un pretendiente de su hija con “ideas raras”? En aquél Hermosillo solo había un tema, una misión: hacer y tener dinero. ¿Habrá cambiado? Por falta de espacio no puedo presentar todo el poema, pero sí algunos chispazos de su gran luz: Amanecemos piedras/ Entre la piedra y la flor, el hombre: el nacimiento que nos lleva a la muerte, la muerte que nos lleva al nacimiento. / El dinero y su rueda, / el dinero y sus números huecos, / el dinero y sus rebaños de espectros. / El dinero es una fastuosa geografía / montañas de oro y cobre, ríos de plata y níquel, árboles de jade / y la hojarasca del papel moneda. / El planeta se vuelve dinero, el dinero se vuelve número, el número se come al tiempo, el tiempo se come al hombre. / El dinero se come al tiempo. /

4- La muerte es un sueño que no sueña el dinero, agrega Paz. / El dinero no dice tú eres: el dinero dice cuánto. / Más malo que no tener dinero, es tener mucho dinero. / Saber contar es no saber cantar. / Alegría y pena / ni se compran ni se venden. / La pirámide niega el dinero, / el ídolo niega el dinero, / el brujo niega el dinero, / la Virgen, el Niño y el Santito niegan al dinero. / El analfabetismo es una sabiduría / ignorada por el dinero. / El dinero abre las puertas de la casa del rey, / cierra las puertas del perdón. / El dinero es el gran prestidigitador/ Evapora todo lo que toca: / tu sangre y tu sudor, tu lágrima y tu idea. / El dinero te vuelve ninguno. / Entre todos construimos el palacio del dinero: el gran cero. / No el trabajo: el dinero es el castigo. / El trabajo nos da de comer y dormir: el dinero es la araña y el hombre la mosca. / El trabajo hace las cosas: el dinero chupa la sangre de las cosas. / El trabajo es el techo, la mesa, la cama: el dinero no tiene cuerpo ni cara ni alma. / El dinero seca la sangre del mundo, / sorbe el seso del hombre. / Escalera de horas y meses y años: allá arriba encontramos a nadie. / Monumento que tu muerte levanta a la muerte. / Mérida, 1937 / México, 1976.

5- Me agradó también este verso de Paz sobre la poesía: Llévame solitaria, / llévame entre los sueños, / llévame, madre mía, / despiértame del todo, / hazme soñar tu sueño, / unta mis ojos con aceite, / para que al conocerte me conozca/. En fin que siga la vida, amigas y amigos, que no haya caras tristes, no hagamos del dinero el centro de nuestra seguridad. El dinero va y viene. Estos descalabros patrimoniales son pasajeros. Me hicieron recordar la chispa del General Obregón, cuando en una cena -siendo presidente de México- dijo en son de broma a un grupo de ricachones: “Los ricos venidos a menos son los mejores criados”. El dinero, pues, da independencia y seguridad, pero no tiene alma. El dinero en estos días equivale a sangre en las calles, a años de trabajo perdidos, a llantos y crujir de dientes. Esa es otra poesía, menos imaginaria. Ya pasará la madre de las tormentas.

Tras la cruda, otra borrachera
1- Hoy queda muy claro: no fue una burbujita de las que se curaban con Sal de Uvas Picot. Es una tremenda cruda, luego de una borrachera deliciosa. Lo que viene no será un espectáculo hermoso, pero sí muy interesante. Aleccionador. Largamente esperado, temido, advertido. Nunca atendido. Toda economía intervenida acaba en desastres así. No es, por ello, crisis del capitalismo sino (como siempre) del intervencionismo. Quien entienda al capitalismo como práctica de la libertad económica, verá que esta crisis financiera y económica está firmemente sustentada en la voluntad de algún interventor gubernamental que pregona la misma patraña: es posible ser rector de la voluntad ajena, y hacerse rico inventando dinero. (Lo cual es rigurosamente cierto, pero para ellos; por eso actúan así. Así se hacen ricos los que conocen el juego. Por algo los ricos más ricos provienen de estas crisis.) Remedio a un trance como este, originado por dinero inventado proveniente de la intervención de un gobierno: inmediatamente entra en acción… ¡el gobierno! Y ¿quién paga? ¡Los contribuyentes! ¡Qué raro! En 1994 Salinas, inflamado de testosterona económica, no quiso devaluar e inventó un truco financiero, los tesobonos, para darle un poco más de gloria a él, y tiempo-oxígeno al régimen priista. Luego el triunfador Zedillo convirtió esa deuda interna en externa y nos endilgó un Fobaproa. Que seguimos pagando ¡qué raro! los contribuyentes.

2- Cuando recuerden este nuevo Fobaproa de 700 millardos, los historiadores recordarán que durante dos décadas un personaje llamado Alan Greenspan emitió más dinero siendo presidente de la FED (1987-2006) que todo el emitido de 1776 a 1987. Registrarán que, regulando la oferta de dinero fiduciario, practicaba el argumento socialista de que el Estado tiene que ser rector de la economía (pero Mr. Greenspan, otrora discípulo de la enorme escritora libertaria Ayn Rand, se hace llamar capitalista…). La FED de Greenspan manipuló la economía más potente del planeta vía algo que han defendido los aprendices de brujo económico, desde Diocleciano hasta López Obrador, pasando por Miguel de la Madrid: el control de precios. Del precio del dinero; es decir, de las tasas de interés. El intervencionismo económico más puro y más distorsionador. Para estimular la economía en épocas flojas Greenspan llevaba las tasas de interés bajo la inflación. Y como la gente siempre busca su beneficio, aprovecha lo que le regalen. Pide prestado. Con dinero que no existe y sin garantía de repago, compra casas o cosas chinas que no necesita, para presumir a gente que no conoce y que hace lo mismo. Los bancos entran al jueguito y, como canta Mefistófeles con música de Gounod, Satanás dirige el baile. Así, hasta que la fiesta se acaba. Y comienza la cruda, la purga, la vomitona, la lavativa, la depresión, el llamado a cuentas.

3- La debacle apenas está empezando, para perjuicio de los más y para nuevas comaladas de millonarios que se enriquecerán hasta lo absurdo, pero ahora a dimensión planetaria. Los grandes ricos mexicanos hicieron sus fortunas pescando en un país revuelto, pródigo en crisis económicas, de esas que arruinaron a casi todos los demás entre 1973 y 1995. Desde Newton sabemos que, también en las ciencias sociales, nada se pierde ni se gana: todo se transforma. La ley de la causa y el efecto puede diferirse, pero no admite excepciones. El exceso es antinatural y efímero; todo valle debe llenarse, y toda montaña será emparejada. La sabiduría oriental lo expresa con otros vocablos. Al exceso de un yang corresponde inexorablemente un yin. Es una época prevista por las maldiciones chinas. Una época interesante. Una época diferente. La purga —finalmente— obrará maravillas, para luego caer de nuevo en una nueva borrachera. Errare humanum et idiotum est. Ningún ser sensato —por ejemplo, un animal— se tropezaría siempre en lo mismo, como hacen los planificadores de la economía y los intervencionistas. ¿Remedios? Hay uno muy sencillo. En México podemos tener moneda de plata. Una moneda sólida, con valor propio y no definido por autoridades intervencionistas, reservas federales o bancos de México, ni por capillas de notables que tienen la untuosidad de suponer que sus decisiones son mejores que la voluntad libre de cada ciudadano y cada contribuyente. Por estas fechas la onza está barata, como inversión; y a futuro tenemos en México, ante esta debacle, ocasión para no depender del dinero-basura y tener una moneda concurrente basada en un metal que, en todo sentido, es precioso: onzas Libertad de plata pura…Fernando Amerlinck, México, DF.

El mercado, pésimo gestor

1- Podemos imaginar la profunda perplejidad que a causa de la crisis de los mercados mundiales se ha abatido sobre los ideólogos del neoliberalismo, del Estado mínimo y de los vendedores de las ilusiones del mercado. La caída del muro de Berlín en 1989 y el desmantelamiento de la Unión Soviética provocó la euforia del capitalismo. Reagan y Tatcher, sin el contrapunto socialista, aprovecharon la ocasión para radicalizar los «valores» del capitalismo, especialmente las excelencias del mercado, que lo resolvería todo. Para facilitar la obra, comenzaron por desmoralizar al Estado como pésimo gestor y a difamar de la política como el mundo de la corrupción. Naturalmente había y todavía hay problemas en estas instancias, pero no podemos desentendernos del Estado y de la política si no queremos retroceder a la barbarie completa. En su lugar -se decía- deben entrar los ordenamientos ideados en el seno de los organismos nacidos en Bretton Woods y los grandes conglomerados multilaterales. Entre nosotros los brasileños se llegó a ridiculizar a quien hablara de proyecto nacional. Ahora, bajo la globalización, insistían, se fortalece el proyecto-mundo y Brasil debe insertarse en él, aunque sea en posición subalterna. El Estado debe ser reducido al mínimo y dejar campo libre para que el mercado haga sus negocios.

2- Los que venimos, como tantos otros, del compromiso con los derechos humanos, especialmente los de los más vulnerables, pronto nos dimos cuenta de que ahora el principal violador de esos derechos era el Estado mercantil y neoliberal, pues los derechos dejaban de ser inalienables y eran transformados en necesidades humanas cuya satisfacción debe ser buscada en el mercado. Sólo tiene derechos quien puede pagar y es consumidor. Ya no es el Estado quien va a garantizar los mínimos para la vida. Como la gran mayoría de la población no participa del mercado, sus derechos se han visto negados. Podemos y debemos discutir el estatuto del Estado-nación. En la nueva fase planetaria de la humanidad se notan cada ves más las limitaciones de los Estados y crece la urgencia de un centro de ordenación política que atienda las demandas colectivas de la humanidad de alimento, agua, salud, vivienda y seguridad. Pero mientras llegamos a implantar ese organismo corresponde al Estado llevar a cabo la gestión del bien común, imponer límites a la voracidad de las multinacionales e implementar un proyecto nacional.

3- La crisis económica actual ha desenmascarado como falsas las tesis neoliberales y el combate al Estado. Con miedo, un periódico empresarial ha escrito en letras enormes en su sección de economía «Mercado Irracional», como si alguna vez el mercado hubiese sido racional un mercado que deja fuera de él a dos tercios de la humanidad. Una conocida comentarista de asuntos económicos, verdadera sacerdotisa del mercado y del Estado mínimo, llena de arrogancia, ha escrito: «Las autoridades estadounidenses se equivocaron en la regulación y en la fiscalización, se equivocaron en la valoración de la dimensión de la crisis, se han equivocado en la dosis del remedio y se equivocan cuando tienen un comportamiento contradictorio y errático». Y por mi cuenta añadiría: se han equivocado en no llamarla a ella como la gran pitonisa que habría adivinado la solución a la actual crisis de los mercados. La lección es clara: dejada por cuenta del mercado y de la voracidad del sistema financiero especulativo la crisis se habría transformado en una tragedia de proporciones planetarias poniendo en grave peligro el sistema económico mundial. Lógicamente las víctimas serían los de siempre: los llamados ceros económicos, los pobres y excluidos. Fue el difamado Estado quien tuvo que entrar con casi dos trillones de dólares para evitar en el último momento lo peor. Son hechos que nos invitan a revisiones profundas o por lo menos, a algunos, a ser menos arrogantes….Leonardo Boff, Porto Alegre, Brasil.

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