Los demócratas por el despotismo
Por Mary Anastasia O'Grady
Me tomó ocho años, pero el 8 de octubre finalmente obtuve una copia del contrato de 1999 de Fusion Telecommunications con el monopolio telefónico haitiano Teleco. Por ley, el acuerdo es un documento público, pero Fusion no me lo quería dar a menos que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), el regulador del sector en Estados Unidos, lo obligara a hacerlo. Ahora creo que sé por qué.
Fusion es dirigida por el ex presidente de finanzas del Partido Demócrata Marvin Rosen. Ya no tiene negocios en Haití, pero cuando estuvo allí, el ex congresista Joseph P. Kennedy II, un fiel partidario del ex hombre fuerte haitiano Jean Bertrand Aristide, estaba en la junta. También estaba el ex asesor de Bill Clinton, Thomas "Mack" McLarty, y el antiguo gobernador demócrata de Mississippi Ray Mabus. En otras palabras, el nombre Fusion era sinónimo de algunos de los nombres más importantes del Partido Demócrata.
Los demócratas fueron importantes para Aristide. El presidente Clinton usó al ejército estadounidense para devolverlo al poder en 1994 después que fuera depuesto en un golpe de estado, en parte porque le gustaba incitar a la violencia en contra de sus oponentes políticos. Luego de su regreso en 1994, Artistide volvió a sus despóticas andadas. Los haitianos rogaron por la ayuda estadounidense, pero sus lamentos cayeron en oídos sordos. En febrero de 2004, Aristide finalmente fue sacado del país.
El gobierno interino abrió los libros de Haiti Teleco y aseguró que la empresa había sido saqueada. Una demanda entablada por ese gobierno en una corte federal de Florida en noviembre de 2005 acusó a Aristide de robar millones de dólares en ingresos telefónicos. La demanda ha sido retirada desde entonces, pero puede volver a ser interpuesta en cualquier momento, debido a que Haití dice que carece de los fondos para continuar con el litigio. Sin embargo, presumiblemente cualquier evidencia que tenga sigue ahí y está al alcance si el Departamento de Justicia de EE.UU. está interesado.
La demanda alega que como presidente y "en cierta forma durante el período de interregno" [1996-2001] de [René] Préval Aristide controló virtualmente todos los activos valiosos del gobierno de Haití. Teleco era uno de los más importantes. "Aristide instaló a sus cómplices en posiciones gerenciales dentro de Teleco y él y esos cómplices ocasionaron que Teleco entrara en acuerdos con ciertos operadores de telecomunicaciones de EE.UU. y Canadá, dándoles tasas significativamente reducidas para servicios suministrados por Teleco a cambio de sobornos, los cuales reducían aún más esas tasas".
Las concesiones de tasas para compañías favorecidas no deberían haber sido posibles. En 1999 Haiti Teleco era un monopolio y la FCC tenía una "tasa de acuerdo oficial" para los operadores estadounidenses que terminaban llamadas (es decir, encargarse de llevar las llamadas a sus destinos) con monopolios estatales. Los operadores estadounidenses con negocios en Haití tenían que enviar sus contratos a la FCC. Si Teleco bajaba la tasa para un operador, la FCC recibiría tal información cuando se enviara el contrato y reduciría la tasa oficial.
El contrato de 1999 de Teleco con Fusion le da al segundo acceso a la red haitiana a una tasa de 12 centavos el minuto, cayendo a 11 centavos después de los tres millones de minutos cada mes. Fusion alega haber enviado el contrato a la FCC, pero la tasa oficial de la agencia se mantuvo en 50 centavos el minuto, cayendo a 46 centavos en 2000.
En 2000 comencé a escuchar a haitianos que argumentaban que las ganancias de Teleco se estaban desviando y que Fusion tenía in acuerdo ventajoso con el monopolio. Estas fuentes también me dijeron que Fusion tenía una oficina dentro de Teleco. No obstante, el héroe haitiano de Joe Kennedy era conocido por eliminar a sus enemigos y era imposible lograr que los haitianos preocupados por la situación hablaran públicamente. Le pregunté a Fusion sobre sus negocios en Haití pero se negó incluso a confirmar que estaban llevando tráfico al país.
En 2004, un informante en la empresa de telecomunicaciones con sede en Nueva Jersey IDT argumentó que había sido despedido en 2003 por objetar a un acuerdo en el cual IDT recibiría una baja tasa de terminación a cambio de depositar pagos en una cuenta de Aristide.
Los haitianos continuaron alegando que estadounidenses con buenas conexiones estaban conspirando para robar a su empobrecido país y yo seguí escribiendo sobre ello. Pero la FCC no hizo nada hasta diciembre de 2006, cuando el informante de IDT le pidió a la agencia el archivo de Haití que contenía los contratos. Curiosamente, la FCC dijo que el archivo había desaparecido de sus registros.
Cuando la FCC le pidió a los operadores que la ayudaran a reconstruir el archivo, Fusion presentó el documento de 1999. Sin embargo, cuando solicité ver el archivo, al amparo del Acta de Libertad de Información, la compañía pasó 11 meses luchando contra mi solicitud.
Fusion dice que "nunca hizo pagos inapropiados o se involucró en alguna actividad inapropiada con respecto a su relación con Teleco". Pero entonces, ¿por qué el mega descuento? y ¿por qué, si el contrato fue enviado a la FCC, no hubo una reducción de la tasa para los demás operadores?
"No estoy al tanto de evidencia alguna de que hayan enviado [el contrato]", me dijo un portavoz de la FCC la semana pasada. Pero también dijo "si tenemos evidencia de que se han violado nuestras reglas, le haremos un seguimiento al asunto". Los haitianos pueden ser perdonados por no ponerle mucha fe a esas palabras.
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