El dólar desestabiliza a los países emergentes
Por Joanna Slater y Jon Hilsenrath
Los violentos vaivenes en los mercados cambiarios globales son causados por factores a corto plazo como el temor a las turbulencias económicas y el cierre de posiciones que dependen del dinero prestado. Sin embargo, es muy probable que estas oscilaciones tengan consecuencias a largo plazo para las economías desarrolladas y emergentes.
En el último mes, el dólar y el yen se han disparado contra casi todas las monedas del mundo, a medida que los inversionistas se convencen de que se avecina una recesión global.
El dólar ha avanzado 16% contra el euro, 24% contra el peso mexicano, 9% frente al rublo ruso y el viernes registró un récord contra la rupia india.
Este auge puso punto final a dos años y medio de debilidad, según un índice de la Reserva Federal que mide el desempeño de la moneda estadounidense contra otras 26 divisas. El yen se ha apreciado incluso más, a tal extremo que el dólar, pese a su resurgimiento, terminó el viernes en su punto más bajo en 13 años contra la moneda japonesa.
Las fluctuaciones en los mercados de divisas que se vieron en unas pocas horas de transacciones a primera hora del viernes "son los que se ven normalmente en un trimestre", escribió Kathy Lien, directora de investigación cambiaria de Global Forex Trading, en Nueva York.
La volatilidad está provocando sus propios problemas, haciendo que para las compañías sea más difícil prepararse para contrarrestar los riesgos cambiarios y creando nuevas tensiones para las economías.
En última instancia, eso podría incitar a la intervención de los gobiernos en los mercados de monedas para restaurar la moderación.
Al mismo tiempo, la precipitada caída del tipo de cambio amenaza con desestabilizar los mercados y las economías de los países en desarrollo, lo que recuerda a otras crisis cambiarias de la última década.
Para los mercados emergentes, los súbitos declives han sido "muy perjudiciales", señala Richard Clarida, asesor económico global de Pacific Investment Management Co. y profesor de la Universidad de Columbia. "Acaba mermando la confianza en los mercados y generando un problema de inflación", opina.
Desde fines de septiembre, Brasil, México, Rusia e India han, en conjunto, utilizado más de US$75.000 millones de sus reservas para vender dólares y proteger sus monedas, afirma Win Thin, estratega de Brown Brothers Harriman.
La semana pasada, Hungría subió su tasa de referencia en tres puntos porcentuales, para dejarla en 11,5%. Al aumentar las tasas de interés, las autoridades esperan que los inversionistas tengan un mayor incentivo para conservar sus inversiones de renta fija en la moneda local, el florín.
Los gobiernos de varias economías emergentes están dándose cuenta de los riesgos que representa la caída de sus monedas. El viernes, Brasil volvió a intervenir en los mercados cambiarios para defender el real.
El alza del dólar y el yen tiene efectos distintos en las economías desarrolladas. En Estados Unidos y Japón, es probable que las exportaciones, que se han convertido en uno de los pocos puntos positivos, sufran.
El incremento en las exportaciones ha sostenido la economía estadounidense en los últimos doce meses. Pero un dólar más fuerte encarece los productos que EE.UU. exporta y, por consiguiente, disminuye su atractivo. Eso, junto a la drástica desaceleración de la economía mundial, podría prolongar y profundizar la recesión en EE.UU.
Durante los últimos meses, la Fed interpretó el fortalecimiento del dólar como una fuente de tranquilidad.
Una moneda más fuerte abarataba la importación de bienes y, de este modo, aliviaba las presiones inflacionarias. Eso le dio margen al banco central para reducir las tasas de interés a medida que la crisis de crédito se agravaba en septiembre y octubre. La Fed se reunirá esta semana y la persistente alza del dólar podría llevarla a volver a recortar las tasas de interés. La tasa de referencia se ubica en 1,5% y muchos economistas creen que podría llegar a 1%.
El lado bueno
Tal vez lo más positivo del resurgimiento del dólar es que los inversionistas no han perdido la confianza en la moneda más importante del mundo, lo cual podría haber desestabilizado todo el sistema financiero.
Durante años, algunos economistas han advertido que el dólar podría tambalear, especialmente en medio de una crisis financiera, debido a que los inversionistas extranjeros poseen tantos activos denominados en dólares, como por ejemplo bonos del Tesoro de EE.UU. o deuda emitida por los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac.
Por ahora, el mayor problema para las multinacionales y los exportadores de EE.UU. es la pronunciada disminución en la demanda global. "Las exportaciones de EE.UU. van a caer no porque el dólar sea fuerte, sino porque nadie está comprando nada", opina Mark Farrington, director del departamento cambiario de Principal Global Investors, en Londres.
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